Prácticas pedagógicas digitales: un estudio de caso en
un canal de streaming afin a la ultraderecha en Argentina[1]
Digital pedagogical practices: a case study in a
streaming channel related to the far-right in Argentina
Mercedes Molina Galarza[2]
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Resumen
Los ámbitos digitales mediatizan
saberes que, en ciertas circunstancias, son apropiados por los sujetos y pasan
a formar parte de su bagaje de conocimientos. El objeto de estudio del presente
trabajo está constituido por prácticas pedagógicas que se desarrollan en
ámbitos digitales, entendidos como espacios no formales de enseñanza y
aprendizaje. En términos conceptuales, el trabajo se inscribe en la perspectiva
de las pedagogías críticas y retoma aportes del feminismo decolonial, en
especial, la noción de pedagogía de la crueldad. En términos metodológicos
recurre a una estrategia cualitativa y lleva a cabo un estudio de caso, con el
objetivo de analizar las prácticas pedagógicas desarrolladas en un canal de streaming afín a la ultraderecha,
durante 2024, en Argentina. El análisis realizado considera la dimensión
política de las prácticas pedagógicas y procura poner en relación discurso y
contexto. Considera también el ejercicio de violencia simbólica dirigida contra
adversarios políticos. El ascenso de la derecha al poder ha reconfigurado la
escena de la comunicación pública y los significados que se construyen acerca
de la vida social, la democracia, el Estado y la educación. Por esa razón, es
de máximo interés para la investigación y las instituciones educativas conocer
lo que está sucediendo en los ámbitos de enseñanza y aprendizaje digital, en la
medida en que impacta directamente en la construcción de saberes que llevan a
cabo los sujetos en el presente.
Palabras clave: pedagogía digital;
discurso; ultraderecha; pedagogía de la crueldad
Abstract
Digital
environments mediate knowledge that, in certain circumstances, is appropriated
by subjects and becomes part of their knowledge baggage. The object of study of
this work is made up of pedagogical practices that are developed in digital
environments, understood as non-formal teaching and learning spaces. In
conceptual terms, the work is part of the perspective of critical pedagogies
and takes up contributions from decolonial feminism, especially the notion of
pedagogy of cruelty. In methodological terms, it uses a qualitative strategy
and carries out a case study, with the aim of analyzing the pedagogical
practices developed in a streaming channel related to the far-right, during
2024, in Argentina. The analysis carried out considers the political dimension
of pedagogical practices and seeks to relate discourse and context. It also
considers the exercise of symbolic violence directed against political
adversaries. The rise of the right to power has reconfigured the scene of
public communication and the meanings that are constructed about social life,
democracy, the State and education. For this reason, it is of utmost interest
for educational research and educational institutions to know what is happening
in the spheres of digital teaching and learning, to the extent that it directly
impacts the construction of knowledge carried out by subjects at the present.
Keywords: digital pedagogy; speech; far-right;
pedagogy of cruelty
Introducción
Durante el último cuarto del siglo XX,
Argentina asistió a la instauración de un modelo de acumulación neoliberal,
basado en la financiarización de la economía, la desindustrialización, la
pérdida de puestos de trabajo y la movilidad social descendente. Ese proceso
fue acompañado por la progresiva devaluación de las credenciales educativas y
una fuerte caída de las expectativas de la población de lograr un mejoramiento
de las condiciones de vida por medio de la escolarización (Tenti Fanfani, 2007;
Arceo, Monsalvo, Schorr y Wainer, 2008; Torrado, 2010). La escuela, que fue el
gran factor de igualación de oportunidades décadas atrás, sufrió el
desfinanciamiento de las políticas neoliberales e incorporó -a sus
tradicionales funciones pedagógicas- nuevas funciones, vinculadas a la asistencia
social y a la alimentación de la población estudiantil empobrecida.
A comienzos del siglo XXI, ese modelo
culminó con la crisis económica, política y social de 2001, que incluyó la
cesación de pagos del país, la renuncia del presidente Fernando de la Rúa,
saqueos y manifestaciones en las calles, junto con una represión por parte las
fuerzas de seguridad que dejó un saldo de decenas de muertos (Torrado, 2010).
En los años siguientes, comenzó un nuevo ciclo político-económico afín al
progresismo que, al igual que en otros países latinoamericanos, buscó dejar
atrás los postulados neoliberales. En un contexto de crecimiento económico e
incremento de las partidas de financiamiento para diversas áreas de
intervención estatal, incluida la cartera educativa, se avanzó en un esquema
que diversos autores han identificado como de “posconvertibilidad" (Arceo
et al., 2008; Wainer y Schorr, 2014), vinculado a postulados neokeynesianos.
Estos cambios, sin embargo, ocurrieron
a contramano de un contexto global poco favorable al avance de los
progresismos. En efecto, se ha asistido durante el último siglo y medio a un
proceso irrefrenable de concentración de la riqueza y el poder económico, tal
como mostró la reveladora obra de Thomas Piketty, El capital en el siglo XXI (2014). En Argentina, los primeros años
de la década de 2000 trajeron reactivación económica, pero también, mecanismos
de concentración y extranjerización de la economía insoslayables (Azpiazu,
Manzanelli y Schorr, 2011). En algunos territorios latinoamericanos, la
concentración de la renta a niveles nunca antes vistos ha ido acompañada del
crecimiento de los negocios no registrados e ilegales, la expansión de los
poderes mafiosos que luchan por el control territorial y el debilitamiento de
los estados-nación –que pierden soberanía político-económica– tal como nos ha
permitido ver la obra de la antropóloga argentina Rita Segato (2018 y 2023).
