Diagnóstico de la conciencia comunitaria en relación a la salud socioambiental en sitios contaminados frente a entidades educativas. Barrio Felipe Botta, Villa María, Córdoba[1]

Diagnosis of community awareness regarding socio-environmental health in contaminated sites near educational institutions. Felipe Botta neighbourhood, Villa María, Córdoba

Lara Romina Buthet[2], Alesio Forlani[3], Isabel Andrea Iriarte[4], Mariana Belén Ocampo[5]

 

Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-No hay restricciones adicionales 4.0 (CC BY-NC 4.0)

Resumen

En este artículo se presentan los resultados de las experiencias desarrolladas durante la implementación de un proyecto de extensión universitaria avalado y subsidiado por el Instituto de Extensión de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM). Su ejecución estuvo a cargo del Equipo de Salud Socioambiental (EISSA) de la UNVM. Los objetivos buscaban comprender la relación entre ambiente y salud a partir de la percepción de daño asociada a la presencia de un basural ubicado frente a dos instituciones educativas. La principal problemática identificada en la comunidad barrial es la dificultad para imaginar sus espacios naturales limpios y saludables. Desde 2019, la persistencia de basurales en los alrededores ha consolidado una visión “naturalizada” de la contaminación, lo que hace necesario trabajar en la construcción de nuevas representaciones y en la concientización sobre la posibilidad de recuperar un entorno distinto y mejor. En un contexto atravesado por dificultades socioeconómicas – ambientales, donde las desigualdades se vuelven visibles, articular actividades de investigación y extensión permite abordar de manera integral el concepto de Salud. El proyecto se apoya en la metodología de investigación participativa, orientada a la acción y a la transformación social, promoviendo la participación colectiva y la generación conjunta de conocimientos para enfrentar problemáticas comunitarias. En este marco, se desarrolló una serie de encuentros entre vecinos, instituciones barriales y el EISSA. El artículo sintetiza así las experiencias vividas durante la ejecución del proyecto, centrado en la reapropiación de espacios naturales comunitarios en un barrio de la ciudad de Villa María (Córdoba, Argentina).

Palabras clave: Comunidad, Salud Socioambiental, Transferencia territorial, Vulnerabilidad

 

Abstract

This article presents the results of experiences gained during the implementation of a university outreach project endorsed and subsidized by the Outreach Institute of the National University of Villa María (UNVM). The project was carried out by the UNVM's Socio-Environmental Health Team (EISSA). The objectives were to understand the relationship between the environment and health based on the perception of damage associated with the presence of a rubbish dump located in front of two educational institutions. The main problem identified in the neighborhood community is the difficulty in imagining their natural spaces as clean and healthy. Since 2019, the persistence of rubbish dumps in the surrounding area has consolidated a “naturalised” view of pollution, making it necessary to work on constructing new representations and raising awareness about the possibility of recovering a different and better environment. In a context marked by socio-economic and environmental difficulties, where inequalities become visible, coordinating research and outreach activities allows for a comprehensive approach to the concept of health. The project is based on participatory research methodology, oriented towards action and social transformation, promoting collective participation and the joint generation of knowledge to address community issues. Within this framework, a series of meetings was held between residents, neighborhood institutions and EISSA. The article summarizes the experiences gained during the implementation of the project, which focused on the reappropriation of natural community spaces in a neighborhood of the city of Villa María (Córdoba, Argentina).

Keywords: Community, Socio-environmental health, Territorial transfer, Vulnerability

 

Introducción

El presente artículo, basado en las experiencias de un proyecto que se llevó a cabo en la ciudad de Villa María, provincia de Córdoba, Argentina, aspira a dar cuenta y transferir datos fehacientes, previamente obtenidos con la Beca de estímulo a la investigación en Salud Ambiental 2023-2024 de la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (SIBSA), con el fin de promover la articulación entre distintas instituciones (municipalidad, jardines y universidad) y los barrios, proponiendo la implementación de políticas públicas de trabajo y ambientales. Se propuso la construcción en conjunto con el fin de promover la articulación entre instituciones y barrios para fomentar políticas públicas de trabajo en el contexto de «Un solo Mundo, una sola Salud» (OMS,2023). En el Barrio Felipe N. Botta se viven distintos tipos de situaciones a diario: una de ellas es la acción de personas provenientes de otros sectores de la localidad que arrojan basura, le prenden fuego y luego esto provoca la generación de gases tóxicos para los y las vecinas, incluidas las infancias, grupo que se incluye entre los de extrema vulnerabilidad. El reciclaje de basura electrónica en Latinoamérica es una fuente de trabajo para millones de personas en países en desarrollo y al mismo tiempo, los métodos precarios de trabajo que utilizan son una de las principales fuentes de exposición a sustancias peligrosas de los RAEE (Diaz Barriga, OMS). Esto lleva a hechos de inseguridad como robos de cables para extraer metales y comercializarlos (como lo que sucede con el caso del cobre, por ejemplo), desarmadero de vehículos y compra y venta de drogas, hacen que la comunidad barrial se encuentre en un contexto complejo, que no requiere de soluciones individuales, sino de una intervención interinstitucional y transdisciplinaria con el fin de reapropiar el territorio para comenzar a defenderlo. Desde el equipo de trabajo, se buscó generar la acción social participativa basada en la construcción de un nuevo concepto de cuidado, que toma a la ciencia como una herramienta fundamental para reconocer la importancia que tiene la generación de conciencia social, desde el enfoque de justicia ocupacional (Townsend y Whiteford, 2007). Se entiende como la promoción de un cambio social económico para incrementar la conciencia individual, comunitaria y política, los recursos y la igualdad de oportunidades para el desarrollo de ocupaciones que permitan a las personas alcanzar su potencial y experimentar bienestar (Equipo de trabajo. 2023). Se propusieron herramientas y metodologías que promovieron una alfabetización socioambiental crítica, siendo las comunidades las que producen saberes para la construcción de un nuevo futuro, a partir de sus realidades concretas.

