Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos

N° 9 (diciembre-mayo). Año 2019. ISSN: 2525-0841. Págs.3-16

http://criticayresistencias.com.ar

Edita: Fundación El llano - Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina (CEPSAL)

Una mirada antropológica sobre el método de Marx[1]

An anthropological view about Marx’s method [2]

Claudia Fabiana Guebel y Nahuel Emir Levy[3]

Resumen

En el presente artículo nos proponemos reflexionar desde una mirada antropológica y poniendo el énfasis en un enfoque teórico-metodológico, acerca de algunas categorías teóricas de la sociología clásica,  que son utilizadas en las ciencias sociales y que permiten pensar e investigar sobre el presente. A partir de este enfoque, abordaremos  el análisis de diversos trabajos de Karl Marx. Poniendo el énfasis   en una perspectiva desnaturalizadora, analizaremos la construcción metodológica y conceptual que realiza el autor, teniendo en cuenta algunos de sus textos iniciales. Realizaremos una lectura acerca del modo en que Marx desnaturaliza las categorías teóricas, considerando el papel que cumplen la dialéctica y la historia en este proceso. Desarrollaremos este análisis, ejemplificando con la forma en que el autor trabaja y despliega categorías como las de individuo, propiedad y producción.

Palabras claves: teoría sociológica, antropología, Karl Marx, categorías.

Abstract

In this article we propose to reflect from an anthropological perspective and putting the emphasis on a theoretical-methodological approach, about some theoretical categories of classical sociology, which are used in the social sciences and that allow us to think and investigate about the present. From this approach, we will discuss the analysis of various works by Karl Marx. Putting the emphasis on a denaturing perspective, we will analyze the methodological and conceptual construction made by the author, taking into account some of his initial texts. We will make a reading about the way in which Marx denatures the theoretical categories, considering the role played by the dialectic and history in this process. We will develop this analysis, exemplifying how the author works and displays categories such as individual, property and production.

Keywords: sociological theory, anthropology, Karl Marx, categories.

Introducción

Desde los inicios de la antropología se han construido modelos etnológicos con la intencionalidad de explicar y comprender la estructura social de las sociedades primitivas o pre-capitalistas, ubicarlas —en algunos casos— en un eje de complejidad social, y leer desde esos modelos la sociedad occidental.

Con el tiempo, el lugar de la historia dentro de la evolución del pensamiento antropológico ha ido modificándose. Con el surgimiento de la economía política marxista, se puso en jaque  a la pretensión sincrónica y ahistórica en la disciplina. Desde entonces, los procesos sociales, políticos y fundamentalmente económicos que suceden en un grupo social no se tratan ya como afectando exclusivamente a ese grupo. La historia tiene hoy un papel central en el marco de las explicaciones antropológicas. Conocer el pasado pasa a ser central para poder conocer o explicar el presente.

En este sentido, consideramos que los aportes de Marx, específicamente en el plano teórico y metodológico, se erigen como herramientas muy poderosas para un análisis antropológico que considere a la historia y lo social como elementos constitutivos en la producción de conocimiento. Marx abordó cuestiones que a su vez son núcleos problemáticos y atraviesan a todas las ciencias sociales, tanto por la perspectiva materialista histórica que adoptó, pero principalmente porque desnaturalizó las categorías teóricas y por el modo en que realizó esta desnaturalización. Tema que abordaremos en este artículo. En sus trabajos queda claro que las categorías de análisis no pueden ser utilizadas como universales, sino que deben ser consideradas en relación a una sociedad determinada, pues son productos históricos, y es desde esta consideración que no pueden ser extrapolables sin mediaciones de una sociedad a otra.

Creemos que uno de los pilares de la labor antropológica lo constituye la desnaturalización de las categorías y de los procesos sociales. Y también, la distinción de lo peculiar, lo relativo, lo pertinente a una cultura o sociedad en particular, y en un tiempo y espacio determinados. En vez de otorgar un sello que certifique de “natural” y “general” a una forma de relación y asociación (por ejemplo, la familia nuclear), o a un tipo de racionalidad (por ejemplo, la del cálculo y la racionalización creciente en el marco del sistema capitalista), o a un modo de organización política (por ejemplo, el estatal), se enfatiza en el proceso inverso. Al desnaturalizar se demuestra el carácter de construcción social e histórica. Es decir, se “socializa”, se pone en sociedad y también se “rehistoriza”: se reconstruye la historia —social— de lo que procura presentarse sin ella, y con ese movimiento se da la posibilidad de transformación de lo que aparece como inmutable, como “natural”. Desnaturalizar, en definitiva, implica reconocer el origen social, y poner el foco en las relaciones entre aquello que se estudia y la sociedad en la que tiene lugar. Lo que se reconoce histórico, recupera su estatus de político.

