Un héroe para la nación (sin Estado). Sobre lo popular, la tradición y el lenguaje en el relato libertario[1]

A hero for the nation (without a State). On the popular, tradition and language in the libertarian narrative

Pablo Daniel Sánchez Ceci[2]

 

Esta obra está bajo una licencia internacional Creative Commons Atribución-NoComercial-No hay restricciones adicionales 4.0 (CC BY-NC 4.0)

Resumen

Este artículo analiza la novedad del discurso libertario argentino a través de sus estructuras narrativas, aplicando la semiótica narrativa estructuralista de Greimas. Se argumenta que la singularidad de esta formación discursiva radica en su capacidad para construir relatos heroicos que articulan elementos tradicionalmente contradictorios del espectro conservador. El análisis identifica tres ejes fundamentales: primero, el saber económico como competencia heroica central, donde la "escena de lectura" de textos libertarios opera como prueba cualificante del héroe; segundo, una relación paradójica con lo popular mediante un contrato pedagógico que simultáneamente heroiza e infantiliza al pueblo; tercero, la construcción de una tradición política que vincula a Milei con Sarmiento y Menem como precursores. El corpus incluye discursos presidenciales pronunciados entre 2024-2025 en contextos rituales y conmemorativos. Los resultados muestran que el héroe libertario se constituye mediante una revelación epistemológica antes que por experiencia militante, legitimándose a través del saber técnico-científico. Esta arquitectura narrativa resuelve la tensión entre ser anti-político y aspirar a la hegemonía estatal, entre tecnocracia y liderazgo popular. El discurso libertario configura así un modelo heroico híbrido que rechaza el sacrificio físico por la nación pero abraza el sacrificio simbólico de descender al campo político corrupto para transformarlo.

Palabras clave: discurso libertario, semiótica narrativa, héroe político, Javier Milei, Argentina

 

 

 

Abstract

This article analyzes the novelty of Argentine libertarian discourse through its narrative structures, applying Greimas's structuralist narrative semiotics. It argues that the singularity of this discursive formation lies in its capacity to construct heroic narratives that articulate traditionally contradictory elements of the conservative spectrum. The analysis identifies three fundamental axes: first, economic knowledge as the central heroic competence, where the "reading scene" of libertarian texts operates as the hero's qualifying test; second, a paradoxical relationship with the popular through a pedagogical contract that simultaneously heroizes and infantilizes the people; third, the construction of a political tradition linking Milei with Sarmiento and Menem as precursors. The corpus includes presidential speeches delivered between 2024-2025 in ritual and commemorative contexts. Results show that the libertarian hero is constituted through epistemological revelation rather than militant experience, legitimizing himself through technical-scientific knowledge. This narrative architecture resolves the tension between being anti-political and aspiring to state hegemony, between technocracy and popular leadership. Libertarian discourse thus configures a hybrid heroic model that rejects physical sacrifice for the nation but embraces the symbolic sacrifice of descending into the corrupt political field to transform it.

Keywords: libertarian discourse, narrative semiotics, political hero, Javier Milei, Argentina

 

Introducción

Quisiera seguir aquí una intuición: la ruptura, es decir la novedad y el estilo singular, del discurso libertario radica fundamentalmente en sus arsenales narrativos. Distintas investigaciones recientes han comprobado la novedad enunciativa y retórica de un estilo de intervención en la esfera pública mediática particularmente grotesco y soez capaz de reunir en un mismo fraseo la argumentación y el lenguaje científico del saber económico con el imaginario vulgar de la increpación y el agravio, la capacidad inventiva de un léxico anti-político de renovar y radicalizar ideológicamente el campo de las derechas argentinas, la recuperación de tópicas de un cierto movimiento conservador internacional -que al margen de las redes de financiamiento y socialización intelectual que evidencia la asociación de fundaciones, think tank, foros de formación y discusión política- a la vez que se vuelve explícita una recuperación de la visión del pasado castrense que se enfrenta con los organismos de derechos humanos y su lucha por memoria, verdad y justicia.

Es cierto que la discursividad producida desde La Libertad Avanza y Javier Milei conjuga operaciones de re-elaboración de la tradición de la derecha argentina con llamativos movimientos apropiacionistas de otros lenguajes y vertientes ideológicas. Entre la tradición y la vanguardia, el discurso libertario constituye un objeto curioso para las ciencias sociales y las humanidades. Su relación con el canon de las ideologías conservadoras y liberales resulta particularmente problemática cuando se observan los perfiles y trayectorias militantes que se reúnen en un partido que deglutió e incorporó con relativo éxito a la oferta electoral derechista previa, el Pro y la coalición Cambiemos. Por otro lado, las tensiones con lo popular y la formación discursiva libertaria abre otro campo de discusiones, no son pocos los periodistas que ven en el liderazgo pasional y autoritario de Javier Milei una manifestación de populismo conservador que comparte el desprecio a la institucionalidad republicana con el peronismo o el kirchnerismo; a la vez que comparte con identidades neoliberales previas la tópica anti-política, la mitología individualista de la meritocracia  y la fetichización del mercado como contenidos ideológicos fundamentales de su imaginario discursivo. Es decir, hay quienes entienden a Milei como una forma populista, con un contenido liberal. Tanto desde la doxa periodística como desde el discurso académico, estas interpretaciones nos plantean una pregunta central: ¿cuál es la relación entre el pueblo, lo popular y el populismo en el discurso libertario Sostenemos que ese vínculo es importante para toda identidad política de vocación hegemónica en las democracias modernas, ya que lo popular, no solo designa un estilo de gobierno o una aceptación generalizada del pueblo al programa ideológico que un líder implementa. En palabras de Stuart Hall,

“la cultura popular es uno de los escenarios de esta lucha a favor y en contra de una cultura de los poderosos: es también lo que puede ganarse o perderse en esa lucha. Es el ruedo del consentimiento y la resistencia. Es en parte el sitio donde la hegemonía surge y se afianza” (1984, p. 109).

La trayectoria de Javier Milei llama la atención, en primera instancia, por su velocidad. Su recorrido va de panelista televisivo —alternando entre el teatro de revistas, las autopublicaciones de libros de divulgación económica y el análisis político— a diputado de un bloque minoritario y marginal —sin integrar comisiones legislativas ni ser autor de proyectos de ley relevantes—, hasta alcanzar la presidencia de la nación. Junto a esta celeridad, destaca su lenguaje payasesco, oscilante entre el pastiche y el carnaval propio de los outsiders. No es una novedad decir que gran parte del campo intelectual, político y mediático no se tomó en serio la figura de Javier Milei hasta después de las PASO de 2023. Una gran cantidad de producción reciente ha indagado en las condiciones de posibilidad para este ascenso meteórico, en el que las hipótesis que articulan la dislocación de sentidos comunes provocada por la irrupción de la pandemia en 2020 y el agotamiento (ideológico, práctico, económico, cultural) de la coalición peronista que gestionó la crisis sanitaria y la crisis de deuda posterior al macrismo de manera fallida, incapaz de articular un programa de gobierno común a la coalición y un liderazgo verosímil y ordenador en torno a la figura de Alberto Fernández. Por más poder heurístico que tengan estas apuestas interpretativas, quisiéramos en este artículo sostener un argumento paralelo que indaga sobre los fundamentos y figuras narrativas que rodean a la discursividad libertaria. 

La pregunta aquí no es como llegamos a Milei, si no, cual es la estructura del relato que produce la formación ideológica de la que este líder político es parte protagónica. No nos queremos situar en un estudio sociológico del liderazgo, pero sí tratar de comprender y despejar los componentes narrativos que circundan a esta identidad política novedosa. ¿Qué tipo de héroes (y traidores) construye esta discursividad?, ¿Qué objetos de deseo se establecen como motivo de persecución y búsqueda por parte de las figuras heroicas del discurso libertario?, ¿Qué competencias se suponen necesita un sujeto para convertirse en un héroe libertario, que pruebas lo han dotado o investido de las condiciones para protagonizar la transformación que narra la historia que estructura la discursividad libertaria?