 

Marco teórico

En América Latina y El Caribe, comienza a consolidarse una conciencia sobre la naturaleza como una herencia gratuita que debe ser protegida. Se la reconoce como un espacio esencial para la convivencia humana y como una responsabilidad que requiere una gestión ética y cuidadosa, orientada al bien común (Besana, Grinberg y Gutiérrez, 2015). El cuidado fundamenta una ética de relación respetuosa entre personas de diferentes providencias y estatus social y el medio que las rodea. El resultado final es la aparición de un nuevo tipo de sociedad, integrada con el ambiente, con una producción limpia y dentro de las limitaciones del ecosistema y con una profunda solidaridad (Boff, 2017). Sin embargo, 1600 científicos procedentes de 60 países y reunidos en la Cumbre de la Tierra, en Río de Janeiro en 1992 mencionaban que los seres humanos y el mundo actual siguen una trayectoria de colisión. Las actividades humanas menoscaban violentamente, a veces de manera irreversible el medio y los recursos vitales (Boff, 2017).

Sumado a lo expresado, existe un contexto de creciente medicalización en el abordaje de los problemas de la salud ambiental. Es por ello que se torna indispensable volver, por un lado, sobre el análisis de aquellos determinantes ambientales que hacen a la buena o mala salud, operando, ya sea como amenazas o como vulnerabilidades; y, por el otro, al estudio de los instrumentos de medición del riesgo socio - sanitario ambiental y las herramientas para mejorar la resiliencia de las comunidades o mitigar llegado el caso de que se esté enfrentando a una problemática situada. Se recurre al concepto de vulnerabilidad, el cual establece a la misma como “la propensión de individuos, subpoblaciones específicas u otros grupos (comunidades) de personas o sistemas ecológicos a sufrir daños frente a factores de presión y perturbaciones externos” (García, 2019, p. 1). En concordancia con lo mencionado Wilches-Chaux (1993) amplía los conceptos tradicionales y percibe a la vulnerabilidad como un sistema dinámico que surge como consecuencia de la interacción de diversos factores, cuya interacción tiene como resultado la incapacidad de la comunidad para responder de manera adecuada ante un riesgo determinado. El autor la refiere como «vulnerabilidad global». Así, el mencionado concepto está compuesto por factores físicos, económicos, naturales, sociales, políticos, técnicos, ideológicos, culturales, educativos, ecológicos, ambientales e institucional (Wilches-Chaux, 1993). El riesgo es una medida de la vulnerabilidad (de la exposición) a un posible peligro. Si bien las evaluaciones ambientales tienden a concentrarse en peligros individuales, las de riesgo tienen en cuenta tanto el peligro como la exposición y pueden ser aplicadas a agentes o acontecimientos individuales, acumulativos y/o sinérgicos. Diversos estudios incluyen el análisis de contaminantes presentes en el aire, los alimentos o el agua (Organización Mundial de la Salud, 2021).  En este sentido, el informe del Fondo Monetario Internacional del año 2023 (FMI, 2023), reconoció que, aunque los casos de exposición y los efectos de sustancias tóxicas en los países en desarrollo estaban muy dispersos y su estudio no era sistemático, existían vínculos cercanos entre la pobreza, la exposición a las sustancias tóxicas y el desarrollo. En particular, se referían a las condiciones de vida y del ambiente inmediato, pues muchos ciudadanos y ciudadanas realizan la quema de combustibles fósiles en espacios cerrados y/o viven en la periferia o dentro de áreas industriales y/o rellenos sanitarios, con fuentes de agua contaminadas, vertederos de basura o lugares de quemas al aire libre. Este hábitat combinado con condiciones de malnutrición, exclusión social, desconocimiento de los peligros potenciales de las sustancias químicas, abuso del uso de agroquímicos y la mayor exposición de niños trabajadores, perpetuaba los daños de los desechos en las poblaciones vulnerables (Organización Panamericana de la Salud, 2010). Si bien los niños y las niñas de todos los rincones del mundo están expuestos a los contaminantes y por lo tanto el factor de riesgo aumenta, aquellos de los países de ingresos bajos y medianos están experimentando una carga desproporcionada. Las infancias de muchos de estos países siguen enfrentando altos niveles de morbilidad y mortalidad debido a amenazas ambientales “tradicionales”, además de peligros ambientales emergentes. Así, anticipándonos a problemas que observamos en otros países e incluso en el nuestro, es que tomamos la decisión de trabajar sobre la erradicación de los basurales frente a establecimientos educativos (Gorman & Drisse, 2024) y la toma de conciencia sobre sanidad ambiental dentro de la comunidad.