Invitamos a realizar una lectura antropológica de los aportes teórico-metodológicos de Marx, lo que supone abordar algunos de los problemas teóricos que trata, y principalmente focalizar en la manera en que los aborda: enfatizar en el modo en que implementa su construcción teórica, su metodología, y cómo elabora algunas categorías que consideramos centrales para el estudio de lo social.

El presente trabajo se va a estructurar de la siguiente manera: en primer lugar, analizaremos la forma de construcción del conocimiento en Marx, lo que implica detenernos en el método dialéctico, la relación entre las categorías y la desnaturalización de las mismas. Detallaremos luego, a modo de ejemplo, la manera en que Marx aborda tres categorías centrales en su obra: individuo, propiedad y producción.

Construcción del conocimiento en Marx

A diferencia de otros clásicos de la sociología, Karl Marx no tiene una obra en donde especifique de modo exhaustivo o “pedagógico” su método de investigación[4]. A pesar de ello, nos detendremos en el análisis de La ideología alemana (publicado en 1845) y en la Introducción general a la crítica de la economía política (publicado en 1857). En estos trabajos podremos observar cómo el autor alemán plantea lo que considera un “método científico correcto”, a la vez que realiza una crítica minuciosa al modo en que tanto los hegelianos, los neohegelianos y los economistas políticos clásicos abordan lo real.

Marx nos muestra el proceso de construcción del conocimiento sobre lo real desnaturalizando las categorías y situándolas históricamente, poniendo en cuestión de esa forma la utilización de categorías “abstractas”, y mostrando que la constitución de estas categorías y de la realidad es dialéctica. Esta última se expresa en el autor en tres órdenes: en cómo se constituye la realidad en sí, exterior al sujeto que la estudia; en el modo en que se la aprehende en términos teórico-metodológicos, específicamente en relación al uso de las categorías; y en el papel histórico que cumple en la transformación de las sociedades y la posibilidad de formular leyes a través de la contradicción que tiene lugar en la base material.

El planteo metodológico de Marx implica entonces desnaturalizar las categorías al vincularlas con un momento histórico determinado.

El método dialéctico

El planteo metodológico de Marx implica la crítica de las categorías “abstractas” formuladas por la economía política clásica y por la filosofía alemana, como paso previo y necesario para la formulación de su método científico: el “materialismo histórico”.

Para Marx, los economistas clásicos trabajaron a partir de categorías abstractas, extrapolando y eternizando las relaciones de producción capitalistas que son, en realidad, productos históricos. De la misma forma procede el materialismo de Feuerbach, quien “en la medida en que no tiene en cuenta la historia, no es materialista” (Marx, 1973, p. 23).

Al tratar a las categorías como productos históricos de un momento determinado, las mismas dejan de ser abstractas, y se transforman en concretas Esta modalidad fue definida como elevarse de lo abstracto a lo concreto [5]

El punto de partida, para nuestro autor, es lo real y concreto, en oposición a lo abstracto del idealismo alemán, el materialismo contemplativo de Feuerbach y los planteos universalistas de la economía política clásica[6]. El supuesto epistemológico a partir del cual Marx construye su método es la objetividad de lo real: la realidad está por fuera del pensamiento, y es a partir del método científico correcto que uno puede representarla de manera concreta. De este modo, “la totalidad concreta es un producto del pensamiento, un producto del trabajo de elaboración que transforma intuiciones y representaciones en conceptos” (Marx, 1987, p. 51).

Este método materialista histórico utiliza también a la dialéctica como modalidad de abordar esa realidad y analizar las categorías que se utilizan.

En la Introducción a la crítica de la economía política, Marx desarrolla —en unos pocos renglones— lo que entiende por su método. El autor muestra cómo la economía política clásica parte de la categoría de población como una categoría abstracta, y la desagrega en componentes simples, acabando ahí su tarea. De acuerdo con el proceder de estos autores, el análisis de lo real resulta en un listado de temas que están dentro de la población, pero como un todo caótico y que no da cuenta de la constitución de esa realidad. Según Marx:

“Parece justo comenzar por lo real y lo concreto, por el supuesto efectivo; así, por ejemplo, en la economía, por la población [...] sin embargo, si se examina con mayor atención, esto se revela [como] falso. La población es una abstracción si dejo de lado, por ejemplo, las clases de que se compone. Estas clases son, a su vez, una palabra vacía si desconozco los elementos sobre los cuales reposan” (Marx, 1987, p. 50)

Es preciso desagregar las categorías abstractas en sus componentes histórico-concretos. A su vez, estas abstracciones más sutiles pueden nuevamente desagregarse en sus componentes reales, dando cuenta de sus determinaciones históricas. Estos componentes reales desagregados, conforman una totalidad cuyas partes están mutuamente determinadas. Al culminar el proceso de comprensión de lo real, es preciso realizar lo que él llama un “viaje de retorno” que sintetice en la mente del investigador un “concreto espiritual”, allí cuando las “determinaciones abstractas conducen a la reproducción de lo concreto por el camino del pensamiento” (Marx, 1987, p. 51) Aquí radica lo dialéctico de su método.