Si sostenemos que la novedad del discurso libertario radica en su capacidad narrativa, entonces se requiere un instrumental analítico capaz de identificar las estructuras profundas que organizan estos relatos. La semiótica narrativa estructuralista resulta particularmente pertinente a nuestros fines ya que permite abstraer las invariantes estructurales más allá de las variaciones superficiales del discurso político, focalizándose en las configuraciones actanciales que dan coherencia al universo simbólico libertario.

El objetivo de este texto es analizar la especificidad narrativa del discurso libertario argentino para comprender en qué consiste su "novedad" o “ruptura” respecto a otras formaciones discursivas de derecha y cómo se vincula con los lenguajes conservadores previos. La semiótica narrativa de Greimas nos permitirá identificar la configuración actancial del héroe libertario y sus competencias distintivas en un conjunto de relatos políticos. Nos propusimos pensar tres ejes, el lenguaje (que entidades reúne el imaginario político del dispositivo de enunciación libertario), la tradición (la construcción genealógica que establece una tradición heroica libertaria), lo popular (cómo se articula una imagen de lo social y que rol tiene el pueblo en la narrativa libertaria).

 

Estrategia teórico-metodológica

La semiótica narrativa estructuralista, tal como la concibió Greimas (1971), busca identificar las invariantes estructurales y funcionales de las narraciones. Su propósito es dar cuenta de la producción y aprehensión del sentido. Esta perspectiva considera que el proceso de significación se realiza en niveles fundamentales de las estructuras narrativas, no solo en la producción de enunciados, y postula que la mente humana elabora el pensamiento de forma narrativa. Para la semiótica de Greimas, el texto no es un mero reflejo de lo social, sino un espacio de construcción de subjetividades enunciativas. Se trata de un modelo hipotético que permite analizar los mecanismos de generación de sentido y la producción de objetos semióticos en textos de diversas materialidades (García Contto, 2011; Greimas, 1971, 1989; Greimas y Courtés, 1982).

Basándose en el estudio de los cuentos populares rusos, Propp (1977) distingue 31 funciones, que Greimas posteriormente redujo a seis actantes o categorías de personajes. La idea central que Greimas tomó de Propp fue la noción de que la estructura narrativa se construye por funciones, independientemente del personaje que las realice, permitiendo identificar al actante por sus acciones y no por atributos individuales. Por otro lado, el esquema narrativo canónico de Propp, con sus tres pruebas (cualificante, decisiva y glorificante), fue un punto de partida fundamental para Greimas, quien lo refinaría y lo vería como una regularidad en el eje sintagmático (Saniz Balderrama, 2008, Greimas, 1971; Greimas y Courtés, 1982).

La semiótica greimasiana extiende su aplicación más allá de los textos literarios, abarcando un amplio espectro de discursos y fenómenos (García Contto, 2011). Su metodología es relevante para el análisis de discursos historiográficos, jurídicos, sociológicos y políticos. Puede aplicarse a textos verbales y no verbales, así como a comportamientos y situaciones que presenten algún orden o regularidad susceptible de ser interpretada como secuencia significante.

El modelo actancial es el armazón que describe las relaciones estructurales entre los participantes de una narración (Sujeto, Objeto, Destinador, Destinatario, Ayudante, Oponente). Este modelo, acuñado por Greimas, define seis actantes o categorías estructurales de personajes (no necesariamente antropomorfos, estos pueden ser personas, objetos, fuerzas, problemas, adversarios) que constituyen las funciones semióticas narrativas en un relato. Los actantes son unidades sintácticas que se definen por las acciones que realizan y sus funciones, con independencia de sus atributos individuales. El modelo se organiza en tres ejes que estructuran toda narración. El eje del deseo (Sujeto - Objeto): Articula al Sujeto protagonista con la meta u objetivo que busca lograr. En este sentido, el Sujeto se define por su búsqueda de un Objeto de valor. En segundo lugar, el eje del poder (Oponente - Ayudante): Articula al Oponente y al Ayudante con el Sujeto, representando el enfrentamiento y la ayuda en la búsqueda del Objeto. Y finalmente, el eje de la comunicación (Destinador - Destinatario): Articula al Destinador (quien suscita o motiva la acción del Sujeto) con el Destinatario (el receptor del objeto valorado obtenido). Estas relaciones actanciales se dinamizan a través de los Programas Narrativos (PN), que son los enunciados de hacer (acciones o procesos) que conectan a los actantes, transformando sus estados de junción o disjunción con los objetos de valor  (Saniz Balderrama, 2008, Greimas, 1971; Greimas y Courtés, 1982).

Partiendo de Propp, la semiótica de Greimas reinterpreta la figura del héroe como un sujeto que realiza acciones y funciones, despojándolo de cargas psicologizantes. La figura del Héroe es entendida como el Sujeto del programa narrativo, cuya trayectoria vital se articula a través de la adquisición de Competencia y la ejecución de Performances. El recorrido del héroe se enmarca en las tres épocas de la vida: la cualificación, la realización y el reconocimiento (Greimas y Courtés, 1982).

Tomadas de Propp, son las tres pruebas canónicas que el héroe debe superar: cualificante, principal (o decisiva) y glorificante (o final). En la semiótica greimasiana, las pruebas son interpretadas como un sintagma narrativo recurrente. Las pruebas (cualificante, decisiva, glorificante) son los momentos claves en el recorrido narrativo del sujeto, donde se demuestra y adquiere la competencia necesaria para lograr el objeto de valor. La competencia es una organización jerárquica de modalidades que brinda las condiciones que posibilitan la acción. Así, la competencia (poder o saber hacer), es el prerrequisito para la performance (el hacer efectivo), y ambas se despliegan en el recorrido narrativo del sujeto.

El Sujeto-protagonista se define por la búsqueda de un objeto valorado (una meta, un ser amado, dinero, honor, felicidad, poder, etc.). Sus competencias y valores se manifiestan a través de las acciones que emprende para lograr dicho objeto, más que por una enunciación explícita. La trayectoria del héroe implica superar obstáculos impuestos por un oponente y recibir ayuda de un Ayudante. La acción del héroe suele ser iniciada o motivada por un Destinador (una autoridad, un ideal, un deber) y busca beneficiar a un Destinatario (la comunidad, la humanidad, el reino). El eje Destinador-Destinatario es el del control de los valores y la ideología.

Desde el punto de vista de la semiótica narrativa los héroes no son "reales" sino "construidos en y por el discurso" (Mozejko de Costa, 1995). Su configuración está condicionada por la cultura que los produce, reflejando sus valores y modelos consensuados. El héroe encarna una "axiología incuestionable", subordinando lo privado en beneficio de lo público y llegando a entregar su vida por valores que favorecen a la colectividad (pueblo o nación). La figura heroica, lleva un propósito didáctico-moral, busca suscitar la admiración y el deseo de imitación en el enunciatario, convirtiéndose en un modelo de "ser nacional" (Mozejko de Costa, 1995).

La tipología heroica greimasiana, afirma la existencia de funciones narrativas universales, sin embargo, otras interpretaciones piensan que la figura del héroe es dinámica y se adapta a los cambios sociales y culturales. Los investigadores españoles Josetxo Beriain y Javier Gil-Gimeno identifican dos narrativas principales del héroe moderno: la heroico-nacional sacrificial y la post-heroica anti-sacrificial (2022). El primer tipo de héroe está intrínsecamente ligado a la nación, concebida como un nuevo Dios-tótem. Su esencia es el sacrificio, ya sea arriesgando su vida o entregándola efectivamente por la patria; su muerte es entendida como un logro supremo que otorga una perfección que la vida no le habría dado. El segundo caso de narrativa, se distingue por su carácter marcadamente anti-sacrificial, esta narrativa subraya que ningún valor está por encima de la sacralidad de la vida humana, rechazando la idea de sacrificar la vida por ideales nacionales. Los autores incluyen dentro del segundo tipo a figuras como technonerds (Steve Jobs, Elon Musk), militares modernos que priorizan evitar bajas, y atletas de élite que compiten por récords sin un ethos sacrificial. Se supone que la tópica pos-heroica tiene un efecto democratizador, el heroísmo se vuelve cotidiano; la idea es que "cada uno debe convertirse en un héroe", caracterizado por el inconformismo y la lucha contra las injusticias, manifestada como "coraje cívico".