Imagen 1: Basural en las inmediaciones de instituciones educativas

Fuente: fotografía propia

 

Trabajo extensionista

Todo trabajo extensionista se desarrolla en un contexto con características particulares de determinada población urbana, en este caso, el barrio Felipe Botta de la ciudad de Villa María. Entre estas particularidades se pueden señalar la vulnerabilidad, la pobreza y las condiciones socioeconómicas desfavorables, las drogas, la violencia. Sumado a ello, las características y problemas medioambientales a los que se exponen los ciudadanos en una determinada localidad son diferenciales (London, 2018). Debido a la mencionada situación, resulta pertinente explicitar la perspectiva desde la cual se hace referencia a la salud como categoría conceptual.

Continuando con lo planteado anteriormente, en un contexto de dificultades socio-económicas y socio-ambientales, donde las desigualdades son cada vez más notorias, articular actividades de investigación y extensión con la comunidad permite abordar de forma integral el concepto de salud, desde una perspectiva inclusiva, de género y transdisciplinar, que ya ha comenzado a asociarse con medidas de mitigación, resiliencia y adaptación para contribuir a la promoción de las capacidades humanas de la población, con la finalidad de mejorar la calidad de vida a través del impacto de sus acciones (Breilh, 2013). Se sostiene que, además, la investigación y extensión universitarias, pilares fundamentales de la universidad pública, deben servir como insumo transformador a las sociedades de las cuales el conocimiento fue obtenido (Reyes Benavides, 2018). Estos saberes dejan de ser una construcción solo de la academia para pasar a ser populares, es decir, a pertenecer a la sociedad en su conjunto, siendo generados entre los vecinos y vecinas del barrio, las instituciones y la universidad para, de esta manera, recaer en la construcción con la sociedad, de un conocimiento conjunto que pueda contribuir con la transformación de sus condiciones de vida.

A partir de lo desarrollado, el proyecto aspira a tomar datos fehacientes con el fin de promover la articulación entre instituciones jardines de infantes, jardines maternales y centros vecinales y el barrio Felipe Botta, en la ciudad de Villa María, para fomentar políticas públicas de trabajo en el contexto de «un solo mundo, una sola salud» (OMS,2023).

 

Vinculación interinstitucional e intersectorial

Para la puesta en funcionamiento del proyecto extensionista, se presentaron vinculaciones interinstitucionales, ya que el trabajo se lleva a cabo integrando establecimientos de jurisdicción municipal, como el jardín maternal (para infancias desde los 45 días de vida hasta los dos años), jardín de infantes (donde concurren niños y niñas de tres a cinco años), el Instituto Libre del Ambiente (ILA), el cual es un centro de educación no formal interdisciplinario dedicado a generar, desarrollar y poner en acción programas de concientización, sensibilización y capacitación socioambientales dependiente de la Municipalidad de Villa María. Asimismo, el proyecto se articula con la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (SIBSA), mediante el Equipo de trabajo de la UNVM. Las mencionadas colaboraciones permiten llevar a cabo las tareas desde un enfoque integral, donde el bienestar de las y los ciudadanos es considerado al mismo tiempo que los derechos de la naturaleza y de los distintos ecosistemas. En tal sentido, los aportes de Mendoza Pérez et al (2020) sobre el concepto de «Salud Total» resultan fundamentales. Esta es definida como una estrategia de trabajo transdisciplinario para la atención integral de los seres vivos, a través de la introducción de condiciones propicias para la salud en ecosistemas vulnerados, bajo el contexto de la observancia sincrónica de los derechos humanos y de los derechos de la Naturaleza.

 

Desigualdades sociales en salud ambiental

La desigualdad en materia de salud socioambiental generalmente se define como una disparidad que es evitable, innecesaria e injusta. Una definición más específica, aportada por Braveman (2006), destaca los problemas de justicia social y las áreas en las que las políticas públicas podrían producir un cambio:

(...) es una diferencia en la cual grupos sociales desfavorecidos (como los pobres, las minorías raciales y étnicas, las mujeres u otros grupos que en forma persistente han sufrido desventajas o discriminación social) sistemáticamente tienen una peor salud o están expuestos a mayores riesgos para su bienestar que los grupos más favorecidos (Braveman, 2006, p. 168).