“(…) éste último es, manifiestamente, el método científico correcto. Lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto, unidad de lo diverso. Aparece en el pensamiento como proceso de síntesis, como resultado, no como punto de partida, aunque sea el efectivo punto de partida, y, en consecuencia, el punto de partida también de la intuición y de la representación […] el método que consiste en elevarse de lo abstracto a lo concreto es para el pensamiento sólo la manera de apropiarse de lo concreto, de reproducirlo como un concreto espiritual. Pero esto no es, de ningún modo, el proceso de formación de lo concreto mismo.” (Marx, 1987 p. 51)

En este retorno se sintetizan los componentes abstractos de un todo superior para volverlo concreto en un sentido especifico: un concreto espiritual. Está claro que el viaje de retorno no crea lo real (crítica que le realiza a Hegel), ni siquiera lo adquiere de forma absoluta: la totalidad concreta es un producto del pensamiento, un trabajo de elaboración que transforma intuiciones y representaciones en conceptos. La aprehensión intelectual de lo real, entonces, se apropia de lo concreto en forma de concreto espiritual.

Parece necesario destacar el punto de partida del autor, como el mismo lo planteara en La ideología alemana: el hombre real, produciendo sus medios de vida, en un momento histórico determinado. Éstas deben ser las premisas de quien indaga sobre el mundo social. Lo conocido no puede confundirse con lo real, que guarda siempre una exterioridad respecto del pensamiento, contradiciendo la posición fundamental de Hegel, ya que él “cayó en la ilusión de concebir lo real como resultado del pensar” (Marx, 1987, p. 13).

La relación entre las categorías abstractas y las concretas

¿Cuál es la relación de temporalidad entre las categorías abstractas y las concretas? En este sentido, Marx afirma que:

“Aunque la categoría más simple haya podido existir históricamente antes que la más concreta, en su pleno desarrollo intensivo y extensivo, ella puede pertenecer sólo a una forma social compleja, mientras que la categoría más concreta se hallaba plenamente desarrollada en una forma social menos desarrollada.” (Marx, 1987, p.53)

Creemos que, en primer lugar, para Marx la categoría simple puede existir históricamente antes que la concreta, es decir, a modo de todo no desarrollado, e incluso relacionarse con otras categorías simples de forma que, en algún momento, se integrará para conformar una categoría concreta. Sin embargo, en su forma no desarrollada, estas categorías abstractas constituyen, en la práctica, otras realidades.

“(…) incluso las categorías más abstractas, a pesar de su validez —precisamente, debido a su naturaleza abstracta— para todas las épocas, son, no obstante, en lo que hay de determinado en esta abstracción, el producto de condiciones históricas y poseen plena validez sólo para estas condiciones y dentro de sus límites.” (Marx, 1987, p. 55)

Marx realiza una advertencia antropológica. Los conceptos son válidos sólo en el marco de un contexto socio-histórico determinado. Esta advertencia apunta a que quien investiga se prevenga del riesgo etnocéntrico que supone entender todas las sociedades desde el prisma capitalista, e invita a una actitud opuesta: considerar las mediaciones históricas cuando se trate de estudiar distintas sociedades en distintos momentos de su desarrollo. Relativiza de esta forma la universalidad socio-histórica que los economistas clásicos le pretenden asignar a las categorías de análisis propias de la sociedad burguesa, quienes, proyectando categorías abstractas hacia la eternidad histórica, cancelan las especificidades, eternizan y legitiman una serie de relaciones sociales que en realidad, en tanto sociales, son históricas:

“La economía burguesa suministra así la clave de la economía antigua, etcétera. Pero no ciertamente al modo de los economistas, que cancelan todas las diferencias históricas y ven la forma burguesa en todas las formas de sociedad. […] ellas pueden contener formas [de otras formas de sociedad] de un modo no desarrollado, atrofiado, caricaturizado, etcétera. Pero la diferencia será siempre esencial. (Marx 1987, p. 56)”

El análisis social debe realizarse con apego a lo real[7]. Para Marx, el investigador es capaz de convertir una categoría abstracta en un concreto espiritual, a través de la desagregación de sus componentes en un momento y un lugar dados para, finalmente, reconstruir la totalidad en un sentido inverso pero dialéctico. Esa totalidad constituye un concreto espiritual, la aprehensión de lo real por parte del investigador.

