Crítica y Resistencias. Revista de conflictos sociales latinoamericanos.

N° 5. Año 2017. ISSN: 2525-0841. Págs. 182-186

http://criticayresistencias.com.ar

Edita: Colectivo de Investigación El Llano en Llamas. Ciudad de Córdoba


Del Estado por fin desplazado

Reseña bibliográfica de “Estado: Perspectivas posfundacionales” – BISET, E. & FARRÁN, R. (compiladores)

Sofía Benencio, Mauro Cipolletti y Julia Mensa Galoppo[1]

Como no existe lectura inocente,

digamos de cuál lectura somos culpables.

Louis Althusser

Escribimos, situados.

 En contingente desplazamiento.

 Íntima y corporalmente, atravesados.

I

Tempranamente, las primeras páginas del libro advierten una noción particular de lectura, donde teoría y política se encuentran mutuamente contaminadas. Es desde allí que nos movemos en los textos: implicados en y por procesos políticos y experiencias subjetivas. En primer lugar, leemos y escribimos insertos en un contexto que consideramos neoliberal. Contexto que, en cierta medida, puso freno a una serie de experiencias latinoamericanas de rasgos emancipatorios, populistas, que emergieron políticamente con fuerte presencia estatal. En segundo lugar, nos parece importante nombrar que nos encontramos por fuera de la construcción del libro reseñado, y sin embargo, hacia adentro y en vínculo con el grupo que lo ha elaborado. Es por este dentro-fuera que podemos dar cuenta de los modos de trabajo que se inscriben en dicho grupo. Este libro es el resultado de complejos procesos de producción colectiva; y es desde-siempre-ya, apuesta política y posición teórica.

A lo largo del libro, se trabajan numerosos autores que se sitúan en la (des)centralidad de cada texto. Se podría agrupar a la mayoría de ellos dentro de la corriente posfundacional, que emerge en la coyuntura francesa de la década del 60. Sin embargo, el recorrido, no siempre dentro de esta categoría, es amplio y heterogéneo. Quizá la sorpresa más grande en relación a esto es la aparición del aporte que Romero y Sosa hacen desde su particular lectura de Poulantzas. Además, no ha sido una condición excluyente el que los autores citados en el libro hayan desarrollado una teoría específicamente dedicada al Estado; tal es el caso de Derrida, en la lectura-escritura que Biset hace del mismo. A este cuadro lo completan los textos en que se utilizan autores tales como Badiou, Butler, Foucault, Agamben, Deleuze y Rancière, en un considerable esfuerzo por reunir una importante cantidad de autores, evitando disolverlos en una posición común, pero al mismo tiempo, sin considerarlos absolutamente diferentes. Sin embargo, por cuestiones de extensión, no podremos tratar aquí a todos.

¿Por qué (re)pensar el Estado desde perspectivas posfundacionales? Decididamente, por la posibilidad de operar, al menos, dos desplazamientos. Por un lado, corrernos de la lectura anti-estatalista, que no permite dar cuenta de los procesos latinoamericanos en toda su complejidad, sus potencias y sus contradicciones. Volver al Estado para pensarlo como espacio de disputa en el que se vuelve posible la construcción de sujetos populares, la emergencia de identidades colectivas, el paso de la democracia a la democratización en un movimiento que habilite la irrupción de lo heterogéneo en el campo de lo político. Por otro lado, el posfundacionalismo nos desplaza y nos pone frente al Estado sin la seguridad de un fundamento último -que dé lugar a una fijación de sentido definitiva y totalizante-  y sin la facilidad de otorgarle un carácter unívoco -que lo defina esencialmente, de una vez y para siempre.

II

Retomamos, entonces, los tres aportes posfundacionales -apuestas teóricas- que se reúnen en el prefacio bajo el nombre de Martin, para lograr hacer un recorrido por algunos autores que embaten en el espacio de lo estatal a lo largo del libro. Más allá de que todos se encuentran atravesados por cada uno de estos tres aportes, intentamos dar cuenta de cómo y quiénes se han inscrito fuertemente en alguno de ellos. Las relaciones que establecemos aquí no son exhaustivas: no sólo se circunscriben a aquello que en el libro se ha tomado de cada autor para hablar de Estado, sino que además se encuentran agujereadas y reconstituidas desde nuestra lectura política.

El poder no reside en un solo lugar. La intervención foucaultiana en el libro, realizada por Romanutti, se considera central en este punto. En su microfísica del poder, Foucault advierte sobre la necesidad de mirar al poder “desde abajo”, estudiarlo en su dispersión, a partir de múltiples relaciones de fuerza que se entrecruzan y superponen. Por otro lado, como señalan Romero y Sosa, Poulantzas a lo largo de su recorrido teórico realiza un desplazamiento clave para pensar al poder y al Estado, al entenderlo como una condensación material de relaciones de fuerza, es decir, en términos relacionales. Aquí también puede inscribirse el aporte que Reynares desarrolla a través de su lectura de Rancière, entendiendo que el Estado permite la emergencia de sujetos políticos, dinámica y contingentemente -lo cual da cuenta del poder en múltiples lugares, descentrado- y además en una redistribución de lo sensible para pensar otras dimensiones de lo estatal.