Retomando aportes de Greimas y Propp, pero también de la filosofía alemana y el psicoanálisis, el escritor y estudioso del tango, Blas Matamoros (1984) piensa la politicidad y el carácter histórico de los héroes. En un sentido fundamental, el héroe es una figura política, ya que representa el modo ejemplar de cómo se ocupa y administra el lugar del poder. Los atributos de saber y poder, que Matamoro entiende como las dos formas de la potencia son, en la cultura patriarcalista, fálicos. Por otro lado, para Matamoro el siglo XIX marca el comienzo de la crisis de los “héroes patriarcalistas”. Siguiendo las claves psicoanalíticas de lectura, Matamoro piensa las pruebas que el héroe debe superar como un "examen" que la sociedad le toma para ver si este es apto para desempeñar el rol paterno. Este modelo de héroe patriarcal representa para este autor “valores fálicos o solares: discriminar, legislar, ordenar, administrar, engendrar, dirigir, proveer” (1984, p.127).

Gran parte de las investigaciones realizadas desde la semiótica narrativa trabajan con enunciados autoconclusivos, es decir con textos literarios o películas que comienzan y terminan. La discursividad política sigue reglas genéricas -siguiendo a Sigal y Verón (2023) podríamos mencionar: la construcción de un adversario, la construcción de legitimidad del enunciador, la destinación desdoblada en sujetos que adhieren, no adhieren o refutan las creencias del enunciador- que le hacen circular de manera diferente, en la cual no puede decirse que tengan un clímax y un fin. Como la discursividad periodística, presupone la apertura a ser actualizada. 

El corpus analizado se compone de discursos públicos de Javier Milei producidos entre 2024 y 2025, seleccionados según tres criterios complementarios. En primer lugar, tomamos fragmentos discursivos que representen temporalmente su periodo presidencial en curso. En segundo lugar, estas materialidades se destacan por su densidad narrativa, es decir priorizamos aquellos discursos donde Milei despliega relatos autobiográficos, genealogías políticas o construcciones identitarias que evidencian estructuras narrativas complejas. Esto se debe a que son discursos que en su mayoría tienen en común un carácter ritual o memorialístico que les da relevancia pública, seleccionamos aquí intervenciones de alto impacto mediático y político que funcionaron como momentos constitutivos de la identidad libertaria en el contexto de actos de gobierno o reconocimiento de efemérides. Los materiales incluyen: entrevistas en medios internacionales, discursos programáticos (Davos 2024, 2025), actos de gobierno en contexto conmemorativo (homenajes a Sarmiento y Menem). Todos estos discursos fueron extraídos de la página oficial de la Casa Rosada[3]. Esta selección nos permite analizar cómo opera el modelo actancial en diferentes situaciones enunciativas, desde la construcción autobiográfica hasta la interpelación presidencial, manteniendo como hilo conductor la configuración de las figuras heroicas libertarias.

Conviene hacer aquí una aclaración sobre el registro semiótico analizado. Este trabajo analiza exclusivamente la materia verbal o lingüística de los fragmentos propuestos. Los discursos que integran nuestro corpus articulan una diversidad de materialidades, la imagen, el sonido, el cuerpo, las formas propias del lenguaje mediático, todas esas variables afectan y colaboran en la construcción narrativa del relato. Un análisis integral de estos registros excede a los objetivos y los límites de este texto. Por otro lado, la discursividad libertaria es vasta, dinámica, heterogénea y por venir de una identidad política que tiene un lazo profundo con la mediatización, podríamos decir que virtualmente infinita. Podrían trabajarse los relatos que surgen del canal de streaming Carajo y programas como La Misa o de Las tres anclas, otra estrategia sería pensar los la producción bibliográfica escrita por Javier Milei, o el conjunto de piezas audiovisuales dirigidas por el director de cine Santiago Oría. Esos formatos menos formales o institucionales son particularmente propensos a la producción y expresión de narrativas susceptibles de ser catalogadas como libertarias. Aquí privilegiamos la palabra del líder político y los actos políticos en contexto de ejercicio de la función pública. No por más seria esta discursividad evita los relatos. Por otro lado, la teoría de Greimas se caracteriza por un alto grado de formalización y sistematicidad, aquí solo la aplicamos parcialmente como una herramienta conceptual que nos permite indagar en algunos aspectos de los relatos libertarios. Asumiendo de manera plena la propuesta de Greimas deberíamos observar todo el recorrido generativo del sentido, aquí nos limitamos al nivel superficial de las estructuras semionarrativas. Queda pendiente en otra oportunidad la indagación sobre las estructuras profundas, es decir el nivel más abstracto lógico-semántico de estos relatos.   

En síntesis, el objetivo de esta sección consistió en esquematizar un marco teórico que articula la semiótica narrativa estructuralista con las tipologías del heroísmo moderno y su dimensión política como punto de partida para abordar en la próxima sección el análisis específico del relato libertario argentino. Examinaremos cómo se configuran las competencias heroicas en tres dimensiones fundamentales: el saber como atributo heroico, la relación con lo popular, y la construcción de una tradición política.

 

El lenguaje: Héroe lector y su relación con el saber

Siendo el saber uno de los atributos fundamentales de la figura heroica, cabe aquí detenerse en cómo el relato libertario se establecen tipos específicos de conocimiento que constituyen un bien valioso que vuelve a un sujeto competente y digno de un programa narrativo heroico. ¿Qué sabe o qué debería saber alguien para ser un héroe?, esta pregunta habita casi todos los relatos, y, desde nuestro punto de vista, en ella se juega gran parte del contenido ideológico y político de un relato. Cómo se ocupa el lugar del saber, quienes lo administran, qué tipo de negociaciones, trayectorias y polémicas se tensan en torno al encuentro epistemológico entre sujeto y objeto son algunos de los puntos nodales en los que una historia construye la competencia de los héroes que la protagonizan. No es raro en el discurso político encontrar que los líderes políticos establezcan algún tipo de contrato pedagógico en sus múltiples instancias de expresión pública. Distintas vicisitudes llevan al líder a ocupar el lugar o el rol del enseñante, la tarea de formulación y revelación de la verdad es una de las condiciones del ejercicio eficiente de la política. Distintas investigaciones han reparado en la importancia que la formación ideológica libertaria otorga a las ciencias económicas y a la filosofía moderna liberal, constantemente se presentan sus teorías, sus modelos, su retórica. Javier Milei se presenta como economista, su trayectoria académico-profesional es su carta de presentación. Esta competencia impregna todo el lenguaje libertario, desde su cosmovisión general a sus argumentos más laterales. Así todo es definido en términos de mercados, acciones racionales, dinero. Pero hay también otros saberes de los que está dotado el discurso libertario, hay un saber histórico que le permite ubicarse con respecto a la tradición y la memoria cultural argentina. 

En febrero de 2019 Milei se presentó en un evento de cosplay vistiendo elementos típicos de la cultura de masas y la indumentaria de los héroes de historieta y del cine. En esa oportunidad creó un personaje que se auto presentó declarando:

"Soy el General Ancap. Vengo de Liberland, una tierra creada por el principio de apropiación originaria del hombre. Una tierra de siete kilómetros cuadrados entre Croacia y Serbia. Un país donde no se pagan impuestos, donde se defienden las libertades individuales, donde se cree en el individuo y no hay lugar para colectivistas hijos de puta que nos quieren cagar la vida"[4].