Estos procesos han ido de la mano del avance de nuevas formas de violencia en
la región, donde las leyes que protegen a la ciudadanía y a las comunidades
pierden vigor. La extrema violencia contra las mujeres y las infancias es una
de las manifestaciones de esa conflictividad social en aumento. Segato (2018)
denomina “pedagogías de la crueldad” a los dispositivos que nos enseñan a ser y
comportarnos de manera indolente frente a la injusticia y el sufrimiento ajeno,
tal como hacen muchos medios masivos de comunicación. Además, este contexto ha
sido favorable al surgimiento de nuevas derechas, que se consolidan en el mundo
y también en América Latina (Cabaluz Ducasse, 2024).
Volviendo al caso de Argentina durante
los primeros años de la posconvertibilidad, a comienzos del siglo XXI, se
pusieron en marcha una serie de políticas sociales, educativas y curriculares
de corte progresista. En materia de política social, por ejemplo, programas de
transferencias monetarias condicionadas –como el Plan Jefas de Hogar o la
Asignación Universal por Hijo/a, que mantiene vigencia hasta el día de hoy–
constituyen dispositivos de política pública diseñados con perspectiva de
género y dirigidos a satisfacer necesidades básicas de las poblaciones
escolarizadas (Molina, 2008; Molina Galarza, 2012; Molina Galarza, Alonso,
Liceaga, Jurado y Martínez, 2023). En términos de política educativa, una nueva
ley de educación, la Ley 26.206 (2006), extendió en todo el territorio nacional
la obligatoriedad escolar hasta el nivel secundario inclusive y procuró
instituir el derecho a la educación como inalienable. En lo que respecta a la
política curricular, se incorporaron temáticas como la educación para la
democracia; la historia reciente –abordando el terrorismo de Estado y las
violaciones a los derechos humanos en el pasado cercano (Ley 25.633, 2002 y Ley
26.206, 2006)–; la educación sexual integral (Ley 26.150, 2006) y la educación
ambiental integral (Ley 27.621, 2021). Estos procesos curriculares han
encontrado impulso y sostén desde enfoques pedagógicos críticos, comprometidos
con la transformación de realidades sociales injustas y opresivas. A lo largo
de los años, se ha ido desarrollando una labor de articulación entre las
instituciones de enseñanza, los/as hacedores/as de política educativa y los
movimientos sociales, en especial, el movimiento de derechos humanos, los
feminismos y el ambientalismo.
En años recientes, sin embargo, han
emergido y se han organizado grupos que impulsan perspectivas políticas y
prácticas pedagógicas reactivas frente a tales transformaciones. Poco a poco,
tanto dentro como fuera del ámbito educativo se ha ido configurando un campo
que ha sido identificado como extrema derecha o ultraderecha. Pero ¿a qué se le
llama ultraderecha? Álvaro García Linera la describe como un neoliberalismo
“que sacraliza el libre mercado, deslegitima cualquier tipo de empresa y/o
propiedad pública, por tanto, reniega de derechos sociales; y se niegan (sic) a
toda iniciativa que intente incrementar impuestos a sectores empresariales”
(García Linera, 2022, citado en Cabaluz, 2024, p.1). Dentro del espectro de
organizaciones políticas y partidarias que se ubican “más a la derecha que la
derecha tradicional”, Ubilluz y Bolo-Varela (2024) refieren
tanto a una derecha extrema que exhibe
posiciones antidemocráticas y/o antiliberales, como a una derecha radical que
participa de manera regular en elecciones pero que, desde el gobierno, erosiona
e instrumentaliza a su favor las instituciones de la democracia liberal hasta
el punto de convertirla en una democracia iliberal. (p.4)
La ultraderecha tiene alcances
internacionales, destacándose su presencia en Estados Unidos, Brasil y El
Salvador, entre otros países del continente americano. En Argentina ganó las
últimas elecciones, en noviembre de 2023, y es actualmente gobierno. Otras
características de esta opción política suelen ser el conservadurismo y el nacionalismo.
En países dependientes como la Argentina, sin embargo, lejos de ser
nacionalista, la ultraderecha impulsa medidas de apertura de la economía,
dejando desprotegidas a las industrias nacionales.
En términos políticos, se destaca la
escasa afinidad con la institucionalidad republicana y la división de poderes.
El actual presidente argentino, por ejemplo, el 10 de diciembre de 2023, dio su
discurso inaugural como primer mandatario de espaldas al Congreso de la Nación
y a los legisladores nacionales, en una señal de desprecio al parlamento, ante
las cámaras de los medios de comunicación nacionales e internacionales que
cubrían con sorpresa el evento con el que daba inicio a su mandato. En América
Latina, Soler, Morales y Silva (2024) han destacado que se trata de una derecha
“ideológicamente ambivalente, que participa del sistema democrático, pero que
lo tensiona hasta el grado de estar en contra de la democracia liberal” (p.2).
