Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos.

N° 5. Año 2017. ISSN: 2525-0841. Págs. 177-181

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Edita: Colectivo de Investigación El Llano en Llamas. Ciudad de Córdoba


Bloques de poder y relaciones de fuerza en la actual crisis civilizatoria mundial.

Reseña del libro de Wim Dierckxsens y Walter Formento: “Geopolítica de la crisis económica mundial. Globalismo vs. Universalismo”

Facundo Parés[1]

La obra de Wim Diercxsens y Walter Formento, editada por Ediciones Fabro en 2016 y prologada por Samir Amin, ofrece una lectura de la coyuntura mundial particularmente enfocada en las diferentes posiciones estratégicas que ocupan las regiones y bloques político-económicos en el contexto de la crisis mundial. Una crisis que, según afirman los autores, tiene raíces en las transformaciones que dieron lugar a la consolidación y expansión del capital financiero en los años ‘70 y se despliega en sus contradicciones inter-capitalistas en las décadas siguientes. Así, se identifican una serie de hitos que dan cuenta del desenvolvimiento del capital financiero y su crisis: la imposición del Consenso de Washington y la disolución de la U.R.S.S a fines de los ‘80 y principios de los ‘90; la derogación de la Ley Glass Steagall en Estados Unidos que impedía el despliegue pleno de la banca financiera desde la Gran Depresión de los años ‘30 y la caída del World Trade Center entre fines de los ‘90 y principios del nuevo siglo; y, finalmente, la crisis financiera generalizada a partir de la caída del Lehman Brothers en 2008.

No se trata de una obra originalmente pensada como libro, sino de una compilación de trabajos que los autores han producido para distintos escenarios de debate-reflexión-y-lucha teórica acerca de la Crisis Global/Mundial. Esto hace que, por momentos, sea un material de complicada lectura, principalmente por el orden propuesto de los capítulos y una defectuosa edición en la redacción. Sin embargo, la lectura completa de la obra permite comprender no sólo los trazos gruesos que determinan y condicionan la crisis mundial, la posición de los diferentes actores gubernamentales y económicos y las disputas de estrategias en confrontación, sino también habilita pensar los alineamientos y estrategias locales y regionales que se desarrollan en este marco.

El libro está ordenado en seis capítulos articulados en torno a una tesis central: la profunda crisis que el capitalismo atraviesa desde fines de la década de 1990 contiene una batalla geopolítica de poder donde se alinean diferentes actores que despliegan diversas estrategias para sostener, desarrollar o consolidar sus condiciones de poder. El esfuerzo de los autores se orienta a contextualizar lo que llaman “crisis civilizatoria” o “crisis de época” en relación a la disputa estratégica entre, al menos, cuatro grandes esquemas globales de poder: 1) el esquema financiero global unipolar centrado en la red multilateral de cities financieras y bancos centrales; 2) el esquema financiero continental unipolar centrado en el unilateralismo de Estados Unidos como potencia militar; 3) el esquema universal de los BRICS-Ampliado sostenido en una red de polos regionales de poder, y; 4) el esquema del Humanismo Ecuménico Popular Multipolar, planteado por la figura del Papa Francisco.

Según los autores, lo que se observa desde la consolidación de los esquemas financieros de reproducción del capital es un proceso de “neo-colonialismo” conducido por el gran capital financiero trasnacional. Los fenómenos de deslocalización productiva y endeudamiento público y privado generalizado no sólo afectan a los llamados “países emergentes” y su relación con los “países desarrollados o centrales”, sino también al conjunto de las sociedades y las formas hasta ahora conocidas de organización política. La emergencia de un capital global capaz de movilizarse rápida y libremente por el mundo implica la negación del Estado nación y la necesidad de instaurar un Estado Global, donde la disputa por la definición de la moneda global, el status de ciudadanía, la relación entre lo local y lo global, entre otros elementos, se encuentran en el centro del conflicto mundial.

Estamos hablando de una confrontación inter-capitalista, donde lo que está en juego es la supervivencia o consolidación de determinadas formas de organizar el poder, con actores que despliegan sus estrategias en un escenario geo-político de gran complejidad. Particularmente, lo que se identifica como contradicción principal en este momento es aquella que enfrenta, por un lado, un esquema financiero de poder retrasado en su capacidad de acumulación y reproducción y, por otro lado, otro esquema financiero de poder que está avanzando y logrando una mayor tasa de acumulación a partir de un gran desarrollo de herramientas financieras. Ambos esquemas responden a fracciones diferenciadas del capital financiero mundial y despliegan estrategias de guerra militar y financiera, dando cuenta así del clima de tensión creciente que se observa a nivel global.