El General Ancap es una figura de héroe que no puede prescindir ni de la filosofía libertaria ni del lenguaje técnico del saber económico, esto será una constante de esta formación discursiva.

No es raro que Milei cite distintos trabajos científicos o filosóficos de la escuela austriaca y sus exponentes argentinos y españoles. Los nombres de sus perros Milton Friedman, Murray Rothbard y Robert Lucas, junto a los del español Jesús Huerta de Soto y de Alberto Benegas Lynch, son algunos de los intelectuales y héroes a los que constantemente se homenajea. Este gesto es interesante. De alguna manera hay en la discursividad del libertario un motivo de constante reafirmación de un linaje o filiación, una suerte de museo personal de figuras heroicas provenientes de las ciencias económicas y la filosofía libertaria. 

La crítica Sylvia Molloy (1996) en sus investigaciones sobre la autobiografía hispanoamericana propone la categoría "escena de lectura" como espacio dinámico y performativo donde el autobiógrafo interactúa con los textos para construir y reinterpretar su identidad. Esta instancia narrativa, canónica dentro de la tradición literaria y política argentina, Molloy por parte trabaja sobre el relato de Sarmiento en Recuerdos de provincia, da cuenta no solo de la configuración narrativa de la identidad y los procesos de legitimación de una voz autorizada, sino también de una operación de intertextualidad y dialogismo, es decir que textos son leídos por el héroe lector al punto de ser asimilados, replicados o tergiversados. La escena de lectura, es también una prueba cualificante, un momento en el que despiertan en el héroe ciertas capacidades o resulta transformado.

En una entrevista del 2024, Javier Milei reconstruye de manera extensa su propia escena de lectura:

“Recuerdo que una de las personas que trabajaban en mi equipo me sugirió leer un artículo de Murray Newton Rothbard llamado Monopoly and Competition. Recuerdo haberlo leído como si fuera hoy, y después de leerlo cuidadosamente, dije: ‘Todo lo que he enseñado sobre la estructura del mercado en los últimos 20 años en los cursos de microeconomía es incorrecto’. Esto causó una conmoción interna muy fuerte en mí. Entonces llamé a esta persona que solía trabajar conmigo, y me recomendó un lugar para comprar libros de la Escuela Austriaca de Economía, y recuerdo que compré al menos 20 o 30 libros, que fui a recoger un sábado por la tarde. Y cuando visité la librería, quedé fascinado por todas las cosas que tenían allí…Empecé a leer con mucha intensidad, y recuerdo, por ejemplo, la experiencia de leer La Acción Humana de Mises, un libro que desconocía. Y recuerdo que el fin de semana siguiente empecé a leerlo desde la primera página y no paré hasta terminarlo, lo cual fue una auténtica revolución”[5] (Milei, 2024, parr 5).

En algún sentido esta escena de formación ideológica del líder político es singular y presenta los matices a partir de los cuales su carácter heroico se constituye. A la manera de un Don Quijote, se trata de un rapto de la lectura y acceso a lo desconocido. No es el contacto con la injusticia, una vida de carencias, una socialización militante, lo que desencadena la transformación; sino un conjunto de textos que portan un saber antes oculto que cambian la cosmovisión del héroe y lo lleva a corregir todo su curso anterior. En términos de Propp, la escena de lectura de los textos libertarios manifiesta la función de mediación o llamada, en tanto configura el momento narrativo donde se hace conocer la carencia del héroe, motivándolo a emprender la búsqueda. Es la "llamada a la aventura" política. Aquí se produce una transformación en el héroe, pasa de una posición pasiva a una activa y se establece su propósito narrativo, el objeto que media esta metamorfosis no es más que una serie de textos. Es un héroe lector para quien el contacto con la literatura libertaria constituye una instancia central. La retórica filosófica o económica ocupa un rol central en el dispositivo narrativo de esta identidad política. Este objeto define la carencia del héroe en términos epistemológicos o cognitivos, lo que le faltaba era un tipo de saber, y es esta la competencia o potencia central que tendrá en su recorrido y en virtud de la cual se enfrentará a sus adversarios. 

En el modelo actancial que actualiza el relato libertario, el saber económico funciona como objeto de valor fundamental que dota de competencia al sujeto heroico. La "escena de lectura" que analizamos constituye el momento narrativo donde se produce la conjunción entre sujeto y objeto, transformando al protagonista de economista tradicional en héroe libertario.

La centralidad del saber como competencia heroica produce tres funciones narrativas fundamentales. En primer lugar, la fetichización del saber dota de un origen no-político al sujeto protagonista. Su transformación en héroe es producto de un proceso de aprendizaje técnico en ciencias económicas, no tiene un origen moral o un conflicto político. En segundo lugar, la adquisición de este objeto de valor legitima el liderazgo político del héroe. Y, por último, como veremos en detalle más adelante, es el saber lo que permite la relación entre el héroe y el pueblo, ya que es el tipo de lazo social que promueve el discurso mileista es una pedagogización del vínculo político, es un contrato de tipo didáctico lo que vincula al líder sus destinatarios.     

 

Lo popular: Culto al coraje y la violencia del héroe

Un rasgo hasta el momento invariante de la verba grotesca de Javier Milei es su propensión al insulto y la desvergüenza fascinación por plantear escenarios violentos en instancias públicas. Recientemente el mandatario expresó: “vamos a enfrentarlos respetándoles sus formas…vamos a usar las formas que a ustedes les gustan, ¿saben para qué? Para que quede en evidencia que son una cáscara vacía” (Milei, 2025 parr. 29). La dicotomía entre forma y contenido parece ser uno de los ejes que articula la discusión sobre la escena política contemporánea. Por otro lado, se expresa aquí una oposición ideológica clara, entre la forma y el contenido, siendo este último el lugar de origen de la verdad, lo que realmente vale. Mientras que la forma es el objeto que desea el adversario, herramienta del engaño que no es más que una apariencia.

La emergencia de La Libertad Avanza y del liderazgo de Javier Milei han abierto un sin número de preguntas para los estudios sobre la formación del campo político argentino. Resulta relevante pensar su relación con lo popular. A partir de un trabajo etnográfico, Semán y Welschinger explican que parte de la eficacia electoral de esta identidad política se debe a que “la interpelación de la derecha libertaria logró el arraigo masivo y popular del que las otras fuerzas carecieron” (2025, p.532). Por su parte, Americo (2025) cuestiona a aquellos autores que descartan el carácter populista de Milei y Macri basándose en que se autodenominan "antipopulistas". Este politólogo afirma que discursos como "los argentinos de bien contra la casta" de Milei o "el pueblo contra las mafias" de Macri sí bien constituyen una identidad construida en torno a un líder que se enfrenta a una élite, lo cual se ajusta a una definición mínima de populismo, el mecanismo de "exclusión e inclusión" pendular, característico del populismo clásico (que oscila entre la confrontación y la conciliación), parece ausente en el discurso de Milei. Americo califica al discurso de Milei como "rígido", sin los matices que permitían la redención en la crítica a la política tradicional en el peronismo clásico; es decir, la identidad libertaria se distancia de las posibilidades "regeneracionistas" o de apertura y cierre circunstanciales que se han observado en el discurso populista. Interpretamos estas discusiones como síntoma de una profunda crisis en los modos de comprender los procesos de formación política de la derecha y el neoliberalismo. Autoras como Wendy Brown han destacado las transformaciones recientes que implican expresiones como el trumpismo en Estados Unidos. La experiencia política reciente para producir identidades oximorónica en que:

“aúnan elementos conocidos del neoliberalismo (desregular el capital, reprimir a lxs trabajadores, demonizar el Estado y lo político, atacar la igualdad, promulgar la libertad) con sus opuestos aparentes (nacionalismo, refuerzo de la moral tradicional, populismo antielitista, y demandas de soluciones estatales a problemas sociales y económicos)” (2020, p. 18).