Por ejemplo, en un escenario de contaminación de suelo por plomo, las infancias están más expuestas que el adulto, no solamente porque ingieren mayor cantidad de partículas de suelo, sino también porque el organismo infantil absorbe hasta cinco veces más plomo que el del adulto. De allí la aseveración de que el niño no es un adulto pequeño, y al no serlo, es lógico concluir que las normativas ambientales que protegen al adulto no siempre protegen al niño (Organización Panamericana de la Salud, 2010). La adolescencia es crítica en cuanto al riesgo de sufrir accidentes, pero también, de verse afectada por algunas enfermedades de distinto tipo, como las infecciosas (por ejemplo, las infecciones de transmisión sexual), o bien las respiratorias.

El hilo conductor del valor de la vida en todas sus formas es la salud, preservarla en todos los seres evitaría la aparición de víctimas ambientales humanas y no humanas (Mendoza-Pérez, et al., 2020). Es importante reflexionar sobre el hecho de que el ser humano no vive aislado en un vacío ecológico y social, y que las manifestaciones de salud y enfermedad están conectadas con procesos socioambientales. Según Krieger (2005) y su concepto de "embodiment", los procesos sociales y ambientales dejan huellas en los cuerpos, ya sean visibles o invisibles, temporales o permanentes, inmediatas o latentes (Quizhpe, 2024).

Por otra parte, a través de la influencia política de los sectores antes mencionados, el mal uso del poder distorsiona las políticas públicas y debilita las instituciones (Tamayo et al, 2023). En el contexto al que se viene aludiendo, la brecha de desigualdad se ha impulsado por factores más allá de los económicos; es decir, aspectos raciales, de género y culturales forman parte de una realidad que se transforma, lo cual ha dejado en estado de vulnerabilidad a quienes, históricamente, han sido dominados por otras potencias y que hoy dependen de estas (Cienfuegos Terrón, 2023).

Es claro que el riesgo en salud ambiental (RSA) es una compleja fórmula que resume los modos en que influyen en la salud de una comunidad las circunstancias ambientales, sociales y culturales, modificando su exposición a contaminantes ambientales y la vulnerabilidad, condicionada por sus capacidades y recursos, la capacidad de respuesta y de recuperación (para mitigar y enfrentar), el acceso a la atención médica, el conocimiento científico disponible (transferencia y comunicación), la calidad de la educación, la seguridad en los lugares de trabajo, el acceso a oportunidades sociales y económicas, los mecanismos de adaptación, la participación comunitaria, el involucramiento gubernamental y otros apoyos institucionales disponibles (García, 2019).

 

Objetivos

El objetivo general del trabajo busca diagnosticar y construir una conciencia comunitaria entre entidades gubernamentales, universitarias y barriales ante los problemas socioambientales y de contaminación presentes en torno a las infancias. Los objetivos específicos establecen: a) realizar encuentros dirigidos a la comunidad barrial, con el fin de mapear las problemáticas, concientizar y formar jornadas de trabajo para el cuidado del ambiente y la salud, b) impulsar la participación social, la intervención territorial y la acción colectiva, c) reflexionar sobre las prácticas cotidianas: individuales y colectivas, y por último realizar reuniones de intercambio de resultados parciales entre las instituciones.

 

Materiales y Métodos

El barrio Felipe Botta se encuentra en el extremo norte de la ciudad de Villa María, en la provincia de Córdoba. Afianzado como un barrio popular, está limitado por las calles Intendente Poretti, la Ruta Nacional N° 158, la Autopista Rosario - Córdoba y la prolongación del Boulevard Vélez Sarsfield. Coexisten en sus límites depósitos clandestinos de residuos e instituciones barriales y educativas (ver figura N°1). El mismo, enfrenta una grave problemática ambiental, social y de seguridad en torno a un antiguo punto limpio, convertido en foco de acumulación de residuos de diversa índole. Los vecinos y vecinas del barrio comentan sobre la aparición de alacranes, roedores y vectores que transmiten enfermedades infecciosas. Además, la aparición de residuos patógenos y el hallazgo de animales muertos en las cercanías de jardines de infantes y maternales agravan aún más la situación, poniendo en riesgo la salud de la comunidad, especialmente la de los niños y niñas, un grupo como ya se mencionó en varias oportunidades, particularmente vulnerable.

La metodología, adquiere un enfoque cualitativo, etnográfico y participativo, centrado en la co-construcción de conocimientos con los actores involucrados. Esta elección responde a la necesidad de comprender en profundidad las dinámicas territoriales, sociales y ambientales del barrio Felipe Botta, desde las voces y experiencias de sus propios habitantes. La perspectiva etnográfica permitió un vínculo sostenido en el territorio y una aproximación sensible a los significados construidos colectivamente en torno a los espacios intervenidos. A su vez, la metodología participativa facilitó procesos de diálogo horizontal entre el equipo de trabajo y la comunidad, promoviendo el involucramiento activo de sus integrantes en cada etapa del proyecto. Esta co-construcción de saberes no sólo aportó legitimidad a las acciones propuestas, sino que fortaleció el sentido de apropiación colectiva sobre los espacios comunes, base fundamental para una transformación social con justicia ambiental.

