Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos N° 6. Año 2018. ISSN: 2525-0841. Págs. 146 - 151

http://criticayresistencias.comunis.com.ar

Edita: Colectivo de Investigación El Llano en Llamas

Reseña del Libro de Eduardo Azcuy Ameghino: “Episodios de la conflictividad agraria pampeana. Del menemismo al kirchnerismo”[1]

Damián Lobos[2]

Eduardo Azcuy Ameghino es uno de los máximos referentes argentinos sobre estudios agrarios, y una de las principales voces en lo que respecta a la agricultura pampeana. Economista de formación, docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y director del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios (CIEA). Entre su obra se destaca, por un lado, su perspectiva crítica aplicada al estudio de las transformaciones agrarias durante la colonia y el proceso independentista (“El latifundio y la gran propiedad colonial rioplatense”, “Historia de Artigas y la independencia argentina” y “Nuestra gloriosa insurrección”) y, en la última década, un sistemático y profundo abordaje de las transformaciones y realidades agrarias pampeanas en el contexto del proceso de agriculturización. Promotor de las esenciales Jornadas Interdisciplinarias de Estudios Agrarios y de la revista de igual nombre, Azcuy Ameghino es un polemista crítico de la vieja guardia, con una perspectiva forjada en un marxismo nacionalista donde la cuestión agraria es siempre un elemento ineludible para la discusión sobre la cuestión nacional.

Su más reciente publicación “Episodios de la conflictividad agraria pampeana. Del menemismo al kirchnerismo” (Legam, 2017) es un compendio de seis artículos analíticamente independientes (algunos fueron publicados en la Revista Interdisciplinaria de Estudios Agrarios), precedidos por una introducción sucinta que los pone en relación. En ésta se explicita como finalidad central del volumen el análisis de los principales conflictos agrarios de la pampa húmeda de los años 90 en adelante, a la luz del proceso estructural de concentración económica en el sector, el cual refiere a la diferenciación social de los sujetos agrarios, la crisis de supervivencia de los chacareros (productor familiar capitalizado) y el desplazamiento de la producción cárnica por la agriculturización. En este sentido, para el autor el conflicto por las retenciones móviles a las exportaciones agrícolas por la ley 125 no es un punto de partida, sino su punto de llegada, en una lectura histórica que otorga una novedosa, profunda y compleja matriz interpretativa a los trascendentales sucesos de 2008.

En el capítulo primero se pone el foco en la bibliografía sobre conflictividad agraria pampeana del siglo XX, resaltando los estudios y múltiples interpretaciones sobre la cuestión de la ley de arriendos y el paro agrario de 1912 (grito de Alcorta). La falta de estudios posteriores en la temática es explicada por el autor, por un lado, por la emergencia de una tendencia conservadora en los estudios de economía e historia agraria y, por otro, por el distanciamiento que las formas de conflictividad agraria pampeana tuvieron para con las experiencias de otras regiones del país y en otros países de la región, donde el sujeto campesino ha asumido un lugar de vanguardia durante la segunda mitad del siglo. Luego se enumeran diversos escenarios de conflictividad, emanados de las nuevas relaciones que adquiere el sector rural durante las políticas de industrialización sustitutivas (política redistributiva, estatuto del peón rural, ley de arriendos, impuesto a la renta normal y regulaciones de tipos de cambio) diferenciando en cada caso su carácter terrateniente, chacarero u asalariado. Las políticas neoliberales y aperturistas implementadas durante la dictadura terminaron de configurar la base estructural sobre la cual el autor entiende que se asienta la conflictividad agraria pampeana durante los ‘90. Esa base estructural implica (a) alta concentración de la propiedad de la tierra, el capital, la producción y el ingreso, y (b) el avance de la monopolización del uso de suelo por cada vez menor cantidad de grandes empresas productoras en escalas enormes.