Entendemos que detenerse a pensar las narrativas que promueven las formaciones discursivas libertarias logra aportar a desentrañar cuáles son las operaciones de sentido que permiten integrar de manera cohesionada esta aparente divergencia axiológica. 

Las formas violentas, las figuras heroicas y la cultura popular tienen en la cultura argentina una larga tradición de tensiones. Josefina Ludmer (1998) trabajó la figura de Juan Moreira como un héroe de la violencia y la justicia popular, surgido en el contexto de la modernización de fines del siglo XIX. Este personaje encarna las fuerzas anti-estatales que lleva la confrontación y la violencia hasta el extremo para imponer una suerte de justicia o revancha popular. El caso de Milei si bien no actualiza la gauchesca y su campo narrativo, si toma una cierta noción de héroe predispuesto a la violencia, es decir alguien a quien esta permite por mandato popular transgredir la ley por un bien mayor. El culto al coraje, a la desmesura, a la furia y lo que no se deja encorsetar en las formas, es como veremos más adelante en la figura de Sarmiento, lo que esta discursividad construye como un atributo heroico cualificante para la batalla política.

En ocasión de un discurso en el foro de Davos en enero de 2025, Milei declaró: “Son momentos donde las reglas se reescriben y por eso son tiempos que recompensan a quienes tienen el coraje para tomar riesgos” (parrf. 8). Las intervenciones en foros internacionales son rituales políticos de alto dinamismo semiótico en el cual figuras jerárquicas de distintas tradiciones culturales e ideológicas tienen la oportunidad de presentar a una audiencia amplia relatos que exceden los límites de las fronteras nacionales. El caso de Mile no es la excepción. Hasta ahora sus dos discursos en el Foro de Davos han funcionado como verdaderas fronteras por la claridad y extensión de los elementos que reúnen los relatos expresados en esas oportunidades. Fuera de la nación, el líder se expresa al mundo, la política abandona sus referentes locales y trabaja con sus elementos más filosóficos y abstractos. En la frase que recuperamos aquí se hace evidente la construcción de escena de enunciación, el presente es el momento de la oportunidad y la dislocación; el atributo que necesita es el coraje. Este es uno de los valores articuladores de la axiología libertaria.     

En enero de 2024, Milei fue por primera vez al foro de Davos. Ese discurso ocupa un punto de quiebre o dinamismo cultural central para la identidad libertaria. Sus repercusiones en el campo social fueron de lo más diversas. No es nuestra intención detenernos en las implicancias ideológicas y semióticas de ese discurso. Sin embargo, nos gustaría reparar en el final de esa presentación en el que el líder político dirige un mensaje laudatorio hacia los empresarios del mundo:

Ustedes son benefactores sociales. Ustedes son héroes. Ustedes son los creadores del periodo de prosperidad más extraordinario que jamás hayamos vivido. Que nadie les diga que su ambición es inmoral. Si ustedes ganan dinero es porque ofrecen un mejor producto a un mejor precio, contribuyendo de esa manera al bienestar general. No cedan al avance del estado. El estado no es la solución. El estado es el problema mismo. Ustedes son los verdaderos protagonistas de esta historia, y sepan que a partir de hoy, cuentan con un aliado inclaudicable en la República Argentina (Milei, 17 de enero 2024).

Esta zona de la discursividad nos permite pensar cuales son los héroes sociales desde la narrativa libertaria. En derechas previas, como el macrismo en los cuales la meritocracia y el emprendedurismo también eran tópicos centrales, si bien no siempre se llegaba a la impugnación misma del Estado. En un trabajo sobre la discursividad de Cambiemos, Fabiana Martinez propone indagar cómo las narrativas mediáticas y políticas sobre la infancia precarizada a menudo construyen a los niños como "héroes" o "ejemplos de superación". Retomando el relato de Axel Antúnez, un niño misionero de 6 años elogiado por el Ministerio de Educación por caminar 3 kilómetros y cruzar dos arroyos para ir a la escuela, Martinez (2020) afirma que al presentar al escolar como un "pequeño héroe sin capa", se desvía la atención de la ausencia del Estado en garantizar su derecho a la educación y transformando la carencia en una "oportunidad" o un componente "necesario" para el nuevo orden social. Por otra parte, Filippelli (2023) trabaja narrativas similares que presentan el sacrificio y el esfuerzo en algo ejemplar, en lugar de evidenciar la negación de derechos; así las necesidades de la infancia son enmarcadas dentro de la "fantasía del mérito", que es una matriz ideológica que regula lo visible y lo imaginable, naturalizando las desigualdades y evadiendo el conflicto social. Al analizar la campaña presidencial de Macri, Filippelli repara en el testimonio de Sheila, una niña que vendía rosas para comprarse una bicicleta, presentada en un spot de 2015, ese relato enfatiza la autogestión y el esfuerzo individual como un valor en sí mismo, diluyendo la dimensión del litigio y la demanda de derechos de la niñez. Así como el macrismo recurrió a la infancia como una figura heroica de la meritocracia; el dispositivo libertario propone a los “empresarios” como protagonistas del cambio y el progreso de la sociedad.

A los fines del argumento que buscamos construir en este artículo, resulta particularmente condensador un fragmento de un discurso de Milei en diciembre de 2024 emitido en cadena nacional a un año de su gestión como presidente:

Alguna vez, el presidente Menem dijo que el coraje de un pueblo se mide por la cantidad de verdades que está dispuesto a soportar. Cuando asumí la presidencia, hace exactamente un año, advertí que sacar al país de la miseria en la que nos hundió el modelo de la casta iba a requerir atravesar un impasse de dolor, incluso peor que el que ya se vivía en la Argentina. Era una verdadera prueba de fuego. Ustedes me correspondieron, soportando esa verdad y aceptando el trago amargo con la frente en alto, a pesar de todo lo que ya habían perdido. Hay un refrán que dice que “los buenos tiempos crean hombres débiles, los hombres débiles crean tiempos difíciles, los tiempos difíciles crean hombres fuertes, y que son los hombres fuertes quienes crean buenos tiempos". Este año, los argentinos hemos demostrado ser hombres y mujeres fuertes, forjados al calor de tiempos difíciles. Hemos demostrado que, cuando un pueblo toca el fondo del abismo, su urgencia por emprender un cambio profundo e irreversible, se convierte en una verdadera fuerza de la naturaleza (Milei, 14 de mayo 2024).

Aquí, es el pueblo el que se presenta como un sujeto heroico, el coraje vuelve a establecerse como un atributo competente. Lo interesante, y en vinculación con lo que venimos argumentando sobre el lugar central del saber en la discursividad libertaria, es que esa pasión, el coraje, se traduce en términos epistemológicos. El coraje es un afecto de la verdad. Mientras que la verdad si bien es necesaria es pesada. La prueba (“de fuego”) que tiene que pasar el pueblo en su recorrido heroico es explícita, debe atravesar una transformación total, esa metamorfosis implica sacrificio y sufrimiento ya que son los tiempos difíciles los que momentos de la fortaleza.    

El pueblo en la narrativa mileista ocupa distintas zonas, a veces como sujeto sacrificial, heroico y corajudo, capaz de soportar la verdad, a veces ocupa lugares menos protagónicos. En una entrevista realizada por la revista times en abril de 2024, Milei tiene la oportunidad de aclarar como ordena la historia argentina:

Mi visión es esta. Se crean un montón de instituciones para salvar empresarios prebendarios, obvio que lo hacen en alineación con los políticos. Todas esas medidas fueron en contra de la gente. Eso generó un gran resentimiento en Argentina hacia los empresarios. En Estados Unidos los empresarios son tratados como héroes. Al menos hasta hace un tiempo. En cambio, eso genera un resentimiento muy fuerte, porque si a vos te había ido bien era que por algo turbio fue. Ese resentimiento fue captado por Perón. Perón lo que hace es crear el fascismo de tres patas. Es decir, en la mesa donde estaban los empresarios y el Estado, pone a los trabajadores. Se alimenta del resentimiento que se genera durante el régimen conservador del 1930, ahí empieza el populismo salvaje (Milei en Bergengruen, 23 de mayo de 2024).