Según Cabaluz (2024), la ultraderecha
está constituida por “grupos reaccionarios, abiertamente anti-democráticos y
promotores del odio y la violencia” (p.1). En Argentina, atacan frontalmente y
constituyen en “enemigo interno” a grupos que históricamente fueron blanco de
la derecha como el peronismo, el socialismo, la izquierda, la población no
heterosexual, el sindicalismo (Feierstein, 2007; Franco, 2012; Duhalde, 2013),
a los que se suman, en la actualidad, el radicalismo, el feminismo, el
ambientalismo, los movimientos sociales con anclaje territorial, los pueblos
originarios, los/as trabajadores/as estatales y el periodismo, entre otros.
Estas poblaciones son constituidas en “chivos expiatorios” y señaladas como
responsables de todos los males sociales. En términos discursivos, la
ultraderecha les atribuye la responsabilidad de ser parte de un “socialismo
empobrecedor” por sostener opciones políticas afines al progresismo.
En ámbitos digitales, se observa un
importante despliegue de prácticas de acumulación simbólica que abonan el
sentido común y las concepciones reaccionarias de la ultraderecha. Algunas de
esas prácticas tienen una direccionalidad pedagógica y constituyen el foco de
interés del presente trabajo. Este se interroga por las modalidades que
adquieren las prácticas pedagógicas digitales en la actualidad. El contexto social
en el que tienen lugar estos procesos tiene a la exacerbación de la violencia y
a las pedagogías de la crueldad (Segato, 2018) como telón de fondo.
Algunas definiciones teórico-metodológicas
En términos teóricos y para un
acercamiento a la noción de pedagogía digital, hay que tener en cuenta que “los
contextos socioculturales [están] cada vez más mediatizados, por el uso por
parte de los estudiantes de los videojuegos, teléfonos celulares y otros
dispositivos tecnológicos que son utilizados, no solo para sociabilizar, sino
también para acceder a diversas formas de conocimiento” (Burgos, 2019, p.8).
Los ámbitos digitales mediatizan saberes que pueden ser apropiados por los
sujetos y pasan a formar parte de su bagaje de conocimientos. Estos saberes
elaborados a partir de su participación en el mundo digital, al igual que otros
saberes elaborados en distintas esferas de la vida cotidiana, entran en
relación con los conocimientos adquiridos en las instituciones de enseñanza.
Ello conduce a que cada sujeto construya, a partir de los marcos
interpretativos de los que dispone –que nunca son fijos e inmutables y que
suelen ir modificándose con el tiempo–, su propio universo de saberes y
sentidos en torno al mundo del que forma parte. Así, se puede afirmar que “el
sistema de enseñanza-aprendizaje [está] atravesado por lógicas cada vez más
arraigadas en el ciberespacio que devienen en nuevas formas de aprendizaje y
producción de conocimiento” (Burgos, 2019, p.8).
Las pedagogías críticas de raigambre
freireana ya hicieron foco, décadas atrás, en el hecho de que los/as
estudiantes no son tabulas rasas
carentes de saber (Freire, 1995; Giroux, 1990 y 2003; Raggio, 2004). En cambio,
al igual que las perspectivas constructivistas en educación (Ortiz Granja,
2015) han insistido en la importancia de tomar como punto de partida del
trabajo pedagógico los conocimientos previos con los que llegan los sujetos al
aula. Es en torno a estos saberes precedentes que podrán anudarse los nuevos
saberes, reafirmando o resignificando lo que cada sujeto conocía hasta entonces
y construyendo nuevos sentidos. Lo que tiene de novedoso la web, en la
actualidad, es la posibilidad de acceder en tiempo real a un cúmulo
prácticamente interminable de información que, hasta hace pocos años atrás, era
inaccesible para cualquier persona.
Los sujetos –en especial, quienes
pertenecen a las generaciones más jóvenes– llevan a cabo prácticas de
aprendizaje en contextos digitales que pueden considerarse informales –en tanto
se diferencian de los ámbitos formales de enseñanza–, en muchos casos en forma
habitual. Lo hacen en su tiempo libre, de manera voluntaria y como algo que
eligen y disfrutan. Estos conocimientos pueden reforzar o entrar en tensión con
los saberes que adquieren en la escuela; de lo que no caben dudas es que ambas
fuentes de información y conocimientos –el sistema de enseñanza y los espacios
educativos no formales– se encuentran actualmente presentes en las vidas
cotidianas de los/as estudiantes.
Es de máximo interés, entonces, para
las instituciones educativas tomar en cuenta lo que sucede en esos otros
ámbitos de formación, en la medida en que impacta directamente en los saberes
que el estudiantado elabora. Esto es especialmente visible en las humanidades y
las ciencias sociales, contra las cuales el sentido común de la ultraderecha
dirige actualmente muchos de sus ataques.
En términos metodológicos, este
trabajo lleva a cabo un estudio de caso dirigido a analizar una serie de
prácticas pedagógicas digitales que se desarrollan en un canal de streaming afín a la ultraderecha, en
2024, en Argentina. Siguiendo a Forni (2010), un estudio de caso es una
estrategia de investigación que se centra en la comprensión de un proceso o un
evento en un escenario particular, pero sus hallazgos tienen implicancias que
van más allá de sus límites. Lo que hace que sea relevante la selección de un
caso de estudio es la posibilidad de poner en relación el todo y la parte, esto
es, las circunstancias sociales generales de las cuales el fenómeno elegido es
producto y, al mismo tiempo, las características específicas del caso, que a su
vez permiten ilustrar los grandes procesos (Stake, 1998).