El complejo panorama demanda una intervención integral e interinstitucional que supere las respuestas individuales y aisladas. Resulta imprescindible un abordaje transdisciplinario orientado a la recuperación y apropiación colectiva del territorio y de los espacios comunes. En este marco, es relevante señalar que el ex basural se encuentra emplazado en un terreno de propiedad privada, lo que limita su reapropiación en un sentido jurídico estricto. No obstante, con el consentimiento de la propietaria, se abre la posibilidad de avanzar en su recuperación simbólica y material como un espacio limpio y cuidado, mediante la instalación de señales que adviertan sobre los riesgos socioambientales vinculados al arrojo de residuos. Esta iniciativa puede ser entendida como un primer paso en la defensa del territorio y en la promoción de un entorno saludable y seguro para las y los habitantes del barrio.

Asimismo, es pertinente reflexionar acerca de cómo las distintas formas de conceptualizar el espacio pueden operar como mecanismos de dominación o, en contrapartida, habilitar procesos de emancipación. En esta línea, se enfatiza la relación entre las comunidades y sus territorios, donde se configuran formas específicas de re-existencia (Porto-Gonçalves, 2017). Tal como sostiene este autor, una sociedad que organiza sus relaciones sociales sobre la base de sistemas de exclusión —como el racismo, el patriarcado o la xenofobia— inevitablemente produce una geografía desigual, en la que los lugares y espacios se hallan marcados por dichas distinciones estructurales. Así, el espacio se convierte en un dispositivo que no sólo refleja, sino que también reproduce materialmente las desigualdades sociales. Por ello, el proyecto se desarrolla mediante el enfoque de investigación participativa, la cual puede definirse como un método de estudio y acción que va al paso con una filosofía altruista de la vida para obtener resultados útiles y confiables en el mejoramiento de situaciones colectivas, sobre todo para las clases populares (Ferrero et al., 2019). En tal sentido, se propone este abordaje junto a las comunidades en donde se toma la investigación participativa como fuente de esta práctica:

(...) se intenta en este tipo de investigación transformar el tradicional objeto de investigación en sujeto de un proceso reflexivo propio, generando un estilo de trabajo que permita una participación real, en la investigación de todas las personas envueltas(...) se intenta también, en este nuevo estilo, redefinir el papel del investigador superando las limitaciones de sus características tradicionales. (...) Se cree que el investigador no deba trabajar de fuera o de arriba sobre la comunidad - objeto de estudio, sino que también hace parte de su función generar las condiciones necesarias para un gradual compromiso y real responsabilidad de todos en la investigación (Sirvent, en Ferraro y Sánchez. 2022, p. 13). 

Este enfoque comprometido con la acción y transformación social busca empoderar a las comunidades, promover la participación y generar conocimiento de manera colectiva para abordar problemas sociales y construir un mundo más justo y equitativo. Pues como nos plantea Fals Borda (1994) los investigadores deben trabajar en colaboración con las comunidades para identificar problemas, generar conocimiento y desarrollar soluciones. La cuestión de la basura y la degradación del ambiente son temas que no quedan puertas afuera de la escuela, sino que, por el contrario, atraviesan permanentemente las prácticas escolares constituyéndose ejes de clases o proyectos. Un ejemplo de ellos es la puesta en marcha de una huerta en el patio interior, enfrente al patio, donde abundan escombros, restos de comida y materiales desechados, es motivo de dudas con respecto a la calidad de la tierra.

Figura N°2: Ubicación del barrio Felipe Botta

Fuente: Elaboración propia mediante Google Earth

Los métodos de trabajo para comenzar el diagnóstico y posterior reapropiación de los espacios comunes del barrio se adaptaron a las necesidades de la comunidad barrial, mediante un abordaje participativo de acción-reflexión-acción. Es importante destacar que, para escuchar y poner en juego las voces del territorio y sumarlas a las que se generen en los encuentros, se parte de la propuesta pedagógica de Paulo Freire de aprender desde la pregunta (Freire, 2013). Los espacios físicos donde se genera este intercambio también suman su historia en el territorio, pues el mismo es socialmente construido, nos pensamos en relación con el espacio en el que estamos insertos: ¿Quiénes somos las y los que habitamos estos espacios? ¿Cuál es nuestra historia? ¿Cuáles son nuestras preguntas?