La configuración del “pueblo” en la discursividad mileista ubica una distancia epistemológica entre líder y masa. El pueblo necesita ser educado, advertido y guiado hacia las verdades que el líder-pedagogo le revela, la situación de minoridad cognitiva del conjunto social es complementaria con la construcción del liderazgo heroico definido por el saber, el contrato pedagógico es central para la destinación de este dispositivo de enunciación. El pueblo debe "soportar" verdades que no posee por sí mismo, debe ser "advertido" sobre procesos que no comprende autónomamente, debe aceptar "el trago amargo" que otro le suministra para su propio bien. Esta infantilización se evidencia en la estructura paternalista-pedagógica del discurso presidencial, donde Milei ocupa sistemáticamente la posición del adulto responsable que debe tomar decisiones dolorosas por el bien de un pueblo que, aunque heroico en su resistencia, carece de la competencia técnica para comprender la necesidad de esas decisiones o puede ser persuadido por la casta política a creer otra cosa. Cuando Milei intenta explicar la adhesión popular al peronismo, interpreta a este fenómeno no como una elección política legítima, sino como el resultado de una manipulación emocional basada en un resentimiento justificado pero mal canalizado. El pueblo aparece aquí como sujeto de una falsa conciencia que debe ser corregida mediante la revelación de las "verdades" económicas que el libertarianismo aporta. El pueblo se entiende como una víctima histórica que debe convertirse en sujeto consciente a través de un proceso pedagógico-político que la libere de las mediaciones resentidas del populismo.

La construcción del pueblo en el discurso libertario puede entenderse como el resultado de una separación de otras entidades del imaginario político. Milei entiende al pueblo separado tanto de "la casta política” como de los “empresarios prebendarios”.

En relación con un entidad fetichizada o erizada como los empresarios, las distinciones que establece la narrativa mileista establece fronteras sutiles pero clara. Mientras que "en Estados Unidos los empresarios son tratados como héroes", en Argentina por culpa de la ideología populista y su persuasión estos generan "resentimiento" porque su éxito proviene de "algo turbio". El discurso mileista toma la misión de rescatar y relevar el carácter heroico de esa entidad que son los empresarios.

El discurso libertario configura una relación paradójica con lo popular que se vuelve evidente si vemos cómo se modeliza el esquema actancial en sus relatos. El pueblo aparece simultáneamente como destinatario (beneficiario de la transformación heroica) y como sujeto competente (capaz de "coraje" y "resistencia") aunque siempre tutelado en virtud del contrato pedagógico.

 

La tradición: Milei y sus precursores

El 12 de octubre de 2024, Milei presentó el cambio de nombre del actual Centro Cultural Palacio Libertad Domingo Faustino Sarmiento. La fecha elegida para este acto de gobierno coincidió con el aniversario número 156 de la asunción de Sarmiento como presidente. El discurso de Milei se estructura en tres bloques temáticos. El primero justifica el cambio de nombre del centro cultural, presenta rápidamente un retrato de la figura de Sarmiento y de sus logros políticos. El segundo bloque o tema del discurso consiste en una crítica al sistema educativo -en particular hacia las universidades públicas- y a quienes "demonizan al padre del aula". El último bloque tiene como eje una exposición sobre la importancia del capital humano en el crecimiento económico desde las teorías económicas liberales de la escuela de Chicago.

Bienvenidos a uno de los primeros pasos para cambiar la historia que quisieron prostituir, cambiando los nombres y ensuciando a los grandes héroes de esta patria…Sin lugar a dudas, Sarmiento fue el primer pensador que desarrolló la teoría del capital humano, que tanto los liberales como, por ejemplo, el profe Espert, tanto admiramos de Gary Becker, quien lo plasmó en el análisis microeconómico…Los mismos que llevaron a cabo el intento de demonización contra el padre del aula, son los mismos que pretenden ahora rasgarse las vestiduras por la educación y toman a los alumnos de rehenes en sus desesperados intentos por mantener sus privilegios. Y también son estos mismos quienes promovieron el modelo cultural, social y económico que atrasó a la Argentina en las últimas décadas.. La universidad ha dejado de ser una herramienta de movilidad social para convertirse en un obstáculo para la misma. Si los que defienden las universidades realmente creyeran en la movilidad social, tomarían el ejemplo de Sarmiento (Milei, 12 de octubre 2024).

El 14 de mayo de 2024 se presentó la colocación de un busto del ex-presidente Carlos Menem en Casa Rosada como homenaje al cumplirse 35 años de las elecciones que lo ungieron por primera vez como presidente al mandatario riojano. El elogio de Milei se divide en “dos bloques" claramente diferenciados. El primero presenta "una breve reseña de la historia política del Doctor Menem" en el que Milei repasa la trayectoria de Menem: abogado riojano exitoso, preso político durante la dictadura militar (1976-1981), quien sufrió la tragedia de no poder despedirse de su madre fallecida por negativa del general Harguindeguy. Según Milei, como presidente Menem demostró grandeza al indultar al mismo general, y cuando le preguntaron por qué lo hacía, "respondía hacia sus personas más cercanas, que lo más importante era pacificar a la Argentina, que eso estaba por encima de las cuestiones personales". Milei afirmó que Menem transformó "una catástrofe hiperinflacionaria" y "entregó a su sucesor en 1999 un país ordenado”. El segundo bloque se dedica hacía "algunas anécdotas" personales de Milei, ahí el relato pasa a la primera persona y el enunciador cuenta cómo conoció a Menem tras defenderlo en un programa televisivo, una cena que compartieron en la casa del riojano y una anécdota sobre el liderazgo de este último durante la crisis económica que precedió al Plan de Convertibilidad. El discurso llega a su fin con la explicación del lugar donde se ubica el busto, junto a Mitre, Sarmiento, Pellegrini y Roca, y una defensa académica del gobierno de Menem basada en el lenguaje económico que lo llevó a calificarlo como "el mejor presidente de los últimos 40 años, al menos". La estructura de este elogio articula de lo histórico-público con lo testimonial-privado construyendo una hagiografía del ex-presidente riojano. Este discurso permite pensar diversas figuraciones del heroísmo, pero sobre todo expresa un intento del enunciador de vincularse con otro sujeto al que imita y lo destina a la política:

“Sabía ganarse la vida sirviendo al prójimo, con bienes de mejor calidad o mejor precio… Nos inspiró a quienes creemos en la libertad a seguir su ejemplo… Programamos una visita a la casa de Carlos y, cuando llegué, Carlos me saludó con mucho afecto, me dio un beso, un abrazo y, en ese momento, me dijo algo que me dejó helada la sangre. Me dijo: “vos vas a ser presidente de la Argentina, pero lo vas a hacer mejor, porque vos no solo tenés la intuición y el coraje, sino que tenés el conocimiento”. Yo le dije: “Carlos, yo odio la política”. Me dice: “yo nunca me equivoco”. “Pero Carlos, no me gusta la política”. “Vos escúchame, nunca me equivoco”. Hay una reasignación de bustos, y obviamente, que tiene todo un sentido. Está el busto de Sarmiento, alguien con un coraje fuerte, un hombre que si bien era culto no era el adalid de las formas, pero tenía el coraje que tenía que tener para hacer las cosas que hizo, y ser uno de los grandes presidentes de la historia Argentina, ser un precursor en la idea del capital humano como factor de crecimiento y que dicho sea de paso también le decían el loco” (Milei, 14 de mayo 2024).