Un enfrentamiento que, en palabras de los autores, expresa la división profunda, estructural, del unipolarismo financiero trasnacional y el enfrentamiento orgánico entre la línea Globalista y la Multinacional. Se trata de la fractura inter-capitalista entre la hegemonía mundial estadounidense que emergió en Bretton Woods al finalizar la 2° Guerra Mundial y la nueva fracción financiera que se consolida a partir de los ‘90 con la profundización de la matriz especulativo-financiera como forma de superar la caída de la tasa de ganancia en la economía real. La primera, referente de la línea multinacional, se apoya en el complejo financiero industrial-militar-petrolero-farmacéutico norteamericano, en una red de grandes bancos multinacionales cuyo máximo exponente es el clan Rockefeller, dominante en el mercado de Estados Unidos como sede central, desde donde proyecta estrategias de poder mundial articuladas al fortalecimiento del dólar y la competitividad estadounidense. Estas estrategias se proyectan en el ALCA, la Comunidad Económica Europea y el espacio económico de Japón. La capacidad estratégica de esta proyección está condicionada por la gran capacidad militar, que por el momento permite sostener la confrontación incluso cuando se erosiona paulatinamente la capacidad de reproducción de esta fracción de capital financiero.

La segunda, referente de la línea globalista, refiere a una fracción de capital financiero que se sostiene en la red de cities financieras con centro en Wall Street–Londres–Hong Kong y distribuidas por todo el mundo, referenciadas en una serie de bancos y entidades de servicios financieros sintetizadas en el clan financiero Rotschild. Su estrategia se desarrolla a partir de la deslocalización de las empresas trasnacionales, que transforman no sólo los esquemas productivos de las empresas sino las condiciones económicas tanto de países centrales como periféricos. Plantea, de este modo, una forma globalmente descentralizada y coordinada de nodos autónomos de cada city financiera, en vez de la centralización en un país-continente. Cada nodo debe funcionar como paraíso fiscal frente al Estado, configurando así una nueva arquitectura económico-política-estratégica territorial alternativa al país central. Los Tratados Trans-Pacífico (TTP) y Trans-Atlántico (TTIP) son la forma que adopta la proyección de un marco institucional para la instauración de un Estado Global acorde a las necesidades de esta fracción.

Ambas fracciones necesitan desarticular los esquemas de poder regionales-continentales, como la U.E., O.C.S., Unasur-Celac, entre otros, y rearticularlos a su propia estrategia. Pero, mientras la estrategia multinacional de país central pretende mantener y consolidar su espacio económico territorial, su moneda y su hegemonía militar a partir de subsumir al resto de los espacios regionales, la estrategia globalista necesita desarticular todos los bloques regionales-continentales, autonomizar las áreas de influencia de cada city financiera y re-articularlas en una red global que se referencie en el eje financiero de las grandes cities.

De este modo, los autores afirman que el enfrentamiento inter-capitalista entre imperios financieros toma la forma de crisis global, con tensiones militares y financieras crecientes en tanto la fracción multinacional retrasada impone su posición a partir de su capacidad militar y la fracción global que avanza hace parte de una guerra financiera que incluye golpes financieros, declaraciones de default, devaluación de monedas, pérdidas de valor de activos, caídas abruptas de precios, etc.

En este contexto, emerge una estrategia que se estructura a partir de los países emergentes en la primera década del Siglo XXI y que es conducida principalmente por Rusia y China, junto con Brasil, India, Sudáfrica y el resto de países del G-20. Esto es lo que los autores llaman “BRICS-Ampliado”, acercándose al Vaticano a partir del giro Ecuménico Humanista del Papa Francisco. La propuesta estratégica de estos actores se dirige hacia la transformación de las economías emergentes de un esquema de importación-ensamblaje-exportación de bienes y servicios de empresas trasnacionales, efecto de la deslocalización y primarización, hacia un esquema de exportación-ahorro-superávit comercial-inversión de bienes y servicios. Es decir, se trata de una propuesta que parte de desarrollar productivamente las regiones de los países emergentes y articularlas en una red multilateral de polos regionales de producción, para lo cual se busca desarrollar una nueva arquitectura financiera que permita liberarse de la presión del dólar y sostenerse sobre el yuan y las reservas de oro chinas.

El libro es por demás interesante para comprender los grandes trazos de la geopolítica mundial. A partir de los elementos que se presentan, se abren al lector una serie de preguntas sobre situaciones locales y salidas posibles. La principal pregunta que nos queda luego de la lectura es si efectivamente la alternativa BRICS-Vaticano es una salida real a la “crisis civilizatoria”, o si se trata de otra forma de imperialismo para nuestras sociedades, renovado en función de las actuales correlaciones de fuerza que inclinan la balanza hacia la hegemonía chino-rusa. De ser así, ¿qué horizontes alternativos se abren a partir del caos civilizatorio para quienes apostamos a procesos emancipatorios de nuestros pueblos?


[1] Universidad Católica de Córdoba – CONICET - Colectivo de Investigación “El llano en llamas”