En el capítulo dos se relatan de manera pormenorizada los sucesos del paro agrario de 1994. El autor parte de la exposición del contexto de crisis de rentabilidad de los pequeños y medianos productores de la pampa húmeda tras la consolidación de las políticas de convertibilidad (aumento de costos fijos), apertura económica (caída de los precios internacionales de los granos) y la eliminación de las políticas proteccionistas y de los entes reguladores del sector (principalmente la Junta Nacional de Granos). Pero el factor central identificado es el endeudamiento de los productores, devenido de un proceso de incorporación tecnológica patrocinado por el gobierno, el periodismo especializado y el marketing agro-industrial (principalmente extranjero en ese momento). Este cuadro de situación generó condiciones de fuerte descontento entre las bases de las principales corporaciones rurales, al tiempo que alentaban un discurso oficial de reconversión productiva y de promoción a la centralización y concentración de la actividad agropecuaria por medio del abandono de la actividad de los productores “fuera de escala”. A continuación, el autor realiza un relato pormenorizado de las discusiones y posicionamientos internos entre las cúpulas de las entidades agrícolas, destacando el papel combativo asumido por la Federación Agraria, por un lado, y el alineamiento político de la Sociedad Rural con el gobierno menemista -muy a pesar de su preferencia ideológica por la devaluación–, por el otro. Seguidamente, se exponen las medidas, alcances y repercusiones delos diez días de paro (12 al 21 de agosto), destacando el rol de los piquetes y las ocupaciones de rutas por parte de productores auto convocados por fuera de las consignas oficiales de las entidades. Asimismo, la adopción de un perfil dialoguista por parte de las entidades patronales, la posterior desmovilización del sector y el sostenimiento del programa agrario por parte del gobierno no debieran, al entender del autor, desestimar el hecho de que “la protesta rural se encuadra entre las heterogéneas formas de resistencia desarrolladas por los sectores populares de la Argentina frente al modelo neoliberal” (Azcuy Ameghino, 2017, p. 63).

El tercer artículo es un análisis crítico de la trayectoria política del Movimiento de Mujeres en Lucha (MML) entre 1995 y 2002. En la primera sección se realiza una genealogía histórica del MML. En la segunda parte se desarrollan aspectos del movimiento tales como identidad, objetivos, marco geográfico, formas organizativas, repertorio de acción, entre otras. En este punto Azcuy Ameghino expresa que, al margen de su carácter heterogéneo y su práctica inorgánica, el MML puede ser caracterizado como un movimiento reivindicativo combativo de mujeres rurales que tuvo como objeto de lucha las políticas neoliberales de asfixia a los chacareros medios y ricos, especialmente en lo que respecta al endeudamiento en moneda extranjera y a los remates de sus propiedades y maquinarias. Si bien no existe una reivindicación de género específicamente, la experiencia del MML implicó el empoderamiento y visibilización de un sector y el desarrollo de un repertorio de lucha novedoso y de relevancia para la coyuntura, al margen del accionar de las organizaciones corporativas del agro pampeano. En la tercera parte el autor subraya el “manifiesto oculto”, no explícito, que contiene los objetivos del movimiento, sobre todo su carácter reivindicativo de la familia como componente central de la agricultura de pequeña y mediana escala y del proteccionismo de la producción nacional, y plantea que la situación de contexto durante los primeros años del kirchnerismo (2004) pudiera aventurar la posibilidad de la perdurabilidad del mismo. Se incluye anexo documental.