La construcción heroica de Sarmiento implica una operación de filiación del discurso libertario con la tradición política moderna liberal de la Argentina del siglo XIX; de manera análoga Menem representa otro punto de anclaje a los lenguajes políticos locales y adscripción a un programa ideológico neoliberal. Siguiendo el esquema narrativo de las tres pruebas propuesto por Propp y reelaborado por Greimas, podemos analizar cómo se construyen estos héroes nacionales:

Prueba

Sarmiento

Menem

Cualificante

El exilio y la persecución política y la formación intelectual autodidacta.

Rechazo al cargo por conveniencia y éxito empresarial en el sector privado.

Decisiva

La construcción del sistema educativo nacional (lucha contra la barbarie).

Supervivencia a la prisión, pérdida de la madre y decisión de indultar a Harguindeguy.

Glorificante

La erradicación del analfabetismo y reconocimiento como precursor del capital humano.

Gestión de la crisis económica exitosa.

Sarmiento y Menem son los espejos en los que se mira Milei. En el primero encuentra un fundamento social y cultural, en el segundo un antecedente de gestión económica exitosa para resolver una crisis. Ambas figuras tienen su prueba cualificante en una lucha o tensión contra la política, son héroes políticos que emergen de la periferia del campo político, como outsiders. También los dos relatos implican un momento de cautiverio o aislamiento del héroe por medio del exilio o la prisión. Tanto Sarmiento como Menem demuestran habilidades individuales, el primero por medio de su vocación autodidacta, el segundo logrando un éxito en el sector privado.

El momento decisivo de la prueba principal, es decir, la acción que define a ambos héroes evidencia una construcción diferente. Sarmiento logra la construcción de un sistema educativo que hace una civilización de un pueblo de bárbaros. Menem logra sobrevivir a la prisión y "toma la decisión de pacificar a la Argentina a través de numerosos indultos otorgados a militares como así también a guerrilleros". El gesto del perdón personal de Menem es como una metonimia del acto mayor y general de la amnistía social.

El legado de ambos, la herencia a la que Milei adscribe y busca continuar, es una gestión política exitosa. En el caso de Menem repara la crisis hiperinflacionaria del alfonsinismo y en el de Sarmiento la erradicación del analfabetismo.

Una operación particularmente interesante es la colocación de Sarmiento en la serie de la escuela austríaca. Se lo presenta como un precursor del capital humano avant la lettre. Esta operación implica una suerte de traducción del marco ideológico liberal a la tradición argentina que permite ubicar en el mismo panteón de héroes a Sarmiento y Gary Becker. Esta traducción no es meramente anacrónica, sino que cumple una función legitimadora central. permite al discurso libertario presentarse no como una importación de teorías foráneas, sino como la recuperación de una tradición argentina genuina que fue "prostituida" por sus enemigos. El enemigo no solo se opone al presente libertario, sino que ha corrompido su pasado heroico.

Biglieri y Perelló (2023) inscriben la experiencia libertaria en la tradición de la ultraderecha argentina, que busca actualmente, a través de sus principales figuras, un doble objetivo: reconfigurar el relato histórico para legitimar el accionar de la dictadura militar y reinsertar a las Fuerzas Armadas en el ámbito de la seguridad interna. Para estas autoras el antipopulismo argentino se estructura a partir de un afecto dominante, el odio, es decir tiene como objetivo central la eliminación total del "Otro" político, esto es la negación del pueblo y de sus líderes, y de su antagonismo con las élites. No trabajamos en este artículo elementos discursivos en los que Milei escenifica los relatos de la memoria castrense de manera explícita. Pero si podemos identificar en los fragmentos aquí trabajados una tópica que Biglieri y Perello nombran como “idealización de un pasado preperonista que fue interrumpido por el surgimiento del populismo” (p.293).

 

Consideraciones finales

Como advierte Barthes, el postulado epistemológico central del análisis estructural de los relatos y la semiótica narrativa, a saber, que todos los relatos poseen una estructura accesible por medio de la investigación paciente de sus unidades y reglas combinatorias, implica alejarnos de una mitología muy extendida en el sentido común que sostiene que los relatos son tan sólo resultado del arte, talento o genio narrativo de un sujeto que se llama autor. Si pensamos en la intención o la psicología íntima de quienes relatan, ya sea de un líder político o de un equipo de profesionales de la comunicación político, reduciremos el relato a "una simple repetición fatigosa de acontecimientos" (1979, p. 67). Entonces buscar una estructura narrativa implica pensar que el relato más que funcionar como una artesanía o una trampa, parte de una transformación ejecutada por personajes, es decir, entidades imaginarias. Como se imaginan, esas entidades, esos sujetos que protagonizan la acción, el punto de vista desde el cual se relata, es decir, todo aquello que hace al curso de las transformaciones y búsquedas del relato, constituyen una matriz de inteligibilidad, una distribución de lo sensible, una forma de la creencia.

Quizás es inevitable para un discurso emergente, que se propone la voluntad de cambiar las jerarquías de un estado de lo social, recurrir a elementos heroicos. Si se piensa que el mundo está asediado por la visión del enemigo (la ideología de género, el progresismo woke, la casta, lo políticamente correcto), el héroe es una figura capaz de correr los límites de lo decible, capaz de transgredir las reglas de lo establecido. En su lectura de Freud, el escritor Blas Matamoro entiende que "el héroe se admira, pero no se imita, ya que él hace lo nosotros queremos hacer, pero la cultura nos prohíbe" (año, p. 126).

La narrativa heroica de Milei se articula en torno a una tensión fundamental entre el modelo post-heroico anti-sacrificial y elementos residuales del heroísmo sacrificial tradicional, para retomar la lectura de Beriain y Gil-Gimeno. Si bien el discurso libertario no promete la entrega de la vida por la patria, la característica central del héroe nacional sacrificial, sí construye la entrada a la política como un descenso sacrificial, una suerte de martirio secular donde el héroe abandona su zona de confort para "ensuciarse las manos" en el campo político que desprecia por ser inherentemente corrupto y desviado moralmente. En su relato autobiográfico, Milei se presenta como alguien que "odiaba la política" pero que en palabras de Propp acepta la "llamada" profética de Menem ("vos vas a ser presidente") como una carga, un deber que implica renunciar a la pureza del ámbito académico-empresarial para ingresar al mundo corrupto de "la casta". Esta operación narrativa le permite mantener simultáneamente una distancia moral respecto del campo político tradicional. Es decir, logra presentarse como un outsider que se sacrifica por el bien común, a la vez que aspira a una legitimación de su autoridad en virtud del sacrificio de quien está dispuesto a "descender" al barro político. De este modo, el heroísmo libertario articula una forma híbrida: rechaza el sacrificio de la vida física por la nación, pero abraza el sacrificio simbólico de la pureza moral por la transformación social, configurando lo que podríamos entender como un martirio anti-político que paradójicamente lo habilita para ejercer la política. Una larga tradición de cultura política que podemos rastrear por lo menos a Perón si seguimos a Sigal y Verón (2023), describe este motivo narrativo como “modelo de llegada”, es decir, el líder político que emerge por fuera del campo ideológico. Líderes de distintas formaciones ideológicas han actualizado este género de la narración política. Menos relevante que la estructura narrativa en sí, es pensar cómo este componente se articula con otras características que definen el dispositivo discursivo libertario.

El análisis narrativo del discurso libertario argentino que presentamos en este trabajo nos permite afirmar que estamos ante una configuración heroica singular que articula de manera novedosa elementos tradicionales y emergentes. Nuestro estudio identifica tres rasgos principales que definen la especificidad de esta construcción narrativa. En primer lugar, definimos el saber como la competencia heroica central de esta discursividad que se estructura en torno a una "escena de lectura" fundacional donde el contacto con textos libertarios opera como prueba cualificante del sujeto protagonista. A diferencia de otras narrativas de heroísmo político tradicional, donde la competencia se adquiere a través del contacto con la injusticia social o la experiencia militante, el héroe libertario se constituye mediante una revelación epistemológica. Esta operación narrativa permite presentar la transformación política como consecuencia de un "despertar cognitivo" que otorga al líder una legitimidad de tipo científico-técnico, distanciándolo tanto de la política profesional como de la militancia o el activismo popular.