Como en toda investigación en ciencias
sociales, el marco teórico y los conceptos empleados para comprender los casos
elegidos son fundamentales (Sautu, 2003), en la medida que las propias
preguntas y objetivos de investigación se nutren de ese marco conceptual. En
este trabajo, las pedagogías críticas, transformativas, feministas y
decoloniales –atentas a los mecanismos de reproducción de las desigualdades
sociales propias de los sistemas educativos pero, también, interesadas en las
posibilidades democratizadoras de la educación– ofrecen el marco interpretativo
para el análisis (Freire, 1995; Giroux, 1990, 1998 y 2003; Segato, 2018; Molina
Galarza, 2016 y 2023).
En cuanto a la presentación de los
hallazgos, es preciso hacer una aclaración. Dado que en algunos videos se
despliegan prácticas de violencia simbólica dirigidas contra docentes
identificados/as con nombre y apellido, se ha optado por mantener en el
anonimato el nombre del canal seleccionado como caso de estudio. La finalidad
es no contribuir a multiplicar el número de visualizaciones para no
revictimizar a las personas atacadas. Tampoco serán reproducidos, en este
escrito, contenidos textuales que puedan conducir a la identificación del
canal. En cambio, se presentará de modo no textual las ideas que allí se
transmiten.
Como en cualquier estudio de caso, los
resultados obtenidos dan cuenta del caso específicamente considerado –esto es,
las prácticas pedagógicas digitales del canal de streaming elegido– y no pueden generalizarse al universo del que
ese caso forma parte –el conjunto de canales de streaming de ultraderecha que se encuentran en la web–. Tampoco
“representan” al universo de discursos pedagógicos de la ultraderecha en
Argentina. En cambio, y tomando como referencia la propuesta para el análisis
del discurso político de Arturo Roig (1982), este estudio procura poner en
relación las prácticas pedagógicas analizadas –que tienen, como toda
intervención pedagógica, su dimensión política– y el contexto del que emergen,
ilustrando afinidades y articulaciones de sentido. La “dimensión política”
refiere a “una toma de posición en relación con las diversas manifestaciones
conflictivas sobre las que se organizan las relaciones humanas” (Roig, 1982,
p.133). En efecto, en cada streaming,
la conflictividad político-social de la Argentina actual se expresa, por lo que
es posible analizar los vínculos entre discurso y contexto.
Pedagogías digitales en un canal de streaming
La consolidación del capitalismo
patriarcal, extractivista y predatorio, acompañada del incremento de los
niveles de violencia contra las mujeres y otros colectivos en América Latina y
Argentina (Segato, 2018 y 2023), es el escenario que enmarca las prácticas
pedagógicas llevadas a cabo por parte de grupos de ultraderecha en ámbitos
digitales. El ascenso de la derecha al poder ha reconfigurado la escena de la
comunicación pública y los significados que se construyen acerca de la vida
social, la democracia, el Estado y la educación. La continuidad de las
transformaciones pedagógicas de corte crítico y emancipatorio puestas en marcha
en años anteriores está en juego.
Como ya se dijo, el objeto de estudio
de este trabajo está constituido por prácticas pedagógicas afines a la
ultraderecha que son elaboradas y circulan a través de canales de comunicación
digital, específicamente, canales de streaming.
Los streamings son producciones
audiovisuales (videos) transmitidas en tiempo real por medio de diversas
plataformas y redes sociales, incluyendo YouTube, Twitch, Patreon e Instagram.
Los videos suelen quedar alojados en las plataformas, lo que permite que sean
visualizados con posterioridad. Fragmentos más breves de ellos, conocidos como
“shorts”, circulan también por otros medios y redes, como TikTok o WhatsApp.
Estos contenidos son desarrollados por conductores/as, streamers o influencers
que cuentan, en algunos casos, con una extensa audiencia.
Dada la amplitud del objeto
investigado, se decidió llevar a cabo un estudio de caso que hiciera factible
abordar las prácticas pedagógicas de la ultraderecha a partir de una serie
acotada de producciones. Se tomó la decisión de centrar el análisis en un único
canal de streaming de la plataforma
YouTube, que reúne ciertas características que operaron como criterio de
selección. La primera es su enorme impacto: se trata de un canal cuenta con
cientos de miles de seguidores/as, distribuidos a lo largo y ancho de
Argentina. Además de una audiencia masiva, el volumen de producciones emitidas
es significativo: los streamings se
llevan a cabo varias veces a la semana (en días y horarios pautados, aunque
flexibles) y su duración suele variar entre treinta minutos y dos horas, aunque
en ocasiones algunos videos han superado las cuatro horas. Posteriormente, los
videos quedan alojados en la plataforma para quien desee visualizarlos.
La segunda característica es el
ejercicio frecuente de la violencia simbólica en sus programas de streaming, violencia que va dirigida
contra diversos colectivos de población, incluido el colectivo docente. Los/as
docentes que han sido blanco de esos ataques residen en distintos puntos del
país –y también, en la Provincia de Mendoza, desde la cual se lleva a cabo esta
indagación–. Ello permite suponer que existen lazos sociales no visibles entre
integrantes de grupos de ultraderecha, gracias a los cuales se comparte
información personal sensible y preferencias políticas de los sujetos que luego
se convierten en víctimas de la violencia digital. De manera expresa, el
conductor del canal alienta a sus seguidores/as a que recopilen, en sus lugares
de residencia, información acerca de docentes con opciones políticas diferentes
a las de las derechas y la envíen al canal. Posteriormente, emplea esa
información en sus ataques habituales vía streaming.