En capítulo cuatro el autor parte de la coyuntura de un abrumador aumento de la evasión impositiva en el sector ganadero durante 1993-1996 debido a la implementación del programa “corte por lo sano” y el nuevo régimen del IVA, situación que le posibilita entrar en una interesante reflexión sobre la política fiscal como elemento estructurante de los procesos de concentración y de las lógicas políticas de diferenciación de los sujetos agrarios. Partiendo de una industria frigorífica altamente concentrada en pocas empresas, observa cómo se estructura el complejo cárnico a partir de un segmento primario de gran cantidad de pequeños y mediados productores y una pequeña minoría de grandes explotaciones (y feedlots), y cómo los diversos agentes del segmento de la comercialización también se encuentran diferenciados por escala y/o nivel de capitalización. Con este universo, la política impositiva para el sector en la coyuntura analizada no sólo no diferenció entre grandes cadenas y pequeñas carnicerías de barrio, sino que optó por convertir a los frigoríficos en agentes de retención del IVA. El autor propone una lectura compleja de las subas estrepitosas de los índices de evasión del sector (53,6% en 1997), planteando que los discursos a favor de la lucha contra la misma (o la modulación propia de la Sociedad Rural “en contra de la competencia desleal”) se encuentran cargados de la finalidad política de eliminación de los productores pequeños y medianos que no pueden competir con quienes tienen bajos costos fijos relativos. En ese sentido, es necesario, diferenciar las instancias en donde la evasión fiscal es una estrategia de subsistencia para muchas micro-empresas y pymes, y en donde es una forma de acaparar plus-ganancias por parte de los grandes grupos económicos, en procura de la creación de un régimen impositivo progresivo en beneficio de la preservación y desarrollo de las primeras.

El capítulo cinco se dedica por entero al paro ganadero de 2006, aportando una visión conceptual y analítica amplia, pluricausal y centrada en los sujetos, sobre los sucesos acaecidos en torno a las sucesivas políticas de intervención sobre los precios de la carne de consumo interno desde abril de 2005 hasta el conflicto abierto de septiembre de 2006. Este trabajo, el más extenso y trascendental del volumen, consigue con creces combinar una perspectiva de la cuestión agraria nacional con el análisis de la coyuntura política y los posicionamientos de los agentes políticos, mediáticos y corporativos. El texto comienza con la exposición del cuadro de situación en torno a los aumentos del precio de la carne vacuna de consumo interno entre 2004 y 2005, devenidos del aumento de los precios de exportación y la devaluación. Con una atrayente pericia para el relato -demostrada en sus trabajos históricos previos– y haciendo uso de un importante acervo documental con base en publicaciones periodísticas, el autor relata y ordena de forma pormenorizada los diferentes temas en disputa, la posiciones político-ideológicas y los agentes intervinientes de la cadena productivo/comercial, del entramado corporativo de las organizaciones patronales y del cuadro político-partidario del momento. Previo a la exposición del paro agrario en concreto, el autor se propone un espacio reflexivo en dos secciones, donde se problematizan algunos núcleos de relevancia y se exponen escenarios posibles de encauce del conflicto. El objetivo político-ideológico de la propuesta de Azcuy Ameghino en este punto es poner en evidencia que la coyuntura de 2006 puede pensarse como un momento político clave, en el cual existía como una posibilidad real en el horizonte político del kirchnerismo la radicalización del gobierno en torno a una política agropecuaria popular que tuviera a los pequeños y medianos productores como elemento central. En este marco, el autor ve al acuerdo con la cúpula de la Federación Agraria y al Plan Ganadero propuesto y debatido en ese momento como el elemento central de este posible escenario. A continuación, se exponen los sucesos del paro agrario de 2006, del cual participan las principales entidades de productores agropecuarios con dos programas discursivos (o “dos paros” como dice el autor) bien diferenciados: por un lado, las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Sociedad Rural (SRA) exponen una crítica liberal a toda forma de intervencionismo estatal y la apertura de las exportaciones; por otro lado, la FAA plantea la bandera de un plan agropecuario basado en políticas activas de sostén para los pequeños y medianos productores, la regulación de los mercados internos y externos (reconstitución de la Junta General de Granos) y la oposición al acaparamiento de tierras y a la desaparición de productores. Con este marco interpretativo el autor realiza un trascendental alegato contra la opción del gobierno kirchnerista de plantear que las intervenciones estatales en el sector de carnes tuvieran por última finalidad la preservación de los precios de góndola, dejando de lado la posibilidad de responder a las demandas de una parte de los sujetos populares del agro y rompiendo una alianza política valiosa. A contramano de esto, la apuesta oficial es la reproducción de una visión ideológica y política de “el campo” como un sector uniforme y sin segmentación de cadena, clase y estrato, otorgándole toda la representación y la centralidad de esta entelequia a los grupos concentrados de grandes explotadores, principalmente a la Sociedad Rural.