En segundo lugar, la relación con lo popular se expresa mediante una paradoja constitutiva: el pueblo aparece simultáneamente como destinatario heroico (debe ser salvado), como sujeto competente (capaz de "soportar verdades" y demostrar "coraje") y como víctima de la política. Esta tensión se articula a través de un contrato pedagógico donde el líder-héroe ocupa la posición del educador que revela verdades económicas a un pueblo que, aunque heroico en su resistencia y aceptación del ajuste, permanece en situación de minoridad cognitiva o epistemológica respecto del saber libertario. En paralelo se elabora una imagen de los social compuesta por distintas entidades, por ejemplo la construcción de los "empresarios" como héroes sociales complementa esta operación sobre lo popular, ofreciendo un modelo heroico alternativo basado en la competencia económica antes que política. La precondición de esta modelización del pueblo es la figura del adversario o anti-sujeto representado por la casta.

Finalmente, observamos la construcción genealógica de una visión de la historia que ubica a Milei como heredero de Sarmiento y Menem, es decir se establece una tradición heroica que trasciende las fronteras ideológicas del tiempo presente y las proyecta al pasado de manera creativa. Esta operación permite al discurso libertario reivindicar simultáneamente el liberalismo fundacional (Sarmiento) y el neoliberalismo de los 90 (Menem), presentándolos como precursores de una misma matriz de pensamiento político y económico, con su propia axiología. Esto es posible por una operación de traducción o aggiornamiento, así, la escuela sarmientina se asocia con la idea de capital humano. La clave narrativa reside en presentar a ambos antecesores como outsiders, sus historias relatan un exilio o exclusión del campo político que es superada posteriormente. Estos héroes que ingresan al campo político desde posiciones periféricas legitimando así el modelo de "llegada" del propio Milei que fue profetizado por Menem o que comparte rasgos de carácter -el desprecio de las formas, el ser llamado loco- con Sarmiento.

Retomando la intuición inicial sobre la "ruptura" y "novedad" del discurso libertario, nuestra apuesta interpretativa busca delimitar los rasgos narrativos que constituyen dicha singularidad. A pesar de su emergencia veloz, desde los estudios del discurso distintas investigaciones han trabajado la transformación de las nuevas derechas desde la teoría de la enunciación, el análisis político del discurso, la argumentación, la circulación hipermediática, la proliferación de los discursos de odio. A nuestro parecer hay un área de vacancia relativa en los estudios narratológicos sobre La Libertad Avanza y Javier Milei. Consideramos que este tipo de estudios son relevantes ya que la discursividad política es precisamente el tipo de relato que actualiza las mitologías de la actualidad en la que funcionan las ideologías de la derecha. Por otra parte, recientemente ha llamado mucho la atención del marketing y la comunicación político el estudio de narrativas o las estrategias de storytelling, si bien estas epistemes obedecen a matrices de pensamiento alejadas al estructuralismo, creemos que hay en la perspectiva fundadora de Propp y Greimas un arsenal teórico relevante a las discusiones actuales.

En este sentido, consideramos que la novedad del caso de estudio no radica tanto en sus contenidos ideológicos particulares, muchos de los cuales pueden rastrearse en tradiciones derechistas y neoliberales previas, sino en su arquitectura narrativa. Como mencionamos anteriormente, hay un desplazamiento y radicalización de las figuras heroicas meritocráticas producidas durante la gestión de la alianza Cambiemos. Para la formación ideológica libertaria no es tan importante el sacrificio meritocrático del pueblo, más bien hay un énfasis en sacrificar a la política misma.

Desde nuestro punto de vista, el discurso libertario es efectivo al construir una figura heroica que resuelve narrativamente las tensiones constitutivas de las derechas contemporáneas: ¿Cómo ser simultáneamente un economista austriaco tecnócrata y un líder político popular? ¿Cómo ser antipolítico y aspirar a la hegemonía y la gestión del Estado? ¿Cómo articular individualismo social y liderazgo carismático?). El discurso libertario logra integrar elementos aparentemente contradictorios mediante una estructura narrativa coherente y asentada en tradiciones políticas previas, resolviendo así la tensión señalada por Wendy Brown (2020) al describir la actual crisis del neoliberalismo como matriz cultural. Cabe aclarar también que el liberalismo retoma lenguajes disponibles que el macrismo no supo o no logró alojar en su interior (Morresi y Ramos, 2023).

Su eficacia política no deriva únicamente de condiciones coyunturales favorables -cuadro que describe de manera minuciosa Semán (2023)-, sino de haber construido un relato que hace verosímil y deseable una propuesta que articula elementos tradicionalmente disonantes del espectro ideológico conservador.

Otro aspecto menor pero relevante de la discursividad libertaria es su triunfalismo. Su actual posición en la gestión del estado, la desorganización de la oposición, la eficacia relativa en aplicar un programa refundador, no son pocos los motivos para ese clima de éxito. Cabe pensar al menos virtual y brevemente, qué está pasando en el campo opositor, como se organizan los relatos que compiten y polemizan con la victoria libertaria. En la segunda mitad del siglo XX, la literatura latinoamericana y argentina se pobló de héroes derrotados, personajes que asumen el lugar del perdedor, de aquel que tiene que buscar una forma de vivir y una posición frente a la historia cuando su proyecto político se sumerge en la larga serie de los vencidos. Se configuró en esos años un modelo de héroe que atraviesa un duelo, lleva una carencia e intemperie ideológica que lo atrapa. El enigma de esos relatos está en los modos en los que el derrotado encuentra una posición ética frente a los vencedores, ¿traicionará sus valores, resistirá como un romántico o un idealista? (Amar Sánchez, 2009).

En la vida, en la política, en el amor: hay que saber ganar y también perder. Esa competencia, ese conocimiento es clave para la vida política y sus pulsiones. Por ahora el discurso libertario avanza en su narrativa de héroe victorioso. La pregunta que queda abierta es: ¿qué tipo de relato construirá el discurso libertario si le toca enfrentar la derrota? ¿Mantendrá su estructura pedagógica o deberá reinventarse narrativamente? La respuesta a estas preguntas excede este trabajo, pero constituye una agenda de investigación relevante para comprender la sostenibilidad de las operaciones discursivas aquí analizadas.

Mientras tanto la oposición busca un relato novedoso, una transformación más deseable que el ajuste, una creencia más fuerte y verosímil que la necesidad del ajuste y la inevitabilidad de la crueldad. Una intuición narrativa: No es tarea fácil, una esperanza: tampoco es un relato que nunca haya ocurrido. En política cada historia resuelve una tensión necesaria para gobernar. Milei logró juntar a extremistas y gradualistas. Al campo opositor le falta sortear la derrota.  

 

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[1] Fecha de recepción: 29/09/2025. Fecha de aceptación: 16/11/2025

Identificador persistente ARK: https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25250841/o24n6ymrx

[2] Instituto de Estudios en Comunicación, Expresión y Tecnologías (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Universidad Nacional de Córdoba).

Córdoba, Argentina.

sanchezcecipablodaniel@gmail.com

https://orcid.org/0000-0001-7440-1307

[3] Disponible en: https://www.casarosada.gob.ar/informacion/discursos

[4] Perfil. (24 de Junio). Liberland, el país libertario de fantasía que tiende puentes con Javier Milei http://perfil.com/noticias/politica/liberland-el-pais-libertario-de-fantasia-que-tiende-puentes-con-javier-milei.phtml

[5] Foundation for Economic Education. (2024, 3 de diciembre). How Javier Milei Explains His Economic Philosophy. https://fee.org/articles/how-javier-milei-explains-his-economic-philosophy/