Mediante las estrategias metodológicas mencionadas anteriormente, en agosto del 2024, se inició con una serie de encuentros entre la comunidad barrial y sus instituciones, junto al EI equipo de trabajo. El primero de ellos se concretó a la par de un Canje Saludable realizado por el ILA y la Municipalidad de la ciudad (ver figura N° 3). Allí, utilizando elementos gráficos y participativos, se comenzó a indagar acerca de las percepciones de la comunidad respecto a su ambiente, su relación con el entorno y la naturaleza y sus impresiones respecto al cuidado de su salud en concordancia con el cuidado ambiental. Estas percepciones fueron registradas de manera escrita a partir de la escucha de los comentarios que nos fueron dejando las y los vecinos de acuerdo a la imagen (figura N.º5) y frase «una sola salud, un solo mundo». Se les preguntó cómo se relaciona el ambiente (mundo) con nuestra salud, como así también, se les propuso dejar una opinión y/o consejo sobre cómo ven al barrio y propuestas para mejorarlo. Con ello, se buscó visibilizar la relación entre lo que sucede en el afuera (entorno, naturaleza, microbasural) y lo que sucede en el interior (cuerpo). De esta manera, se realizó un diagnóstico de la situación, reuniendo saberes de la sociedad habitante y científica, al tiempo que con la educación ambiental y la participación vecinos, se buscó generar una identidad barrial de resiliencia socio ambiental, sustentada en el cuidado del entorno y de la salud, ya que, como dice Francisco (2020), de la misma manera en que el ser humano debe cuidar la casa común, debe preocuparse por su congénere, sobre todo si se trata de un hermano vulnerable. (ver figura N° 5).

Figura N°3: Primer encuentro con la comunidad del barrio F. Botta

Fuente: Fotografía propia

 

Figura Nº 4 y Figura N°5: actividad junto a las y los ciudadanos

Fuente: Fotografía propia

El segundo encuentro fue concebido a partir de una actividad de dispersión para las y los ciudadanos, mediante el denominado «Bingo Ambiental», el cual se llevó a cabo en las instalaciones del jardín maternal del barrio, con la participación de unos veinte vecinos aproximadamente. La elección de la temática para el encuentro se debe a la necesidad de articular actividades en las que la comunidad se encuentre cómoda, en sintonía con sus intereses. Sumado a ello, las autoridades responsables del Municercerca N° 3 (la municipalidad de Villa María está descentralizada en municercas, los cuales tienen como propósito acercar la gestión municipal a los barrios) manifestaron que, siempre que se ha convocado a un bingo, la comunidad acude de buena manera.

La metodología de intervención consistió en la dinámica típica de todo bingo: sorteo de números para completar cartones. El elemento diferenciador del «Bingo Ambiental» fueron los premios otorgados a los participantes, puesto que el objetivo del proyecto, como se mencionó anteriormente, es generar condiciones superadoras de salud ambiental. En este sentido, se regalaron a los ganadores plantas de diversas especies, bolsones con alimentos saludables, sumado a utensilios y objetos para el cuidado de la higiene personal, entre otros. Los mencionados premios fueron pensados desde el concepto de autocuidado, ya que a la vez que se cuida el entorno, las personas se cuidan a sí mismas.

Se efectuaron dos momentos de juego, pero entre medio, en una pausa se propuso una actividad de participación de las y los vecinos por medio de la presentación de imágenes sugerentes (caminos limpios, pájaros, árboles etc.), para que los participantes pudieran expresar qué les transmitían las ilustraciones. Las respuestas recogidas constituyen un valioso aporte para el proyecto, para evaluar futuras intervenciones como así también para obtener impresiones de cómo la comunidad valora su entorno y su propia vida.

 

Resultados

A continuación, se destacan algunos datos. Se trata de palabras que se desprenden de la proyección de imágenes y que materializan, de maneras poco convencionales, la mirada que tienen los vecinos sobre el barrio, sobre lo que ven y sienten. Las mismas son: soledad, tranquilidad, libertad, búsqueda de felicidad, descanso, paseo, naturaleza, campo y camino.

Con relación a la información obtenida en ambos encuentros (eco canje y bingo), se mapearon problemáticas socioambientales. Principalmente surgieron: 1. Disposición inadecuada de residuos frente al jardín y sus alrededores. 2. El punto que se utilizaba como lugar de desecho de poda de árboles y elementos de construcción del barrio, se constituye como sitio de ocultamiento de materiales y objetos robados, residuos peligrosos y en algunos casos patógenos. 3. Hechos de violencia hacia las docentes y familiares del alumnado. 4. Infancias con patología de diversas características. 5. Dengue, pastizales, animales ponzoñosos.

Uno de los aspectos centrales de los encuentros radicó en evitar establecer una relación unilateral entre quienes participan, en la que una de las partes detente el saber y lo «transfiera» a otras personas concebidas únicamente como receptoras pasivas. Por el contrario, se promovió una lógica de trabajo colaborativo, que implica aprender a interactuar con grupos caracterizados por diversas trayectorias socioeconómicas y culturales (Gezmet, 2014, citado en Buthet, 2023). En este marco, la problematización se construye conjuntamente con los sujetos involucrados, a través de distintas actividades de extensión que incluyen la recolección de datos observacionales, registros etnográficos y documentación fotográfica realizada por una especialista.