El capítulo 6 es una breve reflexión sobre el conflicto agrario de 2008, donde el autor sintetiza una serie de planteos teóricos y políticos en torno a la aplicación de la resolución 125. Sus puntos de partida son el proceso de sojización intensificado por la devaluación y la diferenciación de los sujetos agrarios productores, entre pequeños, medianos y grandes capitalistas agrarios, criticando la visión uniforme propuesta por todos los agentes del conflicto en torno al “campo”. Al momento de analizar los impactos probables de la implementación del aumento móvil a las retenciones, se expresa que la no segmentación de la carga según el perfil del productor hubiera intensificado la tendencia a la concentración del uso y de la propiedad de la tierra. El autor plantea que esta clara observación no tuvo la centralidad que debiera en el debate, debido principalmente a que la posición gubernamental en torno al mismo carecía de una perspectiva de clase y se basó primordialmente en una finalidad recaudatoria. Así, las alineaciones políticas hacia adentro del espectro de las centrales agrarias reprodujeron una noción de unión en el reclamo y en la protesta. De ese modo, se dejó de lado la posibilidad de discutir e incidir sobre la profunda crisis social agraria de la Argentina, en un contexto (aumento de los precios internacionales de la soja a comienzos de 2008) donde había posibilidades reales de poner en discusión la renta de la cúpula agraria.

El libro de Azcuy Ameghino aborda una enorme diversidad de temáticas, agentes y procesos, pero en esencia es una propuesta que, a partir de una serie de estudios de historia reciente, consigue trazar un universo interpretativo de la coyuntura agraria pampeana como ninguna otra publicación sobre el tema ha conseguido. Un texto vivo, dinámico y cuya lectura completa abre las puertas a una genealogía de sujetos, problemáticas y debates socio-económicos que ponen en cuestión y obligan una y otra vez al lector a tomar partido.

La mayor virtud y aporte del volumen es que consigue combinar las dimensiones del debate macro sobre la cuestión agraria nacional pampeana (sojización, crisis de la agricultura familiar, régimen impositivo) con las prácticas (diversas y contradictorias) y disputas políticas concretas donde las primeras se ponen en cuestión. En ello consigue no solo dar cuenta del carácter combativo y anti-neoliberal de los pequeños y medianos productores pampeanos, sino también dar por tierra al discurso político-mediático generalizado sobre la uniformidad socio-productiva del sujeto “campo”.

El libro centra su mirada en la conflictividad entre productores y gobierno durante el ciclo, dejando de lado algunos aspectos significativos de la conflictividad agraria pampeana, como fueron los conflictos ambientales por el uso de agroquímicos durante la última década o las disputas en torno a la desregulación y regulación (pensando en concreto el nuevo estatuto del peón) del trabajo rural, elementos nodales de la cuestión agraria durante la última década. Estas salvedades se comprenden desde los objetivos concretos de la publicación, y las adscripciones y trayectoria política del autor, pero asimismo matizan algunas de las conclusiones y reflexiones, principalmente en lo que respecta al carácter de clase de las mismas.

Por último, de la lectura completa del mismo se hace sentir la falta de un apartado de conclusión analítica, que organice la gran cantidad de interpretaciones, conclusiones parciales y reflexiones en una clarificadora y esquemática agenda de investigación y -por qué no- línea de acción política para los sectores progresistas y de izquierda ante la nueva coyuntura político-gubernamental.

Referencias de la Reseña

Azcuy Ameghino, E. (2017). Episodios de la conflictividad agraria pampeana: del menemismo al kirchnerismo. Rosario: Legem.

Reseña del Libro de Eduardo Azcuy Ameghino: “Episodios de la conflictividad agraria pampeana. Del menemismo al kirchnerismo”

Damián Lobos


[1] Fecha de recepción: 11/04/2018. Fecha de aceptación: 11/04/2018.

[2] Becario CONICET. Agencia de Extensión Rural Córdoba del INTA.