Desnaturalización de la construcción del conocimiento

La dialéctica le permite, además, analizar las categorías a modo de totalidad. En Introducción a la crítica..., explica cómo aparece en la mente la idea de producción, pero que si se analiza esa categoría en contraste con lo real, aparece como el resultado de un proceso que involucra tanto a la producción, al intercambio, a la distribución y al consumo, y la forma en que cada una de éstas instancias supone y determina a las otras. Este método le sirve a Marx para desagregar la totalidad en sus componentes históricos, y luego reconstruirla en un modo nuevo, concreto. La producción tiene lugar en un momento histórico determinado. Así, dará cuenta de que ciertos elementos que los economistas políticos clásicos presentan como separados e independientes son, en realidad, instancias de una totalidad que se determinan mutuamente.

Las premisas de las que parte en La ideología alemana también dan cuenta de esta interpretación materialista de la historia. Marx está planteando una discusión con la filosofía alemana, a través de la definición de su objeto de estudio. El sujeto que investiga se aproxima a lo real, pero la realidad está en sí misma constituida dialécticamente. La construcción del conocimiento científico desde el materialismo histórico implica a la relación entre el investigador, la constitución de esa realidad y la reproducción en la mente de esa realidad constituida.

Desnaturalización en Marx

En el autor, aparece con claridad la oposición entre lo natural y lo histórico, como fuera señalado anteriormente, cuando critica en Introducción general a la crítica de la economía política el modo en que la economía política clásica analiza la categoría de producción: “La producción tiene sus propias condiciones y sus supuestos, que constituyen sus propios momentos. En un comienzo estos supuestos pueden aparecer como hechos naturales. El mismo proceso de producción los transforma de naturales a históricos” (Marx, 1987).

Abstrayendo de lo real el proceso de producción en general, los economistas clásicos ignoran las condiciones históricas en las que dicha producción tiene lugar. Pretendiendo comprender, eternizan una forma de producción (la capitalista), y leen desde este prisma todos los modos de producción.

“(…)[a los economistas clásicos les interesa] presentar a la producción [...] como regida por leyes eternas de la naturaleza, independientes de la historia, ocasión ésta que sirve para introducir subrepticiamente las relaciones burguesas como leyes naturales inmutables de la sociedad in abstracto, [de este modo] es posible liquidar todas las diferencias históricas formulando leyes humanas universales.” (Marx, 1987, p. 37)

Desde esta perspectiva, recuperamos la intención desnaturalizadora que promueve Marx desde su crítica a la economía clásica, intención que es factible de encontrar en la producción antropológica,  específicamente en relación a tres categorías claves para su trabajo: individuo, propiedad y producción.

Las categorías

Individuo

Para Marx, los individuos son un producto histórico al producir sus medios de vida y relacionarse socialmente para esa tarea en ella. En la Tesis sobre Feuerbach (publicado originalmente en 1845), Marx realiza una crítica al filósofo alemán, aunque reconociéndole algunos méritos, como señalar la preeminencia de lo material y la existencia de una realidad exterior al sujeto que estudia. Le reprende, por otra parte, su postura contemplativa frente a la realidad:

“(...) aún cuando Feuerbach está introduciendo una mirada materialista sigue siendo contemplativo [...] Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana (en un general). Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de relaciones sociales.” (Marx, 1973a, p. 10)

“La vida social es esencialmente práctica [...] el punto de vista del antiguo materialismo es la sociedad “civil “; el del nuevo materialismo, la sociedad humana o la humanidad socializada.” (Marx, 1973a, p. 11)

Feuerbach se ve, por lo tanto, obligado a hacer caso omiso de la trayectoria histórica, enfocando de por sí el sentimiento religioso y presuponiendo un individuo humano abstracto aislado. En términos teóricos, Feuerbach se sigue manejando con categorías abstractas, no históricas, concretas ni reales. En oposición, Marx está hablando de un individuo histórico, inmerso en relaciones sociales, producto de una historia.

“Feuerbach no ve, por consiguiente, que el sentimiento religioso es también un producto social y que el individuo abstracto que él analiza pertenece, en realidad, a una forma determinada de sociedad. (Marx, 1973b, p. 50)”

“(…) no partimos de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan, ni tampoco del hombre predicado, pensado, representado o imaginado, para llevar, arrancando de aquí, al hombre de carne y hueso; partimos del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, deducimos también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida.” (Marx, 1973b, p. 19)

Marx va a partir, no de la contemplación, sino de la realidad observable, de individuos reales produciendo sus medios de vida. No sólo es necesario situar la producción históricamente, sino ser consciente de que ella es, en el plano de lo real, el resultado de un proceso que está compuesto por producción, distribución, intercambio, consumo (Marx, 1987 y 1973b).

