Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos

N° 7 Año 2018. ISSN: 2525-0841. Págs.155 - 160

http://criticayresistencias.com.ar

Edita: Colectivo de Investigación El Llano en Llamas

De precarizaciones y resistencias: Los feminismos ante el neoliberalismo. Apuntes para reflexiones urgentes y necesarias[1]

Precarity and resistances: Feminisms in the face of neoliberalism. Notes for urgent and necessary reflections

Constanza San Pedro[2]

Los feminismos ante el neoliberalismo surge a partir de un ciclo de entrevistas públicas “No se nace feminista” organizado por LatFem[3]. Esas conversaciones devinieron en este libro que propone un diálogo entre diferentes perspectivas y ejes dentro de la agenda feminista. Se trata de una invitación a pensarnos colectivamente desde la precari/e/dad y las resistencias, a desnaturalizar las narrativas patriarcales y empezar a tejer las propias.

¿Por qué es importante leer este libro? La situación global, y en particular la de nuestro país, plantean tensiones entre la fase del capitalismo y las múltiples resistencias hacia esta forma de gobierno. En particular, el/los feminismo/s como una forma particular de resistencia nos enfrenta a múltiples desafíos. Pensar nuestra actualidad, la racionalidad que nos ha constituido como sujetas/os y las alianzas que trazamos es urgente para comprender las posibilidades que se abren y abrimos para construir nuestro presente y futuro. La lucidez de las autoras que dialogan en este libro nos interpela tanto a nivel teórico -desde las categorías que proponen- como desde la práctica efectiva de habitar nuestro presente. Quienes nos asumimos precarias/os, tanto desde nuestra condición ontológica como producto de una distribución diferencial, debemos profundizar nuestras reflexiones en torno a las condiciones que hacen viables nuestras vidas y de qué modo.

Es precisamente ese el hilo conductor que atraviesa el libro: la reflexión sobre las formas de precari/e/dad a las que asistimos hoy y las posibilidades de resistencia/agencia. Estos conceptos se entraman en el texto como supuestos que enmarcan la lectura. Hablamos de precariedad, siguiendo a Judith Butler, para referirnos a la condición ontológica de vulnerabilidad compartida por todas/os las/os sujeta/os que nos hace dependientes de otras/os y de soportes materiales que hagan viable la vida; y de precaridad como la maximización de la vulnerabilidad de ciertas/os sujeto/as y sectores de la sociedad que es políticamente inducida (Butler, 2010). Los feminismos ante el neoliberalismo propone que la precaridad sea leída como posibilidad, como búsqueda, desde una resignificación como potencia transformadora habilitada por la alianza entre cuerpos precarios. Si bien esto es abordado por Butler en su obra reciente (Butler, 2017) resulta interesante pensarlo en cada una de las perspectivas que proponen las autoras.

El Prólogo de Malena Nijensohn, investigadora, docente y licenciada en Filosofía, nos da algunas coordenadas que orientan la lectura. A grandes rasgos, toma nociones centrales de Foucault que permiten analizar al poder en nuestras sociedades actuales desde su dimensión productiva. El reconocimiento de la norma como elemento fundamental para la construcción de las subjetividades es uno de los supuestos que atraviesa todo el libro, en el que el análisis de los procesos de subjetivación es central. Además, recupera de Deleuze una lectura más actual sobre las sociedades de control, que reemplazan a la sociedad disciplinaria descripta por Foucault, en las que se incorporan como elementos constitutivos lo digital, la formación continua, la empresa, la evaluación, la superproducción, etc.

Aquí se introduce uno de los ejes ordenadores del libro: la racionalidad neoliberal. Se habla de racionalidad en la medida en que no se limita a entender al neoliberalismo como una fórmula económica que permite analizar sólo éste tipo de procesos, sino más bien se entiende que el neoliberalismo penetra en cada uno de los ámbitos de nuestras vidas y los configura, transforma, ordena de acuerdo a sus propios principios. Así, se produce una economización de todas las esferas de la vida humana, de las instituciones, e incluso de la política. Se trata entonces de una transformación estructural en la forma de gobierno que supone no sólo la gestión de la población, sino la propia gestión de nuestras vidas. Si bien se menciona y ofrece una breve caracterización de esta forma de entender al neoliberalismo, esto no es profundizado por el resto de las autoras. Se trata -más bien- de un supuesto que atraviesa la mirada y la lectura de cada una de ellas. De este modo, los diferentes artículos del libro ahondarán sobre diferentes aspectos de esta racionalidad y sus vínculos con el feminismo.

Las tecnologías neoliberales tienen por supuesto efectos precarizantes que se distribuyen de manera diferencial. Se trata no sólo de la constitución de sujetas/os autónomas/os, autosuficientes, y autoresponsables, sino también de la ruptura efectiva de todos los lazos sociales y comunitarios necesarios para el sostenimiento de nuestras vidas. Malena señala que estas tecnologías logran penetrar incluso en nuestras propias prácticas y discursos, con lo cual resulta necesario desde el feminismo, detenerse a repensarnos desde esta mirada crítica. “¿Cómo operan estas tecnologías en la constitución de subjetividades? ¿Qué implicancias tienen las coordenadas neoliberales en nuestros activismos y nuestras estrategias de resistencia, específicamente al interior del feminismo?” (Nijensohn, 2018, pp.9). Comienza así la invitación.

Ahora bien, hay una dimensión que Malena no menciona, y que considero relevante remarcar. Wendy Brown está pensando al neoliberalismo en diálogo/tensión con la democracia.

Más que sólo saturar el significado y contenido de la democracia con valores de mercado, el neoliberalismo ataca los principios, las prácticas, las culturas, los sujetos y las instituciones de la democracia entendida como el gobierno del pueblo (...) menoscaba las expresiones más radicales de la democracia, aquellas que estallan ocasionalmente en la modernidad euroatlántica y que compiten por su futuro presentando formas más robustas de la libertad, de la igualdad y del gobierno popular que aquellas que podría presentar la versión liberal de la democracia (Brown, 2015, pp.5).

Estos estallidos de los que habla Brown tienen como protagonistas a los feminismos, como expresión de una disconformidad ante el sistema que nos gobierna y al horizonte transformador. Así, frente a la erosión de la democracia y de formas de participación política producto de la racionalidad neoliberal, los feminismos ofrecen la existencia de voces y cuerpos en alianza que se presentan como una alternativa crítica y radical. Este vínculo es también explorado por algunas de las autoras.

El primer artículo del libro, escrito por la teórica alemana Isabell Lorey “Preservar la condición precaria, queerizar la deuda” pone en el centro de la escena la cuestión del trabajo en el marco del capitalismo neoliberal global, signado por lo que ella denomina modo de producción para la deuda. Reconoce que uno de los efectos del neoliberalismo es que el tiempo del trabajo se amplia, abarcando no sólo las tareas pagas, sino toda actividad social (Lorey, 2018, pp. 13) y en particular aquella vinculada a la formación, el conocimiento y la afectividad. Esta ampliación de la noción de trabajo convierte a las/os sujetas/os -en todas sus dimensiones- en fuerza de trabajo: “la productividad de esta forma de trabajo consiste en la producción de subjetividades y de relaciones sociales, de forma tal que los sujetos se vuelven tanto el recurso como el producto del nuevo paradigma de la economía política” (Lorey, 2018, pp.14). La propia vida, las relaciones sociales, serán objeto de cálculos eficientes, con miras hacia un futuro mejor. Y lo más significativo es que ya no es otra/o quien nos precariza, sino que se expanden formas de auto-precarización. Así, a la desigualdad y precarización estructurales, se agrega esta otra forma de precarización que individualiza a las/os sujetas/os y las/os hace enteramente responsables de la gestión de sus propias vidas.

Lorey agrega otra dimensión que es central para pensar no sólo el trabajo sino las formas de precarización: el tiempo. Reivindica lo precario como un devenir que pone en jaque la lógica neoliberal, para construir un presente que cuestione la linealidad hacia cierto futuro. Se rompe con la economía de la deuda, que construye el presente como un crédito en y hacia el futuro. El presente sin futuro hace necesaria otra comprensión de sí mismo. Se cuestiona así la producción y auto-explotación con el horizonte de un futuro ¿mejor?, para hacer del presente una pausa donde ser precaria/o va a suponer reconocernos como tales y con ello la necesidad de construir necesariamente con otras/os. Ese devenir precario no podrá ser nunca un proyecto individual, sino siempre con otra/os. No será un proyecto a futuro, sino una actualidad.

En “Solx no se nace, se llega a estarlo. Ego-liberalismo y auto-precarización afectiva” (Cano, 2018) , Virginia Cano, activista feminista, lesbiana, docente y filósofa, analiza diferentes dimensiones en torno a la constitución del sujeta/o como un individuo autosuficiente y único responsable de sí misma/o, erigido como horizonte deseable bajo la promesa de la libertad. La autora logra vincular de manera muy interesante la dimensión performativa de ciertos discursos, la efectiva materialización de la desigualdad en las sociedades contemporáneas y las técnicas de precarización. Construye recuperando a varias autoras, entre ellas Isabell Lorey, la categoría de tecnología de autoprecarización afectiva, dispositivo necesario para sostener el neoliberalismo, que utiliza la precarización como gubernamentalidad.

Incorpora para su análisis una dimensión central: las tecnologías afectivas, y busca desentramar los modos en que éstas sostienen y legitiman los procesos de precarización políticamente inducida. Ella afirma que “la actual gubernamentalidad se apoya en una es/tética ego-liberal que hace de la autonomía, el empoderamiento y la inmunización una productiva tecnología de precarización afectiva” (Cano, 2018, pp.29). Así nos auto/producimos como individuos aisladas/os, como sujetas/os atada/os a valores -como el individualismo, el mérito, el éxito- que nos deja libradas/os a nosotras/os mismas/os, desconociendo la interdepencia propia de la vida social, y minando la construcción de vínculos colectivos, y con el ello el reconocimiento de la necesidad de encontrarnos afectivamente con otras/os. Precisamente la autora, siguiendo a Butler, parte de reconocer a la precariedad como condición de vulneración vital de las/os sujetas/os es que construye el título: “solx no se nace, se llega a estarlo”. Entonces, la soledad es una forma de precarización inducida, no propia de las/os sujeta/os, operada por el neoliberalismo. Uno de los aportes que considero más interesantes que ofrece Virginia es que la afirmación de ese yo autónomo, además de invisibilizar las necesidad de la interrelación con otras/os, esconde las desigualdades estructurales productos de la precarización políticamente inducida, la vulneración de ciertos sectores de la sociedad y la diferencia en la distribución del reconocimiento del valor de esas vidas.

La lengua, las tecnologías, la sensibilidad y afectividad neoliberales penetran en nuestros cuerpos y muchas veces se reproducen en las luchas que pretenden ponerlas en cuestión. Señala particularmente cómo en ciertas expresiones del movimiento feminista se reproducen la retórica del empoderamiento individual y el éxito personal que responden a una economía afectiva personalista e individualista que desconoce responsabilidades colectivas y reproduce así problemas estructurales de nuestra sociedad. De ahí que sea fundamental el llamado que hace Virginia a repensarnos en nuestros modos de sentir y desear, en nuestras valores y concepciones de la justicia para efectivamente poder corrernos de esas narrativas precarizantes y construir las propias.

Florencia Minici, co fundadora de LatFem, escritora y periodista, nos introduce a un análisis sobre la situación actual en Argentina, como exponente de una forma de gobernanza neoliberal que distribuye la precarización de manera diferencial. Pone en diálogo nuestro contexto local con otras experiencias tanto en América Latina y Europa donde frente a la avanzada de las derechas se han erigido múltiples formas de resistencia. Hace un breve análisis de cómo en nuestro país la política de Cambiemos, a través de una serie de reformas, reproduce y profundiza la precariedad y cómo el feminismo pudo articular formas de resistencia masivas y transversales para hacerle frente. La autora reconoce precisamente en ciertos feminismos la posibilidad de desarmar, poner en juego estas formas precarizantes en el ejercicio de gobierno cuyo horizonte y efectos son aún indescrifrables e inciertos.

En el artículo “Resistencia permanente” (Minici, 2018) analiza en particular a los feminismos populares como una forma de alianza política que le hace frente al neoliberalismo. Los identifica como “aquellos capaces de colarse en las grietas entre los restos de las políticas de la década anterior (...) y el auge de las reformas y reestructuraciones” (Minici, 2018, pp.42) y que buscan un diálogo con la sociedad más allá del Estado y la gobernanza neoliberal. Además, reconoce en ellos la potencialidad de prácticas no individualistas sino colectivas, constituyéndose, a partir de las alianzas y prácticas democráticas radicales, como una forma de resistencia frente a la cultura de la autosuperación e individualismo. Uno de los rasgos característicos de estos nuevos feminismos es que se encuentran en una resistencia permanente que ha alcanzado la masividad y una amplia interpelación a la sociedad: el feminismo salió del gueto de la militancia y es hoy un movimiento de masas cuyas demandas han sido transversalizadas en una lucha contra formas neoliberales de gobierno. Sin embargo, aunque sin profundizar, esboza el riesgo de que ciertas reivindicaciones de los feminismos sean absorbidas por las derechas -cita el caso de Europa- y dejen de constituirse como espacio de resistencias y denuncias de la precarización inducida de ciertas vidas negando y desconociendo la opresión.

Por último, el artículo “Entre la victimización opresiva y la justicia emancipatoria: articulaciones entre feminismo y justicia penal” (Arduino, 2018) escrito por Ileana Arduino, integrante del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales, analiza el vínculo/tensión entre feminismo y punitivismo. Su perspectiva de trabajo supone incluirlo en el marco de una reflexión más amplia de la cuestión securitaria como una nueva racionalidad política dominante. A partir de ella es que se gobierna con la lógica de la seguridad el control del delito, estableciendo la intervención penal como la primordial (sino única) respuesta ante toda forma de conflicto social. Ileana entiende que estas técnicas de gobierno son insuficientes para el abordaje de ciertas formas de conflicto social actual, sin embargo, nuestra actualidad -en la que se ha configurado de manera muy clara un “nosotras/os” y las/os “otras/os” peligrosas/os que nos ponen en riesgo- está signada por una demanda acrítica hacia un poder estatal represivo y punitivo.

La autora plantea críticas al garantismo, en la medida en que entiende que ante situaciones de violencia de género desconoce las desigualdades sociales existentes entre varones y mujeres/disidencias sexuales lo que lleva a reproducir impunidad selectiva. “Se coloca a las partes en una posición de supuesta simetría, negando la existencia de múltiples jerarquías concurriendo sobre los cuerpos” (Arduino, 2018, pp.53) donde esta idea de igualdad termina siendo una ficción jurídica encubridora de violencias.

El punitivismo, por otra parte, reproduce la lógica neoliberal en la medida en que entiende a quien ejerce la violencia como único responsable individual de esa práctica, desconociendo una situación social de desigualdad y asimetría que sostienen -y hace posible- el ejercicio de esa forma de particular de violencia. Así, “la devolución estrictamente punitiva es funcional a la opacidad de todas las tramas y asimetrías que sostienen los conflictos” (Arduino, 2018, pp.55) en la que no sólo el victimario es el único responsable de sus actos, sino que puede colarse también en una sospecha hacia las conductas de las víctimas en el hecho, que deriva en una intervención criminalizante hacia ellas. Para mostrar esto, cita casos tanto de Argentina como de Estados Unidos, que exponen las dificultades de dar una respuesta punitiva a ciertos acusados (ausencia de antecedentes penales, condición de clase, carácter profesional); y cómo la construcción de cierto tipo de víctimas (débiles y vulnerables) lleva a que quienes no respondan a ese estereotipo tengan que desplegar pruebas no exigidas en otros delitos e incluso que se sospeche de sus propias conductas.

Ambas perspectivas entonces ocultan -y reproducen- la matriz opresiva. Ante esta situación la autora plantea, como forma de indagación, la posibilidad que abren ciertas formas de denuncia y escrache feministas frente a la insuficiente respuesta del sistema judicial.

Este breve recorrido por los artículos que nuclea el libro nos permite dar cuenta de las múltiples aristas que se abren al pensar los feminismos en la actualidad, ante la gobernanza neoliberal y en particular el avance de las derechas. Se busca analizar, desde diferentes geografías, cómo la racionalidad neoliberal que gestiona hoy el mundo adquiere sus particulares en diferentes territorios, y cómo -como contrapartida- aparecen las alianzas y resistencias. Son múltiples las lecturas posibles, así como las variables que se ponen en juego en el análisis de esta tensión, de cara a un horizonte aún impredecible.

Los aportes de cada una de las autoras invita a reflexionar no sólo sobre el diagnóstico de un modelo económico que nos es ajeno, sino de una racionalidad que nos habita y nos construye, y desde ese lugar a pensar los discursos y prácticas que desarrollamos desde los feminismos populares. Es un libro incómodo, incomoda e interpela, inquieta lugares comunes. Este libro es una invitación a pensarnos en nuestro presente: a pensarnos desde una mirada crítica, feminista, antineoliberal y profundamente filosófica.

Referencias

BROWN, W. (2015). El pueblo sin atributos. La secreta revolución del neoliberalismo. Barcelona: Malpaso.

BUTLER, J. (2010). Marcos de Guerra. Las vidas lloradas. Buenos Aires: Paidós.

BUTLER, J. (2017). Cuerpos aliados y lucha política. Hacia una teoría performativa de la asamblea. Buenos Aires: Paidós.

NIJENSOHN, M. (Comp.) (2018). Los feminismos ante el Neoliberalismo. Buenos Aires: La Cebra.

        

De precarizaciones y resistencias: Los feminismos ante el neoliberalismo. Apuntes para reflexiones urgentes y necesarias                Constanza San Pedro


[1] Fecha de recepción: 12/11/2018. Fecha de aceptación: 15/12/2018

[2] Licenciada en Filosofía Facultad de Filosofía y Humanidades. UNC. Investigadora en el Centro de Investigaciones de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Doctoranda en Filosofía, becaria de SECyT.

[3] Nota al pie: LatFem es un medio de comunicación feminista que brinda información de manera gratuita, enfocado principalmente en América Latina y el Caribe. Construyen un periodismo crítico y comprometido con las luchas de nuestro tiempo, forman parte del Ni Una Menos, y reflexionan y cuestiones sobre “todo lo que precariza nuestras vidas y todo lo que hacemos para estar vivas y libres”.