Finalmente, los resultados se pueden resumir en que, si bien las convocatorias para los trabajos comunitarios no fueron con muchos asistentes, quienes fueron participaron activamente en las propuestas. Se mostraban contentos y contentas en los encuentros, recibiendo con alegría los premios y compartiendo en comunidad meriendas y momentos. Entendían la importancia de re-pensar la salud en relación con el entorno donde habitan.

 

Discusión

La lógica urbanizadora que Foucault (1999) encontraba como rectora en la creación y disposición de la ciudad decimonónica, basada en la idea de la salubridad del medio ambiente, con especial control de la calidad del agua y del aire, es decir, el eje articulador de la “limpieza” del espacio urbano, está completamente ausente en estos barrios.

Las escuelas permitieron desarrollar diversas líneas de trabajo: llevar a cabo charlas con las infancias sobre el cuidado de la salud y del ambiente; relevar datos técnicos para medir la calidad del aire y de los suelos en sus instalaciones; y utilizar sus espacios como sede de reuniones con la comunidad barrial. Estas instituciones educativas se encuentran inmersas en una compleja trama territorial y deben enfrentarse a una serie de problemáticas que exceden ampliamente su función pedagógica. En muchos casos, se ven interpeladas por un entramado socio-territorial que las obliga a operar como instituciones «todo terreno». Es, en este contexto, donde emerge lo vital de la lucha cotidiana por sobrevivir, por crear y recrearse, por modificar el espacio que se habita de manera de hacerlo menos agresivo, y que se superpone con el deseo de hacer escuela. Esto es, una tensión que no parece resolverse, y que en las lógicas que asume la biopolítica todo recae en la mera voluntad de los protagonistas. Sea cual fuere nuestra voluntad y nuestra conciencia, una vez comenzada la investigación y extensión, la inmersión es total. Nuestros interlocutores nos confieren un lugar en su mundo; y es a partir de este posicionamiento impuesto que nosotros construimos nuestra perspectiva (Dafunchio y Grinberg, 2013). Uno de los desafíos más importantes en el trabajo de extensión es intentar establecer un vínculo sólido con la comunidad que parte involucrándose con las entidades educativas, que el equipo sea aceptado y se fomente una comunicación fluida entre todas las agentes involucradas. Esta comunicación debe basarse en la escucha activa, que permita que los vecinos expresen y compartan sus experiencias sin sentirse juzgados.

Tal como plantea Chul-Han, no son las regresiones, sino las progresiones las que franquean el acceso a aquello de lo que todavía no somos conscientes, a lo venidero, a lo nonato, a lo que ahora es una preñez de corazonadas y presentimientos (Chul-Han, 2024). Precisamente, la dificultad de la comunidad barrial para poder imaginar sus espacios naturales limpios y sanos está en estrecha relación con esta cita. Desde el año 2019, la existencia de basurales en los alrededores ha propiciado que esto se convierta en una visión «natural» para infantes y jóvenes, esta afirmación se evidencia mediante los registros tomados en los diferentes encuentros con las infancias que compartían que era normal para ellos ver los árboles llenos de bolsas colgadas y la basura esparcida por el terreno. Si bien las instalaciones de las instituciones educativas se encuentran en muy buen estado, limpias, sin basura en su interior y las infancias bien cuidadas por parte del personal docente, el entorno barrial es muy diferente. Ambos jardines tienen tanto los patios como las ventanas con vistas al basural que se encuentra cruzando la calle. Al trabajar con imágenes de la naturaleza «limpia», esto les resultaba atractivo. Por lo tanto, se torna necesario trabajar desde la concepción y concientización acerca de que puede existir un nuevo y mejor lugar para poder crecer y desarrollarse como personas y como comunidad unida con su ambiente.

Es fundamental transmitir, como plantea Fals Borda (1994), que los saberes populares (entendidos como las interpretaciones que la comunidad hace de su propia realidad) tienen valor y validez. Los mismos han logrado validarse a través de los encuentros realizados, como el «Bingo Ambiental”, donde las y los vecinos dieron cuenta de su visión del barrio y lograron expresar lo que desean para el mismo. Partir de esta base es esencial para construir un puente entre la ciencia, la cultura y las estructuras de poder. Solo así sería factible responder a la pregunta de para quién es el conocimiento científico y a quiénes beneficia, siempre que se tengan presentes las necesidades de las mayorías (como en este caso, la comunidad del barrio Felipe Botta), que a menudo son víctimas del avance de un progreso capitalista desequilibrado.