El Estado no es esencial ni totalmente represivo. El capítulo del libro dedicado a Badiou, escrito por Farrán, nos acerca un abordaje ontológico del Estado que permite comprenderlo acontecimentalmente y en su función simbólica. Alejándose de cualquier sustancialización de unidad dada, se propone pensar al Estado como posibilitador de la emergencia de múltiples y complejos modos de existencia. En el mismo sentido podemos nombrar la apuesta derridiana que Biset propone para abordar las inscripciones de estatalidad en la partición de justicia y soberanía, donde ambos términos no se entienden como dos polos totalmente separados el uno del otro, sino en la mutua contaminación de ambos. Podemos pensar también a partir del capítulo de Martínez Prado el carácter performativo del poder regulador del Estado a partir de una lectura posible de Butler.

La realidad se constituye discursivamente. Se entiende que las prácticas sociales están constituidas simbólicamente y pueden ser leídas en clave discursiva. Martinez Prado y Reynares nos sugieren que para Laclau no hay ninguna lógica a priori en el Estado fuera de su simbolización diferencial que lo ponga en un lugar privilegiado de lo social.  El Estado aparece entonces como punto nodal de articulaciones específicas y contingentes. La categoría de hegemonía, es la que da cuenta de esos procesos de articulaciones entre luchas particulares en torno a un significante vacío que las representa a partir de la lógica de la equivalencia.

III

Para referirnos a las posiciones políticas que pueden encontrarse en el libro, creemos sugestivo el tensionar dos de ellas en particular: por un lado la de Laclau, quien de alguna manera abrió la discusión sobre el Estado latinoamericano al lenguaje posfundacional, y por otro lado la de Žižek. En una relación que se fue haciendo cada vez más distante, estos autores desarrollan uno de los más interesantes debates en torno a las propuestas políticas de la izquierda contemporánea, a saber: democracia radical o comunismo.

Laclau ha realizado un desarrollo teórico del populismo, alejándose de las miradas peyorativas y rescatandos sus potencialidades para pensar los procesos políticos en América Latina. Martínez y Reynares nos señalan cómo, lejos de reconocer al Estado exclusivamente como lugar de dominación, puede entendérselo también como posibilitador de un proyecto popular emancipatorio, a través de un proceso democratizador que tienda a radicalizarse.

La idea de Democracia radical lleva en su interior la creencia de que la eliminación del antagonismo social es imposible, es decir, no existe una comunidad cerrada sobre sí misma. Es en este sentido que Žižek la entendió, como un mecanismo que posibilita vivir con la falta, con identidades que siempre fallan.

El capítulo escrito por Roggerone, nos sirve de guía para comprender las transformaciones que se dan en el pensamiento de Žižek. Si bien al principio desarrolla su propuesta siguiendo a Laclau y adhiriendo a la “Democracia Radical”, en otro momento, Žižek intenta re-actualizar el proyecto comunista. Esto lo lleva a enfrentarse cara a cara con el problema del Estado y de la democracia. Es en este momento cuando se distancia de Laclau, con la idea de que la “Democracia” impedía cualquier intento de transformar radicalmente la sociedad y las relaciones capitalistas. La izquierda, propone, debe abandonar su creencia en la posibilidad de una inmediata democracia limpia y transparente. De la mano con la “desfetichización de la democracia”,  Žižek aboga por la “desfetichización de la violencia”; es mediante el uso de esta última que la dictadura del proletariado debe transformar el Estado. De lo que se trata para el verdadero revolucionario es de utilizar el Estado pero desde fuera.


IV

Una lectura hegemónica de aquellas ideas que brotaron en la Francia de los años 60, ha resultado  en una concepción anti-estatalista del posfundacionalismo. Cuarenta años más tarde, fueron los procesos políticos latinoamericanos los que dieron cuenta de la capacidad del Estado para la constitución de nuevos sujetos políticos. Cuarenta años más tarde, la soberanía dio lugar a la justicia. Cuarenta años más tarde, lo político desborda el marco teórico, porque fue a través del Estado que -en su ruptura- se nombró lo heterogéneo. En Latinoamérica un Estado se constituye Plurinacional. El Estado impulsa la creación de comunas como instituciones políticas otras. El Estado reconoce la diversidad de género e identidades a través de la ley, máximo instrumento de orden y regulación. Es al calor de estas, entre muchas otras transformaciones, que se escribe este libro.

Los procesos políticos interpelan a la teoría y la teoría responde intentando pensar -y disputar- el sentido de aquellos, su profundidad y su capacidad emancipatoria. Los autores responden a este desafío y hacen carne la idea de que teoría y política, no constituyen dos polos separados y opuestos, sino que se necesitan, se contaminan y por fin, se confunden.

Bibliografía


[1] Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales - Universidad Católica de Córdoba