El canal está localizado en la capital del país, la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, lo que implica cercanía geográfica con el poder político nacional.
Del universo de producciones emitidas
y alojadas en el canal de YouTube, se seleccionó una serie acotada de streamings que abordan temáticas de
interés para el presente trabajo. Entre tales temáticas, se destacan:
- la defensa de una
cosmovisión que se autodenomina “liberal libertaria” y la necesidad de eliminar
o reducir las instituciones del Estado y las políticas públicas a una mínima
expresión;
- la crítica y deshumanización de los
adversarios político-partidarios de la ultraderecha y su construcción como un
“enemigo” a destruir. Al interior del grupo enemigo, se encuentra la presencia
de muchos/as educadores/as;
- la crítica a la gratuidad de los
servicios públicos, en especial, la universidad pública;
- la crítica a la educación sexual
integral y a lo que las derechas denominan “ideología de género”;
- la crítica a la educación en
derechos humanos y la difusión de narrativas acerca de la historia argentina
que niegan los diversos momentos de exterminio que la caracterizaron (en
particular: hay una negación del genocidio de los pueblos originarios, en la
etapa de constitución del Estado argentino, y del genocidio perpetrado durante
la última dictadura militar, en el período 1976-1983). En ocasiones, el
conductor sostiene una narrativa que justifica el exterminio del otro.
En cuanto a la audiencia, se trata de
un público que asiste al stream en
tiempo real o lo visualiza en modo diferido, cuando el programa queda alojado
en la plataforma. Durante la transmisión en vivo, dentro del área de
“Comentarios”, el público interactúa con la presentación, escribe sus impresiones,
cuenta experiencias propias relativas a la temática tratada en el streaming, hace críticas, sugerencias,
etc. Las intervenciones no se dirigen solo al conductor o streamer, se entablan también diálogos entre la propia audiencia,
lo que hace fluir el intercambio entre seguidores/as. Esto permite afirmar que
la modalidad de streaming crea una
conversación y un espacio público de intercambios.
En cuanto al guion, gran parte de los
programas presenta una estructura similar. Comienza haciendo referencia a una
narrativa, el discurso político del adversario, para luego, por oposición, ir
desplegando el discurso propio. El campo político, siguiendo a Eliseo Verón
(1986), supone un enfrentamiento entre enunciadores que disputan sentido en el
terreno discursivo. En un sentido similar, Roig ha afirmado que todo discurso
“supone un «discurso contrario», potencial o actual” (1982, p.135). Partiendo
de esas premisas, se observa que la narrativa o discurso del adversario es
criticado en cada streaming del caso
analizado, poniendo en cuestión sus argumentos u ofreciendo una mirada
diferente del asunto. Muchas de las narrativas criticadas (aunque no todas)
forman parte de contenidos curriculares que se abordan, actualmente, en las
escuelas. Con frecuencia, el conductor insulta o se burla de diversos modos de
quien emite esa narrativa (que, como se dijo, se trata de docentes en muchas
ocasiones) o se burla de la propia narrativa. De este modo, el streamer va desplegando ideas que van a
formar parte del discurso propio, autodenominado “liberal-libertario”. La burla
es el recurso más utilizado, antes que la argumentación.
Enfocando con más detalle el discurso y las prácticas de la
ultraderecha
Entre los temas habituales del
discurso que se autodefine como “liberal-libertario” se encuentra una
concepción general de la sociedad como ámbito donde es deseable que domine el
mercado, de modo libre y desregulado, en la mediación de las relaciones entre
individuos, también concebidos como libres. Así, se pierden de vista las
relaciones de poder, la “interseccionalidad” o las “múltiples opresiones” que
se entrecruzan en la vida social y establecen límites estructurales que se
imponen a los sujetos (Crenshaw, 1991; Lugones, 2008;2021; Segato, 2023).
Además, con esta operatoria discursiva se oscurece el hecho de que el mercado
necesita ineludiblemente del Estado para garantizar el cumplimiento de las
relaciones contractuales. En efecto, el mercado no puede prescindir del Estado,
pero el discurso de la ultraderecha no lo dice: en ninguno de los videos
analizados se pone en valor lo que el Estado sí hace al brindar las condiciones
de posibilidad para el funcionamiento de los mercados.
En términos políticos, en el discurso
analizado tiene lugar una defensa acrítica de los programas y medidas
implementados por el poder ejecutivo nacional, en Argentina, en la actualidad,
así como una crítica agraviante a las políticas públicas llevadas a cabo por
gobiernos anteriores. Estos, en general, son caracterizados como “socialistas”,
“comunistas”, “populistas”, “empobrecedores”, más allá de su color político y
sus diferencias partidarias. De este modo, se pierden de vista las
especificidades de los distintos modelos de acumulación económica y los
diversos regímenes de gobierno que han caracterizado la historia argentina,
desde fines del siglo XIX hasta el presente (Torrado, 2010). Es que, para la
ultraderecha, todo lo que no le es propio forma parte de la izquierda, incluso
las políticas de centro-derecha de gobiernos como el macrista.