Entonces, parte de premisas reales: “las premisas de las que partimos no tienen nada de arbitrario, no son dogmas, sino premisas reales, de las que sólo es posible abstraerse en la imaginación” (1973b, p. 15).

Estas premisas existen, son observables, están fuera del sujeto. Por esta razón, “el problema de si se le puede atribuir al pensamiento humano una verdad objetiva no es un problema teórico, sino un problema práctico” (1973a, p. 9).

En la Introducción general a la crítica de la economía política también discute con la economía política clásica, su concepción en torno al individuo:

“Individuos que producen en sociedad, o sea la producción de los individuos socialmente determinada: este es naturalmente el punto de partida. El cazador o el pescador solos y aislados, con los que comienzan Smith y Ricardo, pertenecen a las imaginaciones desprovistas de fantasía que produjeron las robinsonadas del siglo XVIII […] este individuo es el producto de la disolución de las formas de sociedades feudales y, por el otro, de las nuevas fuerzas productivas desarrolladas a partir del siglo XVI. […] Cuanto más lejos nos remontamos en la historia, tanto más aparece el individuo —y por consiguiente, el individuo productor— como dependiente y formando parte de un todo mayor.” (Marx, 1987, p.: 33-34)

La crítica que realiza a la economía política es, en efecto, la misma que años antes realizó al idealismo alemán, hegelianos y neohegelianos. Para el autor, no se puede hablar de un individuo aislado; el individuo debe considerarse en sociedad, produciendo sus medios materiales de vida. Por otra parte, esta concepción de un individuo aislado del cual habla la economía política clásica es el resultado de un proceso histórico, concretamente, del advenimiento del capitalismo, y no se puede usar esa categoría para referirnos a todas las sociedades.

En las sociedades del pasado europeas no existía el concepto de individuo, ya que se trataba de sociedades comunales o sociedades tribales donde no estaba tan clara esa separación individuo-comunidad. Lo que prevalecía era la idea de comunidad por sobre la idea de individuo.

La idea de individuo como tal es propia del capitalismo[8]. En esa transición del feudalismo al capitalismo, aparece un individuo que es libre, pero libre para vender su fuerza de trabajo. Marx enseña que no podemos hablar, para todas las sociedades o todas las épocas, de un individuo que es propio de una manera de abordar la realidad del utilitarismo inglés, de la economía política clásica, y cuya utilización sirve a los fines políticos y académicos de aquellos intelectuales.

Si hablar de la categoría de individuo supuso, necesariamente, mencionar la producción, la propiedad y el intercambio, es precisamente porque el modo de análisis es dialéctico: las categorías aparecen, en la práctica, mutuamente determinadas.

“Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material [...] lo que los individuos son depende, por lo tanto, de las condiciones materiales de su producción. Esta producción aparece al multiplicarse la población. Y presupone, a su vez, un intercambio entre los individuos. La forma de este intercambio está condicionada, a su vez, por la producción [...] la historia de la humanidad debe estudiarse y elaborarse siempre en conexión con la historia de la industria y el intercambio.” (Marx, 1973a, pp. 15-24)

Propiedad

La categoría de propiedad es, como ya hemos visto para la categoría de individuo, un producto histórico. Las sociedades tradicionales no tenían una concepción de propiedad en términos capitalistas, es decir, propiedad privada. En tal caso, tal como fue estudiado por la antropología, tenían derechos de uso, de usufructo, o a lo sumo de propiedad comunal sobre un determinado territorio.

Marx desarrolla esta idea en la Ideología alemana:

“La primera forma de propiedad es la propiedad de la tribu. Esta forma de propiedad corresponde a la etapa incipiente de la producción en que un pueblo se alimenta de la caza y de la pesca, de la ganadería o a lo sumo de la agricultura. En este último caso la propiedad tribal presupone la existencia de una gran superficie de tierras sin cultivar. En esta etapa la división del trabajo todavía está muy poco desarrollada y no es más que la división natural del trabajo existente en el seno de la familia. La organización social en esta etapa se reduce también por lo tanto a una ampliación de la organización familiar.” (Marx, 1973b, p. 16)

“Entre los pueblos antiguos, teniendo en cuenta que en una misma ciudad convivían diversas tribus, la propiedad tribal aparece como propiedad del Estado y el derecho del individuo a disfrutarla como simple possessio, la cual, sin embargo, se limita, (...) a la propiedad de la tierra. La verdadera propiedad privada (...) comienza con la propiedad mobiliaria.” (Marx, 1973b, pp. 65-66)

En términos más contemporáneos, Marx está describiendo los derechos de uso colectivo y usufructo sobre cierto territorio, como lo va a desarrollar en El sistema de tenencia de tierras en Argelia en el momento de la conquista francesa (Marx, 2000).