 

Conclusiones

La realidad demanda y exhorta a seguir formándose, a ampliar las redes de alianza, comunión y vinculación, a generar debates continuos y a unirse con los sujetos que acompañan para llegar a más infancias y juventudes, a más voces y más sueños. A través del trabajo extensionista se han presentado campos emergentes que han surgido precisamente en la búsqueda de herramientas que permitan una mejor promoción de la salud para los grupos vulnerables de determinadas sociedades (Organización Panamericana de la Salud, 2010). A partir de distintos encuentros, sumado a las inquietudes de las diferentes instituciones del barrio Felipe Botta, se han iniciado a través del equipo de trabajo proyectos de investigación y extensión vinculantes junto a la participación municipal para erradicar basurales clandestinos en barrios populares con la finalidad de evitar en la ciudad el denominado racismo ambiental, por el que se entiende que tanto la etnia como la pobreza constituyen variables significativas con la presencia de industrias o basurales extremadamente contaminantes.

En concordancia con lo expresado anteriormente, es imperioso ofrecer información oportuna a los y las actores claves para el control y evaluación de situaciones de riesgo socio ambiental, con el fin de orientar la toma de decisiones. Conjuntamente, debe priorizarse la inversión en programas y proyectos incluidos en los planes de ordenamiento territorial, de desarrollo municipal y en los planes de acción ambiental local.

Es en este sentido en que se propone la esperanza como recurso fundamental para la acción. De este modo se constituye como un imperativo existencial e histórico. Así, Freire propone una lectura crítica del mundo, que no genera desesperanza, sino que permite ver las resistencias, las formas de salir adelante, las posibilidades permanentes que tenemos los seres humanos de reconstruir nuestra vida, buscando de esta forma una transformación social (Freire, 1992). Según Sáenz de Ugarte (2015), la esperanza nos permite observar, comprender y aceptar la realidad para que una vida de calidad fluya con mayor libertad. De este modo, las propuestas como comunidad contribuyen a la reconstrucción y fortalecimiento de una vida más saludable, incrementando el sentido de pertenencia y la alegría a pesar de las grandes dificultades de la vida. En la desesperanza, en la tristeza más amarga se renueva el SÍ para cambiar los rumbos. En esta espera, que a veces parece interminable, deben entrelazarse fuerzas para construir otro mañana que nos aloje. Es así que, con las actividades realizadas, no solo se logró una mayor comunicación entre los integrantes del barrio, sino que el equipo pudo conocer la opinión de los vecinos y vecinas en materia de salud socioambiental. Algunos de esos comentarios apuntaban directamente a una relación directa entre su salud y la sanidad ambiental. Al dejar de existir el basural en su barrio, se genera una visión de limpieza que se puede asociar a mejorar la sanidad barrial.

Finalmente, es preciso sentenciar que la crisis se origina en la acción humana, ello significa que la misma se fundamenta en valores sociales producidos por un modelo de sociedad. El mismo se basa en la lógica moderna de industrialización, de predominio de la razón por encima de todo, de un sistema económico capitalista. Entonces, si el problema se origina en la acción humana y en ciertos valores sociales, la solución también pasa por la acción humana y la construcción y rescate de otros valores. Si es presentada una propuesta puramente racional, debe ser construida una perspectiva que involucra emociones y afectos. Si se presenta una visión dualista del mundo, debe proyectarse un mundo plural y diverso, cimentado bajo una ética de amor y de no destrucción (Sampaio, 2025).

 

Agradecimientos

Desde el equipo de trabajo, se agradece la gran colaboración por parte de las autoridades de los establecimientos educativos, el trabajo en conjunto con diferentes áreas de la Municipalidad de Villa María y al Instituto de Extensión de la Universidad de Villa María junto al Centro de Investigación y Transferencia del Instituto Pedagógico de Ciencias Humanas, no solo por su aporte económico, sino también por su apoyo moral.

 

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[1] Fecha de recepción: 01/08/2025. Fecha de aceptación: 29/09/2025

Identificador persistente ARK: https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25250841/r0dkhfham

[2] Bioquímica por la Universidad Nacional de Córdoba, Doctora en Tecnología mención Toxicología por la Universidad Nacional de San Martín. Docente e Investigadora del Centro de Investigaciones y Transferencias Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Humanas Universidad Nacional de Villa María.

Villa María, Argentina.

https://orcid.org/0000-0002-5010-468X

lbuthet@unvm.edu.ar

[3] Licenciado en Ambiente y Energías Renovables, Universidad Nacional de Villa María. Becario Doctoral CIT CONICET.

Licenciado en Ambiente y Energías Renovables (Universidad Nacional de Villa María). Becario Doctoral CIT CONICET.

Villa María, Argentina.

https://orcid.org/0009-0001-9195-4744

alesioforlani10@gmail.com

[4] Licenciada en sociología por la Universidad Nacional de Villa María.

Villa María, Argentina.

https://orcid.org/0000-0002-8087-1222

iriarteandru@gmail.com

[5] Doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad Nacional de Cuyo. Docente e Investigadora del Centro de Investigaciones y Transferencias Instituto Académico Pedagógico de Ciencias Humanas Universidad Nacional de Villa María.

Villa María, Argentina.

https://orcid.org/0009-0000-8622-7545

mocampo@unvm.edu.ar