En relación a las políticas educativas
y como se señaló en el apartado anterior, hay un cuestionamiento constante a la
gratuidad de la enseñanza, en especial, la de nivel universitario. Se argumenta
que nada es gratuito, alguien paga la universidad pública y gratuita: son los
pobres, que pagan impuestos y no pueden ir a la universidad, quienes la
financian. Se busca, a través de este tipo de argumentos, generar empatía por
parte de la audiencia con esos pagadores de impuestos que están excluidos de la
posibilidad de educarse, de acuerdo al discurso analizado. No se cuestiona la
estructura impositiva regresiva del país, cuya carga afecta a una mayor
proporción de los ingresos de los sectores populares y medios que de los
sectores económicamente más poderosos. Sumado a ello, las políticas sociales de
transferencia de recursos hacia los sectores más desfavorecidos han sido sistemáticamente
cuestionadas desde las narrativas de la derecha en los últimos años. En la
actual gestión de gobierno, algunos de esos programas han experimentado
recortes presupuestarios significativos o, directamente, han sido eliminados.[3]
En relación a las narrativas de
defensa de los derechos humanos, las narrativas feministas y ambientalistas,
así como las políticas públicas fundadas en ellas, se despliega un
cuestionamiento constante por parte del discurso “liberal-libertario” en los materiales
de stream analizados en este estudio.
Numerosos videos van dirigidos a desmontar los principales supuestos de esas
narrativas. A su vez, la ultraderecha niega a ciertos colectivos –aquellos a
quienes ha constituido previamente en sus “enemigos” políticos– derechos y
garantías consagrados en la Constitución Nacional. Así, el derecho a expresar
libremente ideas o posicionamientos político-partidarios alejados a los del
ejecutivo de turno; el derecho a sindicalizarse; el derecho de peticionar a las
autoridades; el derecho a huelga; el derecho a condiciones laborales dignas o a
acceder a la justicia cuando el empleador no cumple; el derecho a la educación
y a la salud de calidad, entre muchos otros, son puestos en cuestión. El
resultado es un discurso afecto al privilegio, en tanto ciertas prerrogativas
son válidas sólo para algunos grupos sociales (los que comparten la misma
ideología) en lugar de ser reconocidas en el carácter universal que nuestro
sistema jurídico les otorga. Los movimientos sociales que, puertas afuera de la
escuela, demandan por la vigencia de sus derechos son blanco directo de los
ataques del discurso de la ultraderecha, en el canal analizado.
Por último, es interesante poner el
foco en otra de las temáticas habituales de los videos que constituyen el caso
de estudio. Se trata del cuestionamiento a un tipo de prácticas pedagógicas a
las que denominan “adoctrinamiento” en instituciones educativas. El gobierno
nacional prometió, a comienzos de 2024, implementar una línea de comunicación
gratuita dirigida a recibir denuncias de adoctrinamiento, donde estudiantes de
todos los niveles podrían comunicarse para denunciar a sus docentes (Vocería y
Comunicación de Gobierno, 2024). En ese momento, el vocero del gobierno precisó
que entiende por adoctrinamiento “toda actividad
política que no respete la libertad de expresión” dentro de las aulas. Desde la perspectiva de las pedagogías críticas puede afirmarse
que la libertad de expresión constituye un derecho inalienable del
estudiantado. A ello hay que agregar que también son derechos inalienables de
la docencia tanto la libertad de expresión como la libertad de cátedra. Es
decir, los derechos de ambos colectivos, docentes y estudiantes, deben ser
comprendidos en conjunto dentro de un marco de libertades democráticas al
interior de las instituciones de enseñanza. La Ley 26.206 (2006) asegura “la
participación democrática de docentes, familias y estudiantes en las
instituciones educativas de todos los niveles” (Artículo 11, inciso i). La
misma norma expresa que “La educación
[…] se constituye en política de
Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad
nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los
derechos humanos […]” (Artículo 3).
Sin embargo, el uso que hace el
discurso de ultraderecha de la idea de “adoctrinamiento”, en el canal de streaming analizado, va en otra
dirección. Ataca a docentes que promueven debates sobre distintas temáticas
dentro de las aulas o expresan posiciones políticas (propias o de otros/as),
aun cuando no procuren imponer la postura propia ni limitar la posibilidad de
expresión de sus estudiantes. El accionar de estos docentes es acorde a los
lineamientos de política educativa expresados en la Ley 26.206 (2006), que
también establece la obligación de “brindar una formación ciudadana
comprometida con los valores éticos y democráticos de participación, libertad,
solidaridad, resolución pacífica de conflictos, respeto a los derechos humanos,
responsabilidad, honestidad, valoración y preservación del patrimonio natural y
cultural” (Artículo 11, inciso c).