Al desnaturalizar la categoría de propiedad está señalando que ella no puede ser concebida   tal como es formulada por la economía política clásica. La propiedad, como tal, y en particular la propiedad privada, es el producto de un momento y un modo de producción histórico determinado, el capitalismo.

Toda producción es apropiación de la naturaleza por parte del individuo en el seno y por intermedio de una forma de sociedad determinada. En este sentido, es una tautología decir que la propiedad (la apropiación) es una condición de la producción. Pero es ridículo saltar de ahí a una forma determinada de la propiedad, por ejemplo la propiedad privada (lo cual implica además, como condición, una forma contrapuesta: la no propiedad). La historia nos muestra más bien que la forma primigenia es la propiedad común (por ejemplo, entre los hindúes, los eslavos, los antiguos celtas, etcétera), forma que, como propiedad comunal, desempeña durante largo tiempo un papel importante. (Marx, 1987, pp. 37-38)

En la Ideología alemana, Marx va a desarrollar los diversos modos de producción, demostrando cómo se da el proceso de transformación de la propiedad en éstos, en relación a la división del trabajo. Finalmente, nos alerta respecto a cómo en el capitalismo, el objeto y su uso se independiza de su propiedad: “Esta ilusión jurídica, que reduce el derecho a la mera voluntad, conduce necesariamente, en el desarrollo posterior de las relaciones de propiedad, al resultado de que una persona pueda ostentar el derecho jurídico a una cosa sin llegar a tenerla realmente” (Marx, 1973b, pp. 67-68).

En relación a la propiedad de la tierra, Marx expresa cómo, en las primeras sociedades, no existía la noción de propiedad territorial. Como dijimos, la misma es el resultado de un proceso histórico. Con la aparición del capitalismo, a la par que aparece la propiedad individual de la tierra, se da un proceso de sistematización, geometrización, medición, representación y abstracción de la misma en un papel. Una aplicación de esa medición a un espacio físico determinado que no se conoce.

Con el advenimiento del capitalismo no sólo aparece la categoría de individuo aislado que vende su fuerza de trabajo, sino también aparece la categoría de propiedad individual. Aparece una división, un cálculo del tiempo exacto para someter y domesticar la mano de obra, y además lo que surge es una domesticación del espacio, una medición del espacio que se puede calcular como paso previo a su venta. Esto está anticipando Marx cuando desarrolla la diferencia entre el derecho y la propiedad: el capitalismo traslada derechos entre los hombres, a derechos al uso del espacio y los recursos por parte de los mismos (Bourdieu,1988). En este sentido, las cuestiones planteadas por Marx tienen que ver con debates que se han dado en el pasado, y continúan en la actualidad en la antropología social, y con cuestiones de índole más general que signaron las discusiones antropológicas durante varias décadas, específicamente referidas a cómo pensar las sociedades precapitalistas (indígenas, campesinas) y su vinculación con nociones y relaciones propias del capitalismo, tales como: el mercado, la propiedad de la tierra, la explotación, la cuantificación del tiempo, la medición y propiedad del espacio.

Producción

Es en esta categoría donde el autor pone en juego todo su bagaje teórico metodológico. Desde el mismo momento en que critica la ideología alemana, está sentando las bases de su posición.

En la definición de su objeto de estudio (el individuo produciendo en sociedad), en el énfasis sobre la base material (la estructura económica) y sus componentes (fuerzas productivas y relaciones de producción), y en cómo a partir de la contradicción de los componentes de la base material se desarrolla la ley de la evolución de las sociedades, Marx está generando modelos para leer la realidad, pero a la vez está clasificando tipos empíricos: los modos de producción.

A la vez, en La ideología alemana, y en el tratamiento que hace de la producción o la base material, ya está anticipando lo que va a analizar en la Introducción a la crítica: al desagregar a la categoría de producción, que en lo real consiste en la mutua determinación de categorías: producción, intercambio, distribución y consumo. Así, Marx va explicitando el uso que hace del método dialéctico.

Es a partir de la categoría de producción que explica lo que entiende por individuo (en sociedad, y produciendo), y propiedad (es una expresión de la división del trabajo), a partir de las relaciones de cooperación (o producción) que establecen los hombres para producir sus medios de existencia.

Entonces, parte de premisas reales. Es decir, que son observables, que están fuera del sujeto, que son objetivas:

“Son los individuos reales, vivos, su acción y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas con las cuales se han encontrado como las engendradas por su propia acción […] tal como los individuos manifiestan su vida, así son, lo que son coincide con su producción, con su hacer, con la producción de sus medios de vida. Tanto con lo que producen con cómo lo producen.” (Marx, 1973b, pp. 19-21)

El modo como los hombres producen sus medios de vida, como destaca el autor, depende de los medios que encuentra en forma acabada y que pueden ser reproducidos. Este es un principio que sirve también a los fines de clasificar tipos de sociedad, la base conceptual desde la cual clasificará a los diferentes modos de producción. Los hombres producen, se distinguen de los animales por la producción de sus medios de vida, y esta producción es social: para concretarla, los hombres se relacionan social y políticamente. Estas relaciones dependen, a su vez, de las condiciones materiales objetivas en las que la producción tiene lugar. De lo que se desprende que lo que los individuos son, depende de las condiciones materiales de la producción.

“(...) el modo como los hombres producen sus medios de vida depende ante todo de la naturaleza misma de los medios de vida que encuentran en forma acabada y que pueden ser reproducidos. Este modo de producción no debe considerarse solamente en cuanto es la reproducción de la existencia física de los individuos. Es ya, más bien, un modo determinado de la actividad de esos individuos. Un modo determinado de manifestar su vida. Un modo de vida determinado de los mismos. Tal como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son, coincide por consiguiente con su producción, tanto con lo que producen como con el modo como producen. Lo que los individuos son (y acá está el proceso histórico) depende, por lo tanto, de las condiciones materiales de su producción.” (Marx, 1973b, pp. 15-16)

La producción es una producción social, una producción en relación con otros individuos. La producción es un concepto vacío si no se considera el modo en que los hombres se asocian para producir, del mismo modo que no puede explicarse sin tener en cuenta las condiciones materiales en que esa producción tiene lugar, ya que desde la perspectiva de Marx la determinan.

Al entrar en contacto con otros hombres, al multiplicarse la población, los individuos entran en relaciones de cooperación para la producción e intercambio. Aquí nace, según Marx, la división del trabajo. Ella se va a expresar en diferentes formas de propiedad (o, más tarde, modos de producción), las cuales devienen de un estadio en la relación entre fuerzas productivas y división del trabajo (relaciones de producción). Si bien la producción es general a todas las sociedades, varía de acuerdo a este criterio, y se expresa en distintos modos de producción a lo largo de las sociedades y la historia. Resulta preciso entonces, al momento de considerar al modo de producción, tomar nota del desarrollo de las fuerzas productivas en un determinado momento histórico, para la cual se corresponderán una serie de las relaciones de propiedad y producción.

A modo de conclusión

En la discusión que propone Marx, tanto con los hegelianos y neohegelianos como con los economistas políticos, expresa claramente su concepción respecto al modo de abordar la realidad. En primer lugar, en tanto materialista, parte del supuesto de la exterioridad de lo real: la realidad está fuera del sujeto, y el investigador sólo puede aprehenderla de una forma concreta espiritual, más no absoluta. Luego, destacará que su punto de partida son los hombres reales produciendo sus medios de vida: el hombre concreto, en oposición a las abstracciones del idealismo y de la economía de su época.

Hemos visto la forma en que, a través de un trabajo de desnaturalización, Marx desagrega las categorías abstractas en sus elementos más simples y concretos para reconstruir la totalidad, sintetizando cada uno de sus componentes y sus relaciones en un todo novedoso. Es allí cuando el intelectual es capaz de apropiarse de lo real en una forma concreta. Hay un viaje de lo complejo a lo simple, y un regreso de lo simple a lo complejo, para obtener un concreto en un sentido nuevo, histórico, situado temporal y espacialmente. Creemos que aquí se evidencia lo dialéctico de su método. Intentamos demostrar cómo esta actitud metodológica es precursora de la desnaturalización antropológica en cuanto al reconocimiento de la historicidad de las representaciones e instituciones sociales, por un lado, y en la forma en que sus aportes posibilitan su estudio sin violentar la realidad social al imponer conceptos propios de otra sociedad o tiempo, por otro.

Marx afirma que la asociación que establecen los hombres para producir sus medios de vida (división del trabajo o relaciones sociales de producción) se contradice, en el devenir de la historia, con las fuerzas productivas de una sociedad. Esa contradicción, junto con su resolución en el surgimiento de una instancia superadora, constituye el eje fundamental que moviliza la historia. Los tipos empíricos que Marx describe (los modos de producción) expresan una forma particular de relación entre fuerzas productivas y relaciones sociales de producción. Esta forma de explicar el movimiento de la historia es también un modo dialéctico. La construcción del conocimiento científico desde el materialismo histórico implica tanto a la relación entre el investigador como al modo en que dicha realidad está constituida, como a la forma en que esa realidad se reproduce en la mente de quien investiga el mundo social.

Las lecturas y reinterpretaciones de la vasta obra de Karl Marx no están, ni mucho menos, cerradas. De nuestra experiencia docente hemos podido advertir que la producción de Marx en torno a lo metodológico resulta un tanto compleja para su comprensión, a la vez que poco difundida. Esperamos que este trabajo sirva en cierta medida para simplificar dicha comprensión, en parte para motivar y contribuir a los debates respecto al lugar que ocupa hoy el autor en las herramientas teórico-metodológicas de nuestra ciencia

Bibliografía

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ILIENKOV, E. (1978) “Elevarse de lo abstracto a lo concreto”. En LÓPEZ DÍAZ (comp.), El capital. Teoría, estructura y método 1. México: Ediciones de Cultura Popular.

MARX, K. (2000) "El sistema de tenencia de la tierra en Argelia en el momento de la conquista francesa". En Fichas de cátedra. Buenos aires: Facultad de Filosofía y Letras  de la Universidad de Buenos Aires.

MARX, K. (1987) “Introducción general a la crítica de la economía política” (1857). México: Cuadernos de Pasado y Presente.

MARX, K. (1987) “Prólogo a la Contribución a la crítica de la Economía Política” (1859). México: Cuadernos de Pasado y Presente.

MARX, K. (1984) “El método”. En La miseria de la filosofía (1847). España: Sarpe.

MARX, K. (1983) “La llamada acumulación originaria”. En El capital. Tomo I, vol. 3, Libro Primero. México: Siglo XXI.

MARX, K. (1983) “Epílogo a la segunda edición de El capital”. El capital. Tomo I, vol. 1, Libro Primero. México: Siglo XXI.

MARX, K. y ENGELS, F. (1973a) “Tesis sobre Feuerbach”. En Obras Escogidas. Tomo IV. Buenos Aires: Ciencias del Hombre

MARX, K. y ENGELS, F. (1973b) “Feuerbach. Contraposición entre la concepción materialista y la idealista. Capítulo I de La ideología alemana”. En Obras Escogidas. Tomo IV. Buenos Aires: Ciencias del Hombre.

Una mirada antropológica sobre el método de Marx

Claudia Fabiana Gubel y Nahuel Emir Levy

 


[1] Fecha de recepción: 04/10/2019. Fecha de aceptación: 27/11/2019.

[2] Una versión inicial de este artículo fue presentada en el X Congreso Argentino de Antropología Social, en el año 2011, realizado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. En el mismo se retoma el abordaje sobre el autor que se realiza en la materia Teoría Sociológica del Departamento de Cs Antropológicas, de la FFyL, UBA.

[3] Mgter. en Antropología Social por la Universidad Federal de Río de Janeiro, Brasil. Lic. en Ciencias Antropológicas (UBA). Prof. Asociada de la Materia Teoría Sociológica del Departamento de Ciencias Antropológicas (Facultad de Filosofía y Letras, UBA). Lic. en Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Docente de la Materia Teoría Sociológica del Departamento de Ciencias Antropológicas (Facultad de Filosofía y Letras, UBA).

[4] El método en Marx puede ser rastreado en los siguientes textos: “Tesis sobre Feuerbach” (Marx y Engels, 1973) (1845); “Feuerbach. Contraposición entre la concepción materialista y la idealista. Capítulo I de La ideología alemana” (Marx y Engels, 1973b) (1845); “Introducción general a la crítica de la economía política” (Marx, 1987) (1857); “Epílogo a la segunda edición de El capital” (Marx, 1983); “El método” (Marx, 1984) (1847); “Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política” (Marx, 1987) (1859).

[5] Los textos que conocemos que han abordado de una manera clarificadora la relación entre lo abstracto y lo concreto han sido los siguientes: “Elevarse de lo abstracto a lo concreto” (Ilienkov, 1978); y “La producción teórica de Marx. Un comentario a los Grundisse" (Dussel, 1998).

[6] Ver “Tesis sobre Feuerbach” (Marx, 1973).

[7] En “Las reglas del método sociológico”, Durkheim considera que una de las primeras medidas del investigador debe ser definir un conjunto de fenómenos que respondan a una misma definición. Esa definición, dice, “debe expresar los fenómenos en función, no de una idea del espíritu, sino de propiedades que le son inherentes. [...] deben tomarse características exteriores [objetivas] que le son comunes” (pp. 76-77).

[8] Véase las Lecciones de sociología (Durkheim, 2003).