Los discursos de “docentes
adoctrinadores” que han sido atacados/as en los streamings analizados se ocupan de la defensa de ideas feministas, de derechos humanos
o de las instituciones democráticas, entre otras cuestiones. Curiosamente, no
se mencionan casos de “adoctrinamiento” protagonizados por quienes defienden
posiciones “liberal-libertarias”, aun cuando eventos de estas características
ocurridos en instituciones de enseñanza han tenido lugar recientemente. Un
ejemplo paradigmático ocurrió en un acto en el Colegio Cardenal Copello,
ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, en marzo de 2024, donde el presidente de
la Nación dio un extenso discurso en el que expresó sus ideas “libertarias” sin
que nadie (ni tampoco el canal de streaming
en cuestión) considerara que estaba adoctrinando a la comunidad educativa que
estaba presente. En medio del discurso presidencial, dos estudiantes se
desmayaron. Es posible que estuvieran experimentando una situación de malestar
y no hubiera condiciones para que pudieran expresarlo. Tras el segundo desmayo,
el presidente expresó, en tono jocoso: “como verán, mencionar a los comunistas
es tan peligroso que genera problemas siempre” (Nöllmann, 2024).
En algunos streamings del canal analizado
se presentan fragmentos de grabaciones (generalmente en audio) de “clases
reales” en las cuales un/a docente fue grabado/a en secreto, sin su
consentimiento. El tratamiento de los contenidos trabajados por el/la docente
en sus clases es el habitual por parte del discurso “liberal-libertario”: es
denostado, sus argumentos son puestos en cuestión, es blanco de burlas,
desprestigio y humillación.
En algunos casos, las identidades
personales del/la docente u otros datos sensibles, como la identidad de género
o el lugar de trabajo, han sido publicados en el mismo video. Se trata de una
modalidad de violencia digital denominada “doxing” o “doxeo” que implica,
precisamente, la publicación de datos personales que pueden intimidar o poner
en peligro a quienes resultan víctimas de este tipo de prácticas (Douglas,
2016). En la provincia de Mendoza, en el año 2024, un número no menor de
educadores/as han sido blanco de estos ataques por parte del canal analizado.
En otros casos, los videos no mencionan la identidad del/la docente ni el
establecimiento donde da clases, pero se publican algunos datos como la
localidad donde está emplazada la escuela, el turno de cursado o la asignatura.
A partir de esos datos, las audiencias en ocasiones se ven impulsadas a
“adivinar” de qué institución se trata o cuál es la identidad del/la docente.
Así, los comentarios siguen activos tiempo después de que la transmisión de streaming ha finalizado, en el intento
–por parte de la audiencia– de identificar a la persona victimizada, como si se
tratara de un juego.
En cuanto a la obtención de registros
de las “clases reales”, en los streamings
el estudiantado es convocado a grabar las clases de sus docentes, para
luego hacerlas públicas y someterlas al ataque “liberal- libertario”. Este
mecanismo remite a otro momento de la historia argentina, en la que los
gobiernos instaban a la población a delatar a sus compatriotas: la última
dictadura cívico-militar (1976-1983). La política de promoción de la “delación”
(impulsada por el propio gobierno militar) cumplió un rol fundamental para los
intereses dictatoriales, contribuyendo a la ruptura de los vínculos y
solidaridades al interior de los grupos sociales, y de este modo, a la ruptura
del lazo social (Feierstein, 2007). El disciplinamiento colectivo que devino de
ese proceso de construcción simbólica del “enemigo interno” y su posterior
destrucción física, por medio del plan sistemático de eliminación y
desaparición de personas, ha tenido consecuencias hasta el presente. La
dictadura fue, en ese sentido, un punto de inflexión y de apoyo para el largo
proceso de individualización al que el capitalismo nos ha traído hasta hoy.
En relación a las prácticas de doxeo
que afectaron a docentes de Mendoza (en su mayoría mujeres y personas de
identidades sexuales feminizadas) las redes solidarias del feminismo se han
activado para acompañarlas. Algunas de las víctimas han optado por la vía
judicial para denunciar los hechos de violencia que las han afectado, mientras
que otras han elegido un camino alternativo, en base a lo que se puede
denominar la paradoja de la denuncia. Estos sujetos estiman que denunciar esas
modalidades de violencia digital –que han tenido impactos importantes en sus
vidas, en algunos casos– contribuye a incrementar la popularidad del streamer y su propia vulnerabilidad ante
posibles nuevos ataques. Por esta razón, han optado por no llevar a cabo
ninguna acción de denuncia que implique brindar mayor visibilidad al canal, su
conductor y sus contenidos. De este modo, consideran que el algoritmo tendrá
menos estímulos para difundir sus videos agraviantes o alertar a posibles
nuevos atacantes. Tal es la razón por la cual, en este trabajo y como ya se
dijo, se ha tomado la decisión de no esclarecer cuál es el canal y los videos
seleccionados como objeto de estudio, en un intento por acompañar la decisión
de las personas victimizadas.
Comentarios finales
En Argentina, la llegada de un
gobierno de ultraderecha ha puesto en crisis todas las certezas que la
hegemonía progresista había instalado en años anteriores, y se avecinan nuevas
y profundas transformaciones en materia de política educativa. Desde el inicio
de la gestión, se ha implementado un importante recorte presupuestario a todas
las áreas del Estado incluyendo, por supuesto, la cartera educativa. En
simultáneo, se ha anunciado desde canales oficiales la voluntad de transferir a
la esfera privada o provincial la enseñanza de nivel universitario, que
actualmente es financiada por el presupuesto nacional. Así, un sistema de
educación superior que desde hace más de un siglo viene incrementando su
cobertura y su prestigio, tanto a nivel nacional como internacional, corre el
riesgo de desintegrarse o quedar subsumido a los esfuerzos de sostén financiero
de provincias que carecen de los fondos para solventarlo.
En paralelo, en el terreno simbólico
se están llevando a cabo grandes esfuerzos de legitimación de las
transformaciones que se vienen implementando. Las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación, con sus plataformas de producción y transmisión
de contenidos afines al programa de ultraderecha, buscan dar sustento a la
nueva política educativa. Tienen la ventaja de que pueden llegar a un público
masivo. Los contenidos que transmiten gozan del beneficio de no estar regulados
y, en los hechos, no sería extraño que estén transgrediendo los marcos legales
establecidos. En efecto, una diferencia sustancial con los programas
curriculares es que estos últimos deben atenerse a la legislación vigente, con
la Ley de Educación Nacional (Ley 26.206, 2006) como marco regulatorio general.
Las prácticas pedagógicas digitales analizadas aquí, en cambio, ponen en duda
muchos de los saberes que hasta ahora ha transmitido la escuela. Cuestionan, en
nombre de la libertad, las regulaciones institucionales de la vida social e
incluso buscan poner en crisis los mecanismos democráticos de nuestro sistema
de gobierno. Es seguro que la democracia representativa tiene sus límites,
tanto en Argentina como en otros lugares del mundo, y es preciso mejorar los
mecanismos de participación y toma de decisiones de las grandes mayorías. Pero
también es cierto que los seis períodos dictatoriales que atravesó el país a lo
largo del siglo XX y, en particular, el último (1976-1983) tuvieron
consecuencias irreparables no sólo en términos de pérdida de vidas humanas
sino, también, de degradación de los vínculos y solidaridades sociales,
retroceso económico y ambiental, frenos al desarrollo cultural y a las
libertades individuales. Paradójicamente, el discurso “liberal-libertario” no
cuestiona la falta de libertad durante los períodos dictatoriales en la
historia argentina reciente. En cambio, elude la problemática, la niega o,
incluso, legitima la violencia estatal responsabilizando de ella a las propias
víctimas.
En 2026 se cumplirán cincuenta años
del último golpe de estado y estas nuevas tendencias políticas hacen recordar
mucho de aquella etapa histórica de profunda degradación de los lazos sociales.
En el medio siglo transcurrido, la idea del “nunca más” se fue fortaleciendo,
junto con la expectativa de amplios sectores de la población de profundizar el
proceso de democratización social. Las pedagogías digitales orientadas a la
defensa del programa de ultraderecha, como se ha procurado ilustrar a través
del caso elegido, se caracterizan por el empleo de la violencia simbólica,
sistemáticamente dirigida contra sus adversarios políticos. El cuestionamiento
a prácticas pedagógicas que son enteramente legales, la agresión y la
humillación son parte de sus recursos habituales. Así, despliegan un proceso de
constitución de los adversarios –propio de cualquier sistema político– en
“enemigos” –propio de los sistemas dictatoriales–. La ultraderecha busca
construir la idea de que los opositores del grupo gobernante son en realidad
enemigos de toda la nación. Este proceso tiene alguna semejanza con los
mecanismos discursivos de construcción del “enemigo interno” que acompañaron al
exterminio material de una porción de la población durante la última dictadura.
En general, procesos similares tienen lugar también en otros genocidios
(Feierstein 2007).
La noción de “pedagogías de la
crueldad” ha permitido echar luz sobre la falta de empatía con que las
pedagogías digitales analizadas celebran las políticas de ajuste, la pérdida de
derechos de grandes mayorías o el desfinanciamiento de los programas
educativos. El caso estudiado permite, también, llevar a cabo una aproximación
a la lógica de pensamiento esgrimida: el ajuste presupuestario del Estado
conducirá a disminuir la carga impositiva del conjunto de la población,
incrementando en el futuro sus niveles de bienestar. Queda abierto el
interrogante acerca si el apoyo de los/as votantes de la ultraderecha tendrá
continuidad en el tiempo si los niveles de bienestar –actualmente deteriorados–
no mejoran. En cualquier escenario, las pedagogías críticas y democratizadoras
a las que este trabajo suscribe precisan reabrir canales de diálogo y
construcción de nuevos sentidos junto con aquella porción de la población que
ha acompañado hasta ahora a la ultraderecha, pero no necesariamente comulga con
la totalidad de su programa o con sus métodos violentos de elaboración
discursiva. Qué sistema educativo y qué proyecto de sociedad se desea construir
forman parte de las cuestiones que requieren un debate urgente.
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[1] Identificador persistente ARK:
https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25250841/eoaq9afjw
Fecha de recepción: 28/01/2025. Fecha de aceptación: 20/05/2025
[2]Investigadora
del Instituto de Ciencias Humanas, Sociales y Ambientales del Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas (INCIHUSA/CONICET) y docente de la
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo
(FCPyS, UNCuyo)
Mendoza, Argentina
[3]
Entre las pocas políticas de protección social que aún tienen vigencia, se
destaca la Asignación Universal por Hijo/a y, también, la Asignación por
Embarazo. La actualización de montos de estas prestaciones ha superado por
lejos el índice de inflación, lo que podría contribuir a explicar el apoyo
mayoritario con el que ha contado el gobierno durante los primeros tiempos